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Me siento sumamente incómoda, mi madre y su novio me miran atentamente esperando por una respuesta, yo estoy petrificada en mi lugar, por mucho que quisiera decir algo, las palabras simplemente no salen.

Ninguno de los dos aparta su mirada de mí hasta que oímos la puerta principal abrirse y el pánico se apodera de cada célula de mi cuerpo. Miro a mi madre en busca de respuestas y ella la aparta, la veo morderse el labio inferior notablemente nerviosa.

—Llévame a casa, ahora —logro decir finalmente y al hacerlo la persona que acaba de llegar hace su gran entrada a la cocina. Sus ojos al instante se abren en sorpresa y luego esboza una sonrisa ladina.

—Qué agradable verte de nuevo, Minha.

Mi respiración se vuelve irregular cuando lo veo con intenciones de acercarse, mi garganta se seca y siento como mis ojos comienzan a picarme.

Vamos Minha, no llores, no entres en crisis, no frente a él.

—¿No crees que va siendo hora de que arreglen sus diferencias? —la voz de Younghoon, el novio de mi madre, suena bastante seria, tal cual su expresión. Por otro lado, Hongjoon, detiene su paso.

—Mamá, por favor —Miro a mi madre suplicante, pero me da una mirada dura.

—Minha —la voz de mi madre suena amenazante—. Ven conmigo —comienza a caminar y yo voy tras ella, bajo la mirada atenta de ambos hombres.

Al estar ambas en su habitación cierra la puerta para darnos privacidad, voltea a verme y noto que su rostro no refleja expresión alguna, luego procede a acercarse al gran armario y comienza a rebuscar entre sus cosas.

—Llévame a casa —ella ignora mi petición y sigue con lo suyo, comienzo a mover mi pierna impacientemente—. ¡Mamá! —grito ya desesperada y al borde del llanto. Ella encuentra lo que busca y me lo lanza, yo tomo el hermoso vestido entre mis manos y comienzo a observarlo curiosa.

—Póntelo, cenaremos fuera —luego veo que se acerca con una caja entre sus manos.

—¡Me dijiste que él no vendría! —grito, importándome poco si ellos están ahí afuera.

Ella pone la caja sobre la cama y luego busca entre sus joyas.

—Escúchame bien, Minha —advierte—. Lo que haya pasado entre Hongjoong y tú me da completamente lo mismo, hoy es un día importante para nosotros, para mí —corrige—, y tú no vas a arruinarlo con tus niñerías —dice ya completamente cabreada, el tono dulce con el que suele hablar ha desaparecido por completo.

—¿Te da completamente lo mismo? —bufo incrédula ante las palabras que ha usado—. ¡Soy tu hija, por dios! ¿¡cómo puede darte lo mismo!? —grito pero ella ni se inmuta.

—Te doy 20 minutos, puedes usar mi maquillaje —guarda silencio por unos segundos y luego prosigue—. No, vas a usar mi maquillaje — ordena y sin más sale de la habitación dando un portazo.

Suelto un grito lleno de frustración y luego me acerco a la cama para abrir la caja, al hacerlo aprecio los lindos zapatos de tacón que hay dentro de ésta.

No quiero hacerlo, quiero irme a casa pero sería muy grosero de mi parte y mi madre se enojaría muchísimo. Si bien mi madre no es alguien violenta, por el contrario, es la mujer más dulce y amigable que pudiera conocer y por lo mismo no me parece apropiado dejarla sola pero tampoco quiero estar con él en el mismo lugar. No quiero siquiera respirar el mismo aire que ese ser.

Resoplo y algo indecisa observo el vestido y los zapatos, están muy lindos ciertamente, sé que mi madre lo ha elegido para mí y al parecer le hace mucha ilusión que lo use en éste día. Entonces, sin pensarlo más, me saco la camisa y el pantalón para poder colocarme el vestido. Éste se acopla perfectamente a mi cuerpo, delineando mi cintura y soltándose un poco más abajo, llega tres dedos por encima de la rodilla, y al verme al espejo quedó satisfecha, el color vinotinto me hace lucir un poco más pálida de lo que ya soy pero le resto importancia, también saco los zapatos de la caja y me los coloco, me quedan un poco más grande pero no es problema.

don't be a fool ; kang yeosang (ateez)Where stories live. Discover now