-I can try for u-

1K 127 10
                                    

🍂🐈

No puedo.

No debo seguir, no debo caer en el mismo error de hace dos años. 

Sí, fue hace tiempo, pero sigo pagando las consecuencias, que la verdad no tienen nada de mi culpa, yo no hice nada, a parte de romper en una relación completamente tóxica, molesta, o demás. No me agradaba Yong, y cuando comencé a salir con él, la verdad, no fue malo. Hasta que me engañó por primera vez. Me rogó perdonarlo, como era un imbécil de mierda, lo perdoné. Cosa de lo que me arrepiento. 

Y cuando ya cometió lo mismo, yo no lo perdoné, ahí fue cuando lo deseché de mi vida, no lo quería volver a ver. Pero eso que yo no quería que pasase, me pasó, hizo que lo odiara más, viéndolo todos los días de mi miserable existencia. 

Si pudiera hacer desaparecer a una persona.

Sólo una.

Sin pensarlo sería él. Sin recapacitarlo. 

Me estorba, me molesta, es una puta mierda. 

Un día más, me encontraba en el suelo, hecho una pequeña bolita, mientras los pies arremetían con mi estómago y sobre todo espalda. Me dolía, pero sólo podía actuar con mi autoprotección, que es hacerme bolita como un pequeño armadillo, una pequeña tortuga en su propio caparazón. 

Estaba harto, y cuando algunas patadas cesaron, me levanté, afirmándome de la reja que estaba a mi lado. Pues estábamos en el patio, en un rincón, en medio del recreo, se supone que tenía que ir con Mingyu, pero ellos me pillaron antes. 

Me aferré a aquella reja, que la verdad, era horrible, más de una vez me han golpeado contra esa reja un lugar poco digno y horrible para mi. 

—P-Por favor...—Dije bajito, mientras tosía, me dolía demasiado todo el cuerpo.—P-Paren. N-No puedo más.—Completamente suplicante, me dieron una última patada, que hizo que cayera de nuevo al suelo, dejando completamente mi intento de pararme inútilmente.—Y-Yong...—Dije ya un poco recuperado después de aquel golpe que no vi venir.

—¿Me llamaste pequeño?—Se acercó a mi, agachándose a mi, mientras que me trataba de sentar encima de la reja, posando toda mi espalda lastimada en la malla de metal. Tosiendo y tratando de tomar aire. Estaba moreteado, con el labio partido, y mi mejilla lastimada. Sin mencionar el resto de mi cuerpo.—Vamos amorcito, dime lo que pasa.—Pasó una mano por mi mejilla, me daba completo asco. Un chicle en su boca se escuchaba masticar. Su aliento chocaba con mi rostro. Su mano acariciaba mi rostro, me daba tanto asco, que tenía ganas de patearlo. 

—Cállate hijo de puta. ¡Déjame tranquilo de una puta vez! ¡Y no me vuelvas a decir así!—Grité, dejando caer una lágrima que era una mezcla, y el resultado de mi impotencia y dolor junto. Era un sentimiento en el pecho, que no era de dolor físico, si no de completa impotencia al no poder hacer nada.—Mejor vete a conseguir una novia por ahí. Yo era feliz antes de conocerte, pedazo de mierda.—Le escupí. No dijo nada, sólo callo. Sonrió, limpiando la saliva que yo molesto le había tirado. 

—Veo que así no puedes cambiar. Ni a golpes ni nada. Eres malditamente terco. Aún así, tu vida siempre fue una mierda. No me culpes a mi de nada.—Fruncí mi ceño, provocando un dolor en mi sien. Me dolía todo como los mil demonios.—Mejor púdrete acá. Maldito imbécil, fracasado.—Me pateó más suavemente mientras se levantaba dejándome tirado, llenos de heridas que de seguro dejarían su propia marca. 

Estaba acelerado, y cuando aquella adrenalina desapareció, mi cansancio me sumió en dejarme completamente desmayado sobre la reja helada. 



🍂💥


Un movimiento sobre mi me despertó de aquel profundo "sueño" que había sumido mi cuerpo para dejar de sentir dolor por unos minutos u horas. Miré a mi alrededor, viendo un rostro conocido. Bastante conocido. La persona a la cual de a poco le voy dando mi confianza, estaba delante de mi, tomando mi brazo, revisando mi cuerpo demacrado sobre el metal. 

—¿Wonwoo? Despierta...—Pasó una mano por mi rostro, mientras yo tragaba saliva para intentar responder.

—¿Mingyu?—Dije muy seco.

—Vamos a enfermería, no es bueno estar acá.—Me levantó, mientras gritaba nombres, que en realidad ignoré. 

Otras manos me ayudaron a mantener mis pies y no caer, mientras me sostenían. Varias voces abrumadoras se podían escuchar, lejanas y completamente difusas. Estaba muriendo vivo. Hace tiempo no me daban tal paliza, si bien es cierto que me han golpeado varias veces, hace tiempo no me habían dejado tan mal. 

Tan mal como para ser incapaz de pararme. 

Siento un dolor en la parte de mi torso. Me duele...

Y un ardor en mi mejilla.

En resumen, soy un desastre. 

Una almohada blanca estaba siendo el lugar de acogida de mi cabeza. Una mano tomó la mía, acariciando mis nudillos. Mientras unas voces que no tomé en cuenta conversaban sobre mi. Varias manos se posaron sobre mi, vendando o pasando diferentes cremas sobre mis heridas. 

—¿Quién te hizo esto?—Dijo Mingyu un poco enojado, mientras acariciaba mi mano, sin importarle el hecho de que la enfermera estaba ahí mismo.

—Los mismos de siempre. N-No le digas a nadie.—Murmuré, mientras la enfermera dejaba la cama para poder volver a su escritorio.—Si le dices a alguien, me harán la vida imposible.—Susurré, mientras él tenía un rostro completamente triste, apenado, con los ojos bajo una capa delicada de lágrimas que saldrían si no tenía cuidado con sus emociones.—S-Sólo hazme caso.—Cerré mis ojos, mientras sentía un pequeño sollozo sonar. 

—No puedo, no puedo dejar que te golpeen así. No lo mereces, tengo que decirle a alguien.—Se separó de mi, tomando una mochila que mi mirada antes no había notado.

—¡Mingyu no! Entiende por favor. No puedo hacer eso, me van a matar. Por favor, confía en mi.—Mi cuerpo dolía, y no podía moverme como para detenerlo.

—Confío en ti, pero no puedo dejar pasar esto. ¿Tú confías en mi?—Me miró, mientras colocaba su mochila sobre su hombro, esperando mi respuesta.

Me quedé en silencio, mientras me miraba, esperanzado a alguna respuesta de mi parte. Hasta que claramente suspiró, viendo mi al parecer indiferencia. 

—Ya veo, entonces será mejor que deje de preocuparme por ti. ¿Estás bien con eso?—Una pequeña, delgada, discreta lágrima pasó por un segundo por mi mejilla.—Si no vas a responder, no sé para que me molesté en ayudarte.—Frunció su ceño, tomando firmemente sus cosas. Me dio una última mirada de despedida, pero mezclada con enojo, mientras se iba, despidiéndose educadamente de la enfermera antes de franquear la puerta. 

Las palabras no salían de mis labios. 

Quería decirle tantas cosas. 

Como el hecho de decirle que confío en él, como para poder decirle todo sobre mi.

¿Por qué soy tan imbécil?

-Eyes-Where stories live. Discover now