Capitulo 26

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— ¿Te vas a probar tus vestidos de novia?

—Esta noche no, quizá mañana — miro a Katniss

—Espera a que llegue a casa, ¿vale? — menciona Prim

—Claro

Mi madre me da una taza de manzanilla con una dosis de jarabe para dormir y los párpados empiezan a caérseme de inmediato.

Me venda el pie malo, y Peeta se ofrece voluntario para llevarme a la cama. Empiezo a apoyarme en su hombro, pero estoy tan temblorosa que acaba llevándome en brazos escalera arriba

Me arropa y me da las buenas noches, y yo le sujeto la mano y lo retengo.

—No te vayas, quédate hasta que me duerma

Peeta se sienta en el borde de la cama y me calienta la mano entre las suyas

—Cuando no llegaste a la hora de la cena creí que habías cambiado de
idea

—No, te lo habría dicho —le aseguro.

Me acerco su mano a la cara y me
llevo el dorso a la mejilla. Huele a canela y eneldo, seguramente de los
panes que habrá horneado hoy

Pero noto que me duermo, así que sólo digo una frase más

— Quédate conmigo

Mientras los tentáculos del sueño me atrapan, lo oigo susurrar una
palabra que no llego a entender.

....

Una tarde, Peeta deja de sombrear una flor ya que últimamente hemos estado haciendo un libro sobre plantas el cual había iniciado mi padre me mira tan de repente que me sobresalto, como si me hubiese pillado espiándole, cosa que bien podría ser cierta.

—¿Sabes qué? Creo que es la primera vez que hacemos algo normal juntos

—Sí —admito con una sonrisa

El invierno ya llega a su fin cuando empiezo a usar el pie. Mi madre me
da ejercicios para hacer y me deja caminar sola un poco.

Una noche me voy a dormir decidida a ir al pueblo al día siguiente, pero, cuando me despierto, descubro a Venia, Octavia y Flavius sonriéndome

—¡Sorpresa! —chillan— ¡Hemos llegado antes!

Después del latigazo en la cara, Haymitch pospuso su visita dos
meses para que me curase.

Aunque no los esperaba hasta dentro de otras tres semanas, intento parecer encantada de que por fin haya llegado el momento de mi sesión de fotos nupciales.

Mi madre colgó todos los vestidos para que estuviesen disponibles, pero, para ser sincera, no me he probado ni uno.

Después de los histerismos habituales sobre el deteriorado estado de mi
belleza, los tres se ponen manos a la obra.

Su mayor preocupación es mi cara, aunque creo que mi madre hizo un trabajo extraordinario, ya que sólo queda una franja rosa pálido que me recorre el pómulo.

A pesar de todo, tengo que meterme en una bañera llena de una sustancia desconocida, aunque no tan asquerosa como otras, y en un segundo pasan al cabello y el maquillaje

Cuando terminan conmigo, lista para los vestidos, aparece Cinna para abrazarme y comprobar el maquillaje.

La cicatriz de la mejilla le llama la
atención de inmediato. No sé por qué, pero estoy segura de que no se cree la historia del hielo, aunque no la cuestiona.

— Cinna... Crees que esos vestidos se puedan agrandar después?...

El alza la ceja por un instante revisando mi rostro se limita a arreglarme los polvos de la cara y hace desaparecer lo que quedaba de la marca del latigazo

Tributos Del Capitolio [Petta Mellark Y Tú ]Where stories live. Discover now