Capítulo 5

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El Centro de Entrenamiento tiene una torre diseñada exclusivamente para los tributos y sus equipos. Éste será nuestro hogar hasta que empiecen los juegos.

Cada distrito tiene una planta entera, sólo hay que subir a un ascensor y pulsar el botón correspondiente al número del tuyo. Fácil de recordar.

Sin embargo, aquél era una cosa oscura y ruidosa que se movía como un caracol y olía a leche agria.

Al parecer, las tareas de Effie no concluyen en la estación, sino que Haymitch y ella nos supervisarán hasta que lleguemos al mismísimo campo de batalla.

En cierto modo, es una ventaja, porque, al menos, se puede contar con ella para que nos lleve de un lado a otro a tiempo, mientras que no hemos visto a Haymitch desde que cerramos nuestro trato en el tren. Seguro que está inconsciente en alguna parte.

Por otro lado, es como si Effie estuviese en una nube es la primera vez que el equipo al que acompaña causa sensación en la ceremonia inaugural.

Alaba no sólo nuestros trajes, sino también nuestra conducta y, según lo cuenta, ella conoce a todas las personas importantes del Capitolio y ha estado hablando bien de nosotros todo el día, intentando conseguir patrocinadores

- Pero he sido muy misteriosa - dice, con los ojos entrecerrados - porque claro, Haymitch no se ha molestado en contarme su estrategia. Sin embargo, he hecho todo lo posible con lo que tenía que ______ se había sacrificado por su hermana y que los dos han luchado con éxito por superar la barbarie de su distrito

- ¿Barbarie? Es irónico que lo diga una mujer que ayuda a prepararnos para una matanza. ¿Y en qué basa nuestro éxito? ¿En que sabemos comportarnos en la mesa?

- Por supuesto, todos tienen sus reservas, porque son del distrito minero. Así que les he dicho, y ha sido muy astuto por mi parte: "Bueno, si se ejerce la suficiente presión sobre el carbón, ¡se convierte en una perla!"

Effie esboza una sonrisa tan resplandeciente que no tengo más remedio que alabar con entusiasmo su astucia, aunque se equivoque

- Por desgracia, no puedo cerrar tratos con los patrocinadores. Sólo lo puede hacer Haymitch - sigue diciendo ella, en tono lúgubre - Pero no se preocupén, lo llevaré a las negociaciones a punta de pistola, si es necesario

Aunque tenga muchos defectos, hay que admirar la determinación de esta mujer

Mi alojamiento es más grande que nuestra casa en la Veta; es lujoso, como el vagón del tren, y tiene tantos artilugios automáticos que seguro que no me da tiempo a pulsar todos los botones.

Cuando entramos en el comedor, Peeta, Cinna y Portia están de pie al lado de un balcón desde el que se ve el Capitolio. Me alegra ver a los estilistas, sobre todo después de oír que Haymitch se unirá a nosotros.

Una comida presidida por Effie y Haymitch está abocada al desastre. Además, en realidad el objetivo de la cena no es comer, sino planear nuestras estrategias, y Cinna y Portia ya han demostrado lo valiosos que son

Haymitch aparece justo cuando están sirviendo la cena. Parece que él también ha pasado por un estilista, porque está limpio, arreglado y más sobrio que nunca, al menos desde que lo conozco

No rechaza el vino, pero, cuando empieza la sopa, me doy cuenta de que es la primera vez que lo veo comer. Quizá sea de verdad capaz de controlarse lo bastante para ayudarnos

Cinna y Portia parecen ejercer un efecto civilizador sobre Haymitch y Effie. Al menos, se dirigen el uno al otro con educación, y los dos elogian sin parar el acto de inauguración de nuestros estilistas.

Tributos Del Capitolio [Petta Mellark Y Tú ]Where stories live. Discover now