-Run with me. (Final)-

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Este capítulo será más largo de lo normal, disfruten.


🍂🐈

Las maletas listas, mis ánimos alzados, mi cuerpo moverse con prisa y mirar por la ventana en una mirada rápida cada vez que entraba a mi habitación, buscando en algún lugar la trampa, para ver si en verdad esto era real, si no era un sueño. 

Estaba moviéndome a mi maleta, la cual ya estaba cerrada. Mientras en una mochila de mano, echaba las cosas más cotidianas, como mis cargadores, mis cables, audífonos, algunas cosas de aseo, y demás. Cosas que en realidad necesitaba más a mano. 

Estaba listo, y mis padres estaban sentados en el sofá de abajo. 

Así que allí me fui, mirándolos desde arriba, tratando de ver que hablaban. Estaban riendo, y cuando me vieron bajar sonrieron muy abiertamente, mi madre abrió los brazos y corriendo fui a ella. La abracé, sintiendo su aroma a frutas, el que siempre ocupa como perfume. Un olor tan característico que me recuerda a cuando era pequeño, me contaba cuentos mientras me miraba a los ojos, repitiéndome lo hermosos que eran, lo mismo que mi padre tiene, y que tanto admira, lo mismo que la enamoró. Siempre me lo ha dicho, y por más que lo repitiera, nunca encajó en mi cabeza. 

Me separé de ella, y sonreí. Luego a mi padre, quien estrechó mi mano, con las dos grandes suyas, envolviéndolas en un calor especial. 

Escuché el timbre sonar. Mi corazón dio una especie de revuelto, como si estuviera riendo en mi pecho, como si estuviera en pleno ataque de risa, haciéndome vibrar como nunca, haciendo una especie de sonido que representaba mi emoción, y sobre todo entusiasmo por la persona que estaba al otro lado de la puerta. Abrí la puerta, mientras veía entrar con cierta timidez a Mingyu. Suspiré de alivio al verlo sonriente, era un paisaje desbloqueado cuando lo hacía, cuando mostraba esos colmillos relucientes bajo cualquier luz en frente de mi, con ese brillo especial, y esos labios carnosos y finos, que me llamaban a besarlo a pesar de el ambiente en el cual estábamos. 

Sonrió al ver a mis padres, entró un poco, y mis padres se levantaron. Ellos lo estrecharon en sus brazos, no sé porqué, pero se veían tiernos, se sentía como si estuviera siendo integrado dentro de mi familia, a pesar de todas las adversidades. El ambiente era acogedor, cálido, perfecto. Se separaron, y mi padre palmó los hombros de Mingyu, mirándolo con compresión, formando una sonrisa al final.

—Que no le pase nada, Mingyu. Ya eres parte de nosotros, no quiero nada raro.—Sonrió, mientras Mingyu sólo asentía. 

Mi madre sonreía a la lejanía. 

Mingyu se fue a mi lado, tomó de mi mano, llevándome a mi propia habitación. Tomé mi mochila, y la colgué en mi hombro, él bajaba de mi cama la maleta, y cuando lo hacía, yo miré mi escritorio. Había olvidado mi cuaderno, con mis lápices. Estaba dudando en si llevarlo. 

—¿Se te queda algo?—Preguntó mientras sonaba el fierro de la maleta subirse, para llevarla arrastrando.

—No sé si llevar mi cuaderno.—Dije con seguridad, mientras él sólo se quedaba a mi lado mirándome, con la maleta inclinada.—Mejor no, será una pérdida de tiempo.—Murmuré mientras me giraba para colocarme la mochila bien y luego salir.

—Claro que no, allá hay paisajes muy lindos, no creo que quieras perdértelos. ¿No es así? Además me gustaría verte dibujar, de seguro lo haces genial.—Se devolvió a mi escritorio, levantó mi cuaderno, y me dio vuelta a mi para guardarlo en mi mochila a la vez que los lápices guardados en un pequeño bolsito, que cabía en mi mochila.—Listo, ya podemos irnos.—Susurró en mi oído, mientras besaba un poco mi mejilla. 

-Eyes-Where stories live. Discover now