Capítulo 22

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Fue un día agotador, las actividades acabaron a las siete y media de la noche. Todos cenamos en la cafetería del instituto y cuando terminamos de comer nos fuimos a duchar. Como las duchas estaban llenas, acabé duchándome a las diez menos cuarto. 

Después de lavarme, me sequé el pelo con una toalla lo más rápido que pude. Me puse una camiseta blanca lisa con un par de pantalones cortos azules que normalmente uso para dormir.

Me dirigí a la zona de acampada y a mi tienda. Compartía la tienda con otras dos chicas: Mina y Shinhye. Cuando entré, las dos ya estaban profundamente dormidas, ya que se habían duchado mucho antes que yo. 

Me acosté entre las dos y cerré los ojos antes de quedarme frita. 

**
Eran aproximadamente las dos de la madrugada cuando de repente me desperté con ganas de ir al baño. Como el edificio estaba oscuro no me atreví a ir sola. Por lo tanto, intenté despertar a Shinhye, pero no se inmutó ante mis susurros. 

Cambié de posición para intentarlo con Mina. 

—Choi Mina, yaahh, necesito ir al baño urgentemente. Solo sígueme, seré rápida —dije para despertarla. 

En lugar de ayudarme, me hizo callar y volvió a dormirse. 

Suspiré. Me estaba meando encima. Reuniendo un poco de valor, cogí mi linterna y fui en busca del camino que llevaba a los baños entre tanta oscuridad. 

El recinto escolar daba más miedo de lo que pensaba. No todas las luces estaban encendidas, reinaba la oscuridad y el silencio. No había nadie alrededor, ni siquiera los profesores de guardia, se habían quedado dormidos. 

Rápidamente me dirigí al baño, encendí las luces y me encerré en el primer lugar libre que encontré. Sentí el alivio recorrerme el cuerpo, muy rápido. 

Cuando terminé, me lavé las manos y me hice un moño algo desordenado. 

Estaba a punto de salir del baño cuando de pronto escuché pasos en el pasillo. Pensaba que era mi imaginación, pero el ruido se hizo más fuerte y más claro. Me sentía reacia a la idea de volver a la tienda. Estaba un poco asustada. Mis piernas temblaban de miedo. 

Respiré hondo y decidí salir del baño, de puntillas. No avancé más de dos metros cuando se presentó ante mí una figura. 

—¡¡¡AAAAAAAARGGHH!!! —grité, cubriéndome los ojos con las dos manos, muerta de miedo porque creía que tenía un fantasma enfrente de mí. 

—¿Michyeoseo? (¿Estás loca?) —dijo. 

Se me heló la sangre. Me froté los ojos y volví a mirar. Aissh es ese niñato. 

—¡Ah, kkamjjakiya! (¡Me has asustado!) —Fruncí el ceño a Taehyung y solté un suspiro de alivio—. ¿Por qué te has puesto la capucha? ¡Pensaba que eras un fantasma!

Soltó una risa corta.

—No quiero que me vean. 

Sacudí la cabeza y luego me di cuenta de que tenía algo entre las manos: una caja de cigarrillos. Al notar que lo estaba mirando escondió la caja tras su espalda. 

—¿Taehyung? ¿Estás fumando otra vez? —pregunté. 

Él miró hacia otro lado. 

—Me prometiste que no volverías a fumar nunca más —le dije y crucé los brazos. 

—Shhh, alguien podría escucharte —susurró, mirando a su alrededor—. ¿Y a ti qué te importa si fumo o no? Es mi problema, no el tuyo. 

—Porque eres mi amigo —le dije—, y lo prometiste. Las promesas no se pueden romper. 

—Ja, te equivocas. Las promesas están para romperse —respondió y se alejó de mí, caminando hacia las escaleras. 

Le seguí. 

—¿Qué quieres decir?

—¿Recuerdas que tu madre prometió llevarte a ver a tu halmeoni? Tenías muchas ganas, pero aun así ella rompió la promesa —comentó y encendió su mechero para ver mejor a donde se dirigía. 

Miré en silencio al suelo, tenía razón. 

—¿Por qué me estás siguiendo? —preguntó cuando llegamos al tercer piso. 

—No puedo dormir —respondí. 

Llegamos a su escondite habitual: el almacén. Entramos y encendimos las luces. 

Me senté en una pila de cajas, y él se acercó para sentarse a mi lado, también en un montón de cajas de cartón. 

Suspiré y levanté la vista cuando me di cuenta de que Taehyung había tragado saliva después de estar mirando mis piernas. 

—¡Yah! ¿Qué estás mirando? —grité 

—Uhm, nada. Quién te ha dicho que te pongas unos pantalones tan cortos para dormir —espetó y miró hacia otro lado. 

Puse los ojos en blanco e intenté encontrar algo para cubrir mis piernas descubiertas, cuando Taehyung, de repente, se quitó la chaqueta. 

—Yahh, coge esto y tápate —ordenó. 

Le arrebaté la chaqueta gris y me senté, cubriéndome las piernas con ella.

—¿Cómo está tu mano? —preguntó.

—Está bien, gracias —respondí y sonreí levemente. 

Pabo Jinnie, ¿cómo te quemaste? —cuestionó. 

Me mordí el labio. 

—Uhm, bueno, solo estaba comprobando si el fuego aún estaba encendido, pero sin querer volqué la olla y luego el agua caliente cayó sobre mi mano, así que, bueno. 

—Eres muy tonta —dijo, y puse los ojos en blanco. 

—Así que no vas a fumar, ¿verdad? —indagué. 

—Da igual. Como tú estás aquí no voy a fumar. ¿Por qué no te preocupas mejor por ese chico tan guapo, Seojun? —tanteó Taehyung y se recostó contra los estantes. 

—Oh, cállate —le dije—. ¿Por qué siempre lo mencionas? ¿Por qué te peleas tanto con él? ¿Puedes dejar de hacerle daño? —repliqué, pero aún controlando mi temperamento. 

—Oh, wow —dijo—. Mira quién defiende a su novio. Qué bonito. ¿Cómo sabes que fui yo quien empezó la pelea?

Lo miré con ira. 

—¡¿Puedes parar?! 

—¿Qué? ¿No deberías estar feliz porque apoyo vuestra relación? —habló sarcásticamente Taehyung. 

Me puse de pie y fruncí el ceño, pero no se me ocurría ninguna contestación. Estaba demasiado enfadada, terminé volviendo a mi tienda echando humo por las orejas.

Me acosté en el saco de dormir, luego me di cuenta de que todavía tenía la chaqueta de Taehyung. 

La chaqueta huele como él. 

Suspiré y me quedé dormida abrazando la chaqueta.

Mr Arrogant || kth. » libro 1 (Traducción)Where stories live. Discover now