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- Tengo una propuesta para ti - aquel hombre se relamia los labios, me miraba como si fuera un objeto, me causaba asco.

- Escupelo de una vez - me pegue bruscamente contra los barrotes sonriendo, pero no una sonrisa normal, sino una totalmente retorcida y falsa.

Llevo 8 años aquí metida aquí, encerrada en esta mugrosa celda, pudriendome en este horrible lugar, atada con una camisa de fuerza, sin poder moverme y siendo una maldita rata de laboratorio.

- Quiero que me ayudes a encontrar algo que necesito - sonreía mostrando una hilera de dientes blancos - Sé muy bien que tú sabes dónde están las respuestas que yo quiero- rodé los ojos.

- Y que gano yo ? - le interrogue, con interés. Mi cuerpo estaba amarrado y parte de mi qi (chí) bloqueado, no tenía mucho que perder.

Me senté en el piso de esta fría y oscura habitación esperando una respuesta, él por otra parte cerró sus ojos meditando sus palabras unos segundos para luego alejarse de la puerta en dirección al lugar donde se encontraban los encargados de este sitio.

- Quiero que entren ahí y la desaten - logré escuchar a través de la pesada puerta, le hablaba a uno de los encargados del lugar. Sonreí en la oscuridad, al fin me saldré de aquí.

- Pero comandante, ella es muy peligrosa - escuché como uno de los idiota que jugaba conmigo trataba de negarse - es mentirosa e impredecible.

- Tenemos órdenes estrictas del palacio de no soltarla - Añadió una voz autoritaria.

- No me interesa - había molestia y enfado en su voz, hace tiempo no tenía un día tan divertido, pensé entre mi - entrarán ahí, la desatarán y cerrarán la puerta, no quiero que nadie escuche lo que debo decirle - Sentí que ocupó su fuego para imponerse.

Una de las muchachas entró a la oscuridad de la habitación en la que yo me encontraba, comenzó a quitar las ataduras de la camisa de fuerza con torpeza, hace tanto tiempo esperaba esto , toda la energía comenzaba a fluir libremente por mi cuerpo. Las manos de aquella chica temblaban, podía sentir el miedo a través de sus suaves roces con mi cuerpo y sus dedos temblorosos, eso me hizo sentir un poco triste.

- Siempre supe que serías tú quien me desataría - sonríe mostrando mis dientes, extendí mi mano para acariciar suavemente su rostro, de inmediato sentí como se estremeció, estaba realmente asustada - no soy el moustro en este lugar - miré hacia la puerta, ella me dio una sonrisa tímida, se veía muy hermosa, dulce e inocente, parecía todo lo que yo había perdido en este asqueroso lugar, en estas húmedas y podridas paredes.

La puerta se abrió y ella salió lo más rápido que le dieron las piernas, como si tratara de huir de algo horrible, por mi parte aproveche el estar libre de ataduras para esconderme tras la puerta y sorprenderle cuándo él entrara. La puerta comenzó a abrirse lentamente, entró con cautela, sabía que intentaría atacarlo, pero aún así fue demasiado lento, le tomé de la muñeca y rápidamente lo puse contra la pared, una de mis manos sostenia su muñeca torcida en su espalda y con la otra tenia su cabeza pegada a la pared, por fin tenía el control de la situación, al fin tenía algo de control sobre mi misma. - Muévete y te vuelvo la cabeza - susurré en su oído con una voz dulce y suave, rozando mis labios en su piel, su cuerpo entero se tenso.

- Tú mejor que nadie sabe que jugar con fuego quema - dijo en un tono burlón, rápidamente se zafó de mi agarre  tomadome por sorpresa y me pegó contra la pared imitandome  - No me subestimes - bajó una de sus manos lentamente por mi abdomen hasta mis piernas y acarició la parte interna de mi muslo, esta vez fui yo quién tembló. ¿Quién demonios se cree que es? Iba a quitarlo de encima pero él leyó mis intenciones, se aparto de mi rápidamente. - Me preguntaste que ganarías si me ayudas - habló caminando tranquilamente por la pequeña habitación ¿Qué es lo que trama? - esto es lo que ganarás - me señaló completa, yo solo me crucé de brazos y le miré incrédula.

Simplemente FuegoWhere stories live. Discover now