don't be a fool ; kang yeosang (ateez)

18

Aún sonriendo para mis adentros enciendo las luces de la sala de estar y lanzo mi mochila al sofá más cercano para luego voltear hacia Yeosang.

—Acomódate, iré por salgo de beber —él asiente para dejar su mochila en el piso al lado del sofá y yo me encamino hacia la cocina.

Tomo la jarra con jugo y un par de vasos, tomo también algunos hielos y luego sirvo el jugo.

—¿Quién es él? —me sobresalto al oír la voz de Yeosang pues no le había oído entrar, es muy sigiloso el desgraciado.

—Alguien sin importancia —es lo único que digo. Guardo la jarra con el jugo y me volteo extendiéndole un vaso a Yeosang.

—Parece que te afectó lo que dijo para ser alguien sin importancia.

—¿No sabes cuándo callarte, cierto?

—Nunca —sonríe sin mostrar sus dientes, sus ojos achicándose ante el gesto y yo lo encontraría adorable de no ser que se trata de un grandísimo idiota.

Bufo.

—¿No puedes dejar de hacer eso?

—¿Hacer qué? —pregunta inocente. Cómo si no lo supiera ¡Já!.

—¡Eso! —señalo—. Irritarme tanto hasta el punto en el que quiero arrancarte la cabeza.

—Ah, eso.

—Ih, isi —le remedo—. ¡Por supuesto que eso! ¿no puedes intentar entablar una amistad conmigo?, he intentado Yeosang, soportarte todo éste tiempo, ayudarte con las tutorías pero si sigues de ésta manera no creo que... —me interrumpo a mí misma cuando noto que su mirada ha cambiado, comienza a caminar hasta a mí y termina acorralándome contra la encimera.

—¿Y quién te dijo que yo quería ser tu amigo? —se mofa y yo bufo.

—Tampoco es como que yo quiera serlo, de todos modos —digo. Él me ve fijamente con una ceja alzada y paso saliva, algo en su mirada me hace estremecer y la cercanía de nuestros cuerpos tampoco me deja pensar muy bien.

—Bien.

—Bien —imito—. Ahora aléjate.

—No quiero —pongo los ojos en blanco ante el tono infantil que ha usado.

—No te pregunté si querías.

—Sabes... —acerca su rostro a mí cuello y siento como mi piel se eriza al sentir su respiración—. Es bueno que no me veas como un amigo... —siento como sus labios rozan la piel sensible de mi cuello a la par que habla.

—¿Q-qué crees que estás haciendo? —pregunto cuando siento que deja un beso húmedo en esa zona e instintivamente coloco mis manos en su pecho para intentar alejarlo, fallando en el intento.

Él apresa mis manos entre las suyas y sonríe contra mi piel, siento un escalofrío recorrer mi cuerpo y trago saliva.

—Yo podría ayudarte a demostrarle a ese tipo de allá afuera que no soy un niñato —frunzo el ceño ante sus palabras y alzo mi pierna lentamente para luego estrellar mi rodilla contra su entrepierna. Él al instante suelta un gemido de dolor y prácticamente se tira al piso soltando unas cuantas maldiciones.

—Escúchame bien, idiota —veo como se retuerce en el piso mientras cubre sus partes nobles—. Yo no tengo nada que demostrarle a él ni a nadie ¿entiendes?. Si no eres capaz de entender eso te puedes ir a la mierda con tus tonterías —él sigue cubriendo sus partes mientras suelta una que otra maldición por lo bajo. Yo tomo una bolsa con hielo y se lo lanzo—. Ponte ésto.