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- Es que no lo entiendes, Vaatu quiere utilizar a los humanos para devastarar la tierra y reducirla a cenizas - Katara, la muchacha que estaba ahí comenzó a llorar y su hermano intentaba contenerla, estaba asustada, por eso no quería que escucharan eso - solo si me llevo sus vidas, este mundo y sus demás criaturas sobrevivirán.

- Hinome - interrumpió Ravaa - lo que dices de los humanos es cierto, pero también tiene otra faceta,  he visto cosas en ellos que vale la pena salvar, los he visto ser valientes y nobles - intentó convencerme - también tienen sentimientos tan puros como la preocupación por los demás, el cariño, el amor.

- En este mundo no he experimentado más que dolor y traición - una lagrima cayó por mi mejilla - pero tú llevas mucho más tiempo que yo en este lugar. Tienes hasta que llegue el cometa para remediar esto, si para ese entonces las cosas no cambian o no veo algo que valga la pena salvar, no dudaré en acabar con todo esto.

Ella aceptó la condición, después de todo sabe que tengo razón, este mundo ya no tiene vuelta atrás, pero ella también es esperanza, es de lo más normal que quiera creer que este mundo tiene oportunidad de salvarse.

- ¿ Te puedo hacer una pregunta? - habló Katara tímidamente jugando con sus dedos.

- La que quieras - puse mi mano en su hombro para que se relajara y darle confianza.

- Si pretendes llevarte la vida de cada una de las personas de este mundo ¿ Por qué salvarnos en el templo del Avatar Roku ?

- Llevarme la chispa no es nada personal niña- me senté en un bloque de hielo - en cambio verlos ahí, si era algo personal, estaban en peligro y dejarlos morir no era una opción para mí.

- Siempre pensé que el fuego era un espíritu perverso y asesino - habló el otro chico de manera descuidada, eso me ofendió.

- Sokka no seas grosero - le regaño su hermana rápidamente, dándole un codazo en las costillas, me hizo reír - disculpalo por favor - añadió con una sonrisa inocente.

- No se preocupen - dije tranquila  mientras me ponía en pie.

- ¿ Viajaras con nosotros a partir de ahora? - preguntó el joven Avatar uniéndose a nuestra conversación, a lo que solo negué con la cabeza - ¿ Por qué no? Serías de gran ayuda en nuestro equipo - habló animado.

- Tengo mis propios asuntos - hablé sería - necesito saber qué es lo que trama Vaatu, cómo es que planes apoderarse del mundo - me di la vuelta - les prometo que nos veremos pronto - dije sacudiendo mi mano en señal de despedida.

Al fin había hablado con Raava, ahora solo me falta encontrar a Vaatu, aunque es muy probable que él sea quién me encuentre a mi primero, pensé con algo fastidio. Antes de iniciar mi viaje fui a pedir ropa  a la gente de la tribu del agua, no creo de sea buena idea ir paseando por el mundo con un uniforme de la armada de fuego.

Salí del polo norte con rumbo al Reino Tierra, me subi a una canoa y partí. Es extraña la soledad de mi corazón, una sensación de lo más asquerosa, pensé mientras remaba en medio de grandes témpanos de hielo. Mientras me encontraba en el océano me puse a pensar, ¿qué debería hacer ahora? ¿Está bien que espere tanto tiempo? ¿Qué será lo que encuentre? ¿Más dolor y sufrimiento? Me entregué a las dudas de mí corazón humano, me sentía vulnerable y sola, eso jamás me había sucedido en mi vida, estaba agobiada ante tantas emociones que no lograba comprender del todo. Ni siquiera cuando estuve encerrada experimenté esta  soledad aplastante ¿ Acaso es que los humanos necesitan estar cerca de otros, por mucho daño que estos hagan entre ellos? Esto no tiene ningún sentido, como quisiera volver a casa, pensé dando un suspiro de resignación.

Mis pensamientos de vieron interrumpidos cuando la pequeña canoa en la que viajaba tocó tierra, una playa, sentí alivio de tener algo más en que pensar, ya estaba atardeciedo y por lo que noté no había ningún poblado cerca. La gente del norte fue muy amable conmigo, me dio una bolsa de dormir, con eso sería suficiente para pasar la noche cómoda.

Simplemente FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora