-Silence please...-

482 72 7
                                    

⭐️🐶

Cuando mi madre se estaba subiendo al auto, sintiendo sus tacones aproximarse y abrir la puerta, el aire se me fue. Los gritos se avecinaban, lo veía venir, con un enojo que estaba claro en sus acciones, tanto al cerrar la puerta, como mover la palanca de cambio. Me dio hasta miedo cuando pasó el cambio para partir, estaba seguro de que podía arrancar la palanca o el volante. 

Y como pensaba y precedía me empezó a gritar.

—¡Sigo sin entender como puedes estar con una persona tan absurda como él! ¡No tiene ninguna gracia!—Gritó, mientras giraba el volante, andando y doblando en las calles. Todo el rato miraba mi brazalete, suspirando y respirando, tratando de calmarme.—¡Deja de suspirar y dime por qué!—Exigió con su voz firme y encolerizada. 

—¡¿Por qué debe haber una razón por la cual amar a alguien?! ¡No tiene sentido! ¡Yo amo a quien quiera por mis razones, y él es mejor persona que he podido encontrar en mi vida! ¡Si no es lo que a ti te parece te puedes ir bien a la mierda mamá!—Grité con todas mis fuerzas, estaba seguro de que aquel grito salió fuera del auto espacioso. Estábamos parados en un semáforo, ella me miraba, mientras nos manteníamos en rojo.—¡No tiene sentido! ¡Déjame amar a quien yo quiera! No me interesa si esa persona es un chico. ¡¡Por qué mi corazón me dice que lo amo!! ¡Y le haré caso a mi corazón no a ti!—Grité una vez más desgarrando mi voz. Me calmé, tragando saliva, aliviando un poco mi garganta desgarrada, sobando con mis dedos el brazalete que me había dado Wonwoo. 

—¿En serio crees eso? ¿En serio crees que es normal sentir eso por un chico?—Alcé mi mirada. Ella no entendía.

—Sí, en serio creo que es normal. ¡Tan normal como el hecho de que papá ame a una persona tan repugnante como tú!—Grité una vez más, mientras me aceleraba. Acabo de dar un golpe bajo. Su mirada me lo decía. 

—¿En serio lo crees así? Vaya... Pues al menos lo que yo hago no está prohibido.—No aceleraba luego de esas palabras, a pesar de que el semáforo estaba en verde. Las bocinas tocando se escuchaban con claridad y fuerza detrás de nosotros.—Sabes que está mal, y sabes que debes dejarlo. ¡Deja a ese bastardo!—Mis ojos se abrieron lo bastante como para ver su cara seria y rodando sus ojos. Cuando iba a arrancar, a punto de mover la palanca de cambios la detuve. A pesar de las bocinas incesantes de los demás autos detrás. Nuestra discusión era más importante que un puto semáforo de mierda. 

—Repítelo. Repítelo o te juro que nunca más nos movemos de aquí.—Susurré, atrapando su mano suave, con brusquedad, la cual estaba sobre la palanca a punto de arrancar.—¡No te escucho!—Exclamé con furia.

—Lo siento.—Suspiró, quitando mi mano sobre la suya.—Que no se te olvide quien soy. Soy tu madre, Mingyu. No me pierdas el respeto. Yo no te eduqué así.—Dijo enojada.

—Que bueno que no me hayas educado así, porque si no nunca sería feliz. ¡Con la persona que amo! ¡¿No es así mamá?! ¿En verdad crees que soy feliz?—Pregunté para mi mismo. Apoyé mi codo en la ventana y me dediqué a mirar las oscuras calles que eran alumbradas por las luces públicas, dando un aspecto bastante deprimente para mi vista. Aún así, en el vidrio brillaba el brazalete, y me hizo sonreír al verlo. Mi corazón se calmó, sabía que Wonwoo me apoyaba aunque no estuviera aquí. Sentía como si su presencia estuviera ahí. Algo así como eso. Creo que el brazalete ahora es una de mis cosas más especiales. 

Cuando llegamos a casa, no me demoré en entrar, darle un cabeceo a mi padre al entrar, y luego subir muy enojado las escaleras, zapateando de una forma que hacía resonar con brusquedad el material de las escaleras, de una madera bastante delicada y linda. Estaba más que furioso y los humos no se me calmarían con facilidad. 

No sé si estoy más enojado conmigo mismo o con ella. No sé si yo soy el equivocado acá. Pero sé que lo que siento por Wonwoo es completamente real, no puedo esconderlo ni mentir para encubrirlo. Lo odiaría, odiaría pasar el resto de mi relación con él escondiendo lo que somos, sin poder tomar su mano al caminar, ni besarlo en los suaves labios que me recuerdan a los malvaviscos que son la cosa más suave que mis labios han saboreado y probado. 

No podría dejarlo para nada. No es justo. ¿Por qué todos pueden amar menos yo? 

¿Por qué debo restringir mis sentimientos porque supuestamente están equivocados?

Yo no encuentro ninguna falla en amar a la persona que se robó mi corazón. ¿No es cierto?

Me encerré en mi pieza con un portazo, que de seguro llamaría la atención tres cuadras abajo. Me sentía mal, completamente mal, como si estuviera cometiendo el mayor error de mi vida al amar una persona. No sabía con exactitud lo que tenía que hacer. Me siento inseguro de acudir a quien sea. 

Me coloqué mi pantalón de chándal negro, y una remera gris. Me recosté en mi cama. Levanté mis brazos, viendo el brazalete caer hacia arriba de mi brazo. Me senté en la cama, y lo tomé con mi otra mano opuesta. Sonreí tontamente y me recosté esta vez con una sonrisa en la cara. 

Escuché como alguien tocaba mi puerta. No me levanté, me quedé callado. No quería responderle a mamá, no si me iba a gritar más, claro que no lo deseo. No respondí al toque de puerta. Pero de todas formas un cuerpo se asomó. Mi madre estaba ahí. Suspiré y miré el techo, no tenía ánimos para seguir hablando. Me sentía impotente, y demasiado como para poder hablar de nuevo del tema.

—Hijo... ¿Podemos hablar?—Preguntó sentándose en mi cama, mientras yo alejaba mi cuerpo de ella.

—No si me vas a gritar.—Miré por la ventana que estaba al lado de mi cama, no quería mirarla a los ojos, me dolería, recordaría a Wonwoo, y mi imposibilidad de poder ser felices juntos, la impotencia y dolor de decirle que no puedo abrazarlo o invitarlo a casa por mi madre. No poder decir que vayamos a salir sin tener que mentirle a mi madre. ¿Era justo para mi?

—No te gritaré... Quiero hablar...—Acarició mi brazo.

—Pues tampoco quiero. ¿A caso no entiendes lo que has hecho?—Asintió, mientras que yo me quedaba callado.—El daño ya está hecho. Si no quieres ser más mi madre sólo porque me gusta un chico está bien, no es necesario que me lo digas. Mis sentimientos por Wonwoo no cambiarán.—Susurré.

—Sé que no cambiarán, yo cambiaré. Aceptaré todo lo que quieras. Ahora te entiendo, se nota que lo quieres mucho... No diré más, puedes invitarlo a casa a comer... Quizás el próximo fin de semana, cuando estés ya de vacaciones de verano.—Se levantó, y sin más se fue de mi habitación. 

No sé si estaba feliz, aliviado, nervioso o entusiasmado. Tal vez un batido de todo ello. ¡No podía ser más feliz en este momento!

Tomé mi móvil, llamé a Wonwoo lo antes posible. Y cuando no recibí respuesta, corté. Miré la hora, de seguro estaba durmiendo. 

Me recosté de nuevo en mi cama, miré el techo y sonreí. 

Esta semana que venía, era la última de las clases. Era la última para luego tener la libertad por un tiempo limitado. Estaba feliz por eso, pero nervioso. ¿Qué pasaría con nosotros en las vacaciones?

Cada uno saldría con su familia, el próximo año sería el último de la escuela, ¿Duraríamos a pesar de las vacaciones o de todo...? Mis ánimos se bajaron luego de pensar en eso. Mi pecho se sintió pesado, como si una tonelada de dolor se colocara. Tenía miedo, del futuro, de lo que yo quería hacer o estudiar. Si él estaría preparado para mantener una relación completamente seria, más de lo que ya es. Mis palabras mentales me dolían, y las imágenes formadas rápidamente por mi cabeza me apuñalaban el corazón, una, dos, tres veces y más. No podría aguantar que él se fuera, no era justo, no podría aguantar aquella puñalada. 

Y si fuera así...

¿Quién sería el otoño y primavera de mi vida?

¿Quién me miraría con dos lados opuestos hermosos que me llaman a ser mejor?

No sé que hacer para que mi mundo no se vaya.


-Eyes-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora