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Llevaba un par de días en ese lugar, mis manos y mis hombros extrañamente ya no dolían, lo cual era un gran alivio, pero no estaba segura de conservar la sensibilidad en esas zonas. Por otra parte algunos agentes venían una o dos veces al día para comprobar que siguiera con vida, alimentarme y atender mis necesidades básicas, claro todo esto sin liberarme, de todos modos hacia más llevadera mi estancia en este lugar.

El día de hoy todo estaba muy extraño, afuera de este lugar se escuchaba bastante ruido y movimiento, definitivamente estaba pasando al interesante allí afuera, en los días anteriores este lugar estaba en extremo silencio. Antes de escuchar toda esa conmoción habían entrado un par de agentes Dai Lee, para mí suerte está vez Yato estaba venía en el grupo que se encargaba de mi. Al entrar en la habitación no cruzamos palabra, pero se acercó a mí para dejar una nota de papel entre mis ropas, gracias Yato, una nota secreta, si tan solo pudiera utilizar mis manos para sacarla y así leerla, rodé los ojos con ironía en medio de la soledad.

Estuve haciendo unos movimientos extraños con tal lograr hacer caer la nota de entre mis ropas, entre todos esos movimientos descubrí que no había perdido la sensibilidad, mis extremidades superiores, porque éstas comenzaban a doler como el verdad infierno, al igual que mi espalda y la reliquia del fuego no ayudaba en absoluto, también comenzaba a hacer efecto sobre mi haciendome sentir pesada. Solo espero que la maldita nota tenga información valiosa, sino todo esto será en vano.

Luego de estar retorciedome como gusano por un largo tiempo logré, hacer caer el bendito trozo de papel, ahora solo quedaba abrirlo, ya que estaba hecho un pequeño cuadrado, como te odio Yato pensé con gracia. Con gran dificultad y concentración empece a mover el papel con las puntas de mis pies, hasta lograr abrirlo por completo, a decir verdad no tomo tanto tiempo como esperaba, fue mucho más sencillo y  menos dolorozo abrir ese trozo de papel que hacerlo caer. Una vez abierto me dispuse a leerlo.

Los Dai Lee han traicionado a Long Feng y ahora siguen a la princesa de la nación del fuego, ellos creen que el solo eres una prisionera sin valor, así que no le han hecho saber que están aquí. Gracias a los últimos sucesos creo que podré sacarte de aquí al anochecer, aguanta un poco más Hinome, la ayuda ya viene.

Esa información si que había válido la pena, lastima que son las primeras horas de la mañana, debo esperar todo lo que resta del día para salir de este horrible lugar.

En lo que restó del día no pensé demasiado, no porque no quisiera hacerlo, sinó porque mi cuerpo estaba extremadamente adolorido, mis brazos, espalda, piernas y pies dolían como el demonio, extrañamente me sentía más agotada de lo normal, incluso mi nariz sangró un par de veces mientras esperaba la llegada de Yato ¿ Qué le sucede a este estúpido cuerpo? Por qué demonios está rindiéndose ahora que estoy por salir de este lugar. Lugo de ese último pensamiento bajé la cabeza para descansar, estaba agotada y aturdida. Que indigno, ni siquiera podía limpiar la sangre que había caído sobre mi rostro y la blanca túnica que traía puesta, traté de relajarme y esperar al anochecer, no había nada más que pudiera hacer.

- Yo vigilaré la entrada, tú entra a sacarla - escuché como Yato le daba esa orden a alguien más. Al fin había llegado el momento de salir de este lugar, eso me hacía sentir muy feliz y ansiosa.

Alguien entró en la pequeña celda, gracias a la oscuridad solo pude ver su silueta, pero esta me parecía muy familiar, aunque no pude ver su rostro hasta que estuvo frente a mí, ahí estaba él, dándome una mirada molesta y acusadora.

- ¿ Como carajos es que siempre terminas atrapada? - habló mirándome de pies a cabeza, analizado la situación - No vuelvo a confiar en ti - refunfuño entré dientes - dijiste que estarías bien - se cruzó de brazos con el ceño fruncido esperando una explicación de mi parte.

Simplemente FuegoWhere stories live. Discover now