Capítulo 29

1.2K 101 15
                                    

—No me gustan las joyas y tengo más dinero del que necesito ¿En qué gastas el tuyo, Finnick?

—Bueno, llevo muchos años sin vivir de algo tan ordinario como el dinero

—Entonces ¿cómo pagan por el placer de tu compañía?

—Con secretos —responde en voz baja

Se acerca tanto que sus labios casi entran en contacto con los míos

— ¿Y tú, chica en llamas? ¿Tienes algún secreto que merezca mi tiempo?

Por alguna estúpida razón me sonrojo, pero me obligo a mantenerme firme

—No, soy un libro abierto —le susurro— Todos parecen conocer mis secretos antes que yo misma

—Por desgracia, creo que es cierto —responde él, sonriendo Después
mira a un lado— Ya viene Peeta siento que tuvieran que cancelar su boda, sé lo muchísimo que debes sentirlo —Se mete otro azucarillo en la boca y se aleja tranquilamente.

Peeta aparece a mi lado, vestido con un traje idéntico al mío

—¿Qué quería Finnick Odair? —me pregunta

Me vuelvo y acerco mis labios a los de Peeta, dejando caer los párpados para imitar a Finnick

—Me ha ofrecido azúcar y quería saber todos mis secretos —respondo,
con voz seductora

—Puaj, ¿de verdad? —pregunta Peeta, entre risas

—De verdad. Te contaré el resto cuando deje de sentir escalofríos

—¿Crees que habríamos acabado así si sólo hubiese ganado uno de nosotros? —pregunta, mirando a los demás vencedores— ¿Como una parte más de la feria de los monstruos?

—Seguro, sobre todo tú

—Oh, ¿y por qué sobre todo yo? —pregunta, sonriendo

—Porque sientes debilidad por las cosas bellas, y yo no —afirmo, con
aire de superioridad sonriendo — Te atraerían al Capitolio y estarías completamente perdido

—Saber apreciar la belleza no es lo mismo que sentir debilidad —señala
Peeta— Salvo quizá en lo que respecta a ti —Empieza la música, veo que las grandes puertas se abren para el primer carro y que la multitud ruge— ¿Vamos? —Me ofrece una mano para ayudarme a subir

Subo y lo ayudo a subir después de mí

—No te muevas —le digo, para poder enderezarle la corona— ¿Has visto tu traje encendido? Vamos a estar magníficos otra vez

—Del todo, aunque Portia dice que tenemos que actuar como si estuviésemos por encima de todo. Nada de saludar y demás. ¿Dónde
están, por cierto?

—No lo sé —Sigo con la mirada la procesión de carros— Puede que sea
mejor que nos encendamos solos —Lo hacemos y, en cuanto empezamos a brillar, la gente nos señala y habla, y sé que, de nuevo, seremos la comidilla de la ceremonia de apertura.

Casi estamos en la puerta. Vuelvo la cabeza a izquierda y derecha en su busca, pero ni Portia ni Cinna, que
estuvieron con nosotros hasta el último segundo el año pasado, están a la vista

— ¿Se supone que tenemos que ir de la mano este año? —pregunto en un momento torpe tomando su mano

—Supongo que lo dejan a nuestra elección

Levanto la mirada hacia esos ojos azules que no podrían parecer mortíferos ni con un kilo de maquillaje teatral y recuerdo cómo, justo hace un año, estaba preparada para matarlo, convencida de que él intentaba matarme. Ahora todo está al revés: estoy decidida a conservar su vida, sabiendo que tendré que pagarlo con la mía y la de mi bebé, aunque una parte de mí que no es tan valiente se alegra de tener al lado a Peeta, y no a Haymitch

Tributos Del Capitolio [Petta Mellark Y Tú ]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu