Capítulo 3

1.3K 145 27
                                    


—Lee Hyejin —me llamó el director.

Nae —respondí suavemente.

—Kim Taehyung.

—¿Qué? —respondió.

El director suspiró y nos dijo que nos sentáramos.

—¿Puedo saber qué está pasando? —nos preguntó el director a los dos.

Taehyung me señaló y yo también le señalé.

—Me ha puesto un lagarto falso en la mochila —expliqué.

—Y ella me lo lanzó.

—Tú empezaste primero, ¿quién te dijo que pusieras esa lagartija en mi mochila?

—Cállate, fue tu culpa, ¡no me escuchaste!

Los dos teníamos algo que decir del otro, me puse de pie y le grité, él hizo lo mismo.

—¡CHICOS PARAD! —gritó la Sra. Gil. Pero no podíamos escucharla, ya que estábamos demasiado ocupados discutiendo.

—¿Esperas que te deje copiar mis...?

Dejé de hablar porque me cubrió la boca. Luego miró a la Sra. Gil, que tenía las cejas fruncidas mientras nos observaba fijamente.

—¡¿Es que no tenéis ningún respeto?! —finalmente habló—. ¡Limpiad los baños cuando acaben las clases, no os vayáis hasta que terminéis! ¡¿Me habéis oído?!

—Pero Sra. Gil...

—NO HAY PEROS QUE VALGAN. SALID AHORA —gritó.

Taehyung abrió la puerta. Salió de la oficina y dio un fuerte portazo detrás de él.

Avergonzada me giré hacia la Sra. Gil y el director.

—Lo siento mucho —me disculpé educadamente y me fui arrastrando los pies. Por el rabillo del ojo, pude ver a la Sra. Gil y al director negar con la cabeza.

Salí de la oficina y corrí tras Taehyung.

—¡OYE! —exclamé. Se dio la vuelta.

—¿Qué?

—Tú... —Jadeé debido a que me quedé sin aire—. Eres realmente...

—Tienes una resistencia muy baja —comentó.

—¡Yaaaaah! ¡Tú! ¡Tengo que limpiar los baños por tu culpa! ¿Sabes lo asquerosos que son los baños? Uggghh —gimoteé, a punto de llorar.

—Pff, que debilucha —se rio entre dientes y se dio media vuelta para volver a clase—. No me importa —dijo de espaldas a mí.

Puse los ojos en blanco y fruncí el ceño.

Entonces me di cuenta de algo, estaba caminando muy despacio.

—¿Por qué estás caminando así? Mi abuela puede caminar más rápido que tú.

—Tu abuela está muerta.

—¡NO LO ESTÁ! —le golpeé en el brazo—. Mi abuela todavía vive en su pueblo. La visitaré algún día.

Se rio entre dientes, maliciosamente.

—Si tú lo dices —dijo—. No voy a caminar rápido. Toca clase de ciencias y no he hecho el trabajo que teníamos de deberes. La Sra. Jin se enfadará y me hará reflexionar sobre: por qué no hice los deberes; por qué no tomé apuntes y ya sabes, lo típico, así que ahora voy a dar un paseo por el instituto.

—¿Tenemos que hacer un trabajo? ¿Sobre qué? —pregunté.

—Guau, eres peor que yo.

Como no había hecho ningún trabajo para la clase de ciencias, bueno, tampoco sabía que tenía que hacerlo, decidí dar un paseo por el instituto junto a él. Sinceramente, no sé por qué elegí caminar con él. Solamente lo hice.

Fuimos al aula de música, era incómodo, nadie estaba en la planta donde nos encontrábamos, estaba tranquilo y no hablamos en absoluto. Luego, en esa misma clase vimos un piano enorme.

Corrí hacia él y me senté.

—¿Sabes cómo tocar esto? —levantó una ceja y se apoyó en el piano.

—Sí —respondí, poniendo mis dedos sobre las teclas.

Toqué una pieza que solía dominar. Cerré los ojos y seguí tocando sin problemas, incluso con los ojos cerrados podía sentir qué teclas tocar.

Podría decir que estaba muy impresionado por mí, su cara se quedó en blanco y su boca estaba abierta.

—Cierra la boca o te entrarán moscas—dije cuando terminé de tocar.

Lo pillé mirándome fijamente. Bajó su mirada y su rostro se quedó inexpresivo.

—Vamos —dictó.

—¿A dónde? —pregunté, cubriendo las teclas del piano mientras me levantaba para seguirlo.

Él no habló y sentí curiosidad por saber a donde se dirigía.

Llegamos a un almacén, lejos de las clases. Estaba en el mismo piso, el tercero, y seguía estando todo muy solitario.

—Esto —prosiguió—, es mi escondite secreto.

—Va...le... —respondí algo incómoda y entré. El almacén estaba lleno de cajas desordenadas, además había botellas vacías y algunos cigarrillos por ahí. Vi papeles tirados por el suelo, grafitis en las paredes, y entendí que él había sido el autor. Era un sitio lleno de trastos, pero era bastante cálido, un lugar perfecto para quedarse cuando hiciera mucho frío.

—Cuando llegué por primera vez a este instituto no tenía a nadie —habló repentinamente—. Encontré este lugar y me quedé aquí, todos los días durante los recreos. Hasta que encontré a Jimin y Jungkook. Ahora vienen a este lugar a fumar también.

—¿Tú fumas? —jadeé.

Sonrió y sacó un cigarro del bolsillo para después llevárselo a la boca. Estaba a punto de encender el otro extremo del cigarro cuando golpeé su mano y tanto el cigarrillo como el mechero cayeron al suelo.

—Ahora no, no soporto el olor a humo —expliqué cruzándome de brazos—. Entonces, ¿por qué me cuentas todo esto? —le pregunté.

—No lo sé, sentía la necesidad —me contestó.

De repente se acercó a mí y susurró con su voz grave y profunda:

—Es un secreto entre nosotros, no se lo digas a nadie.

Sacó su dedo meñique y esperó a que lo entrelazara con el mío.

Me sentí bastante rara. Siempre nos estamos peleando, supuse que se había dado un golpe en la cabeza. Lentamente llevé mi dedo meñique y lo entrelacé con el suyo, y automáticamente sonreí. Él también sonrió, fue la primera vez que lo vi hacerlo.

Quiero decir, él siempre sonríe, pero única y exclusivamente por maldad.

Esta vez, lo vi sonreír de verdad, parecía puro, inocente, como un niño pequeño.

Solté su dedo meñique y me senté en una pila de cajas.

—Puedes venir aquí cuando quieras, y descargar tu ira, tristeza, etc. —enumeró. De verdad que no parecía ser el Taehyung que conocía.

La campana del instituto sonó y ambos salimos del almacén.

Caminábamos y no pude dejar de pensar en lo que acababa de suceder cuando de repente se detuvo y se giró hacia mí.

—¿Qué? —dije.

—¿Qué? ¿Quieres verme mear? —me preguntó, hasta que me di cuenta de que estábamos en frente del baño de hombres.

Me di la vuelta rápido y regresé a clase.

Ugh qué vergüenza.

Mr Arrogant || kth. » libro 1 (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora