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Después de aquella noche no volvimos a compartir la habitación y nos hemos estado evitando en uno al otro, mucho menod cruzar palabra alguna desde entonces.

Estaban paseando por las instalaciones del lugar, buscando un lugar tranquilo para pensar, encontré un  hermoso y gran árbol, así que me senté a su sombra en posición de loto. Pensaba en Raava, más le vale tener una buena excusa por desaparecer durante 100 años, me preocupa que esto no se pueda solucionar antes de la llegada del cometa, de otro modo tendré que tomar medias drásticas.

- Él barco está por zarpar - me dirigió la palabra por primera vez en días - ¿Me acompañas? - interrogó sentándose a mi lado.

- ¿Iras en busca del Avatar? - respondí a su con otra pregunta sin abrir los ojos, ni cambiar de posición.

- Si, en busca de el Avatar, el traidor de Zuko junto con los espíritus de la luna y el océano - su voz estaba llena de ambición - una vez haya hecho todo eso iniciaré mi campaña para hacerme con el trono del señor del fuego.

- Todo ese poder y reconocimiento que buscas no llenará el vacío que tiene tú corazón - hablé abriendo los ojos, con un todo neutral - aunque le quitas todo lo que tiene a Ozai seguirás sintiendo que algo te falta, no puedes llenar el hueco que tiene tu corazón con venganza - él puso su cabeza en mis piernas para descansar.

- Lo sé - respondió con cansancio y pesadez - pero es lo único que puedo hacer ahora, nada de lo que tuve volverá, no importa lo que haga.

- ¿Me dirás qué fue lo que te quitó? - puse una mano en su pecho y la otra sobre su cabello - deberías de dejar de cargar con eso - añadí jugando con su pelo.

- Aún no estoy listo - se quedó ahí unos cortos instantes más disfrutando de la paz que yo le brinda, todo se mantuvo en un apacible silencio hasta que él mismo lo rompió - Entonces ¿ irás conmigo?

- Si, tengo que asegurarme de que no hagas nada estúpido - se puso de pie y besó mi mejilla, se le notaba bastante más animado después de esa conversación.

Una vez el barco Zarpó lo primero que hicimos fue dirigiros hasta los límites de la nación del fuego con el reino tierra, lugar donde se encontraba el enorme un bloqueo de barcos, sin duda era el mejor lugar para obtener informaciones.

El barco era el más grande de todo el bloqueo, debo admitir que me sentía algo mal por estar junto a la armada de fuego, después de todo ellos son los que participan activamente en la guerra devastando la tierra y dañado en equilibrio, hiriendose a si mismos con sus ambiciones egoístas. Al pensar en cómo se destruye el mundo, sentí una gran presión en mi pecho y lágrimas comenzaron a caer de mis ojos, este mundo es demasiado cruel para un espíritu.

- FUEGO!! - su potente grito me hizo sobre saltar y volver a la realidad, había una gran conmoción en el lugar, corrí hacia donde él se contraba.

- ¿QUÉ ES LO QUE ESTÁS HACIENDO? - pregunté con angustia en mi voz, nos estaban atacando desde un barco del reino tierra.

- FUEGO!! - volvió a gritar al mismo tiempo que se lanzó sobre mí, envolviendome con su cuerpo, habíamos recibido un impacto directo, algunas pequeñas piedras cayeron por su hombro - ¿ Te encuentras bien ? - preguntó con su frente pegada a la mía, mis ojos se llenaron de lágrimas - TÚ - apuntó a un soldado que estaba ahí - llévala a mi habitación y custodia la puerta, cuida de ella - él se quitó el casco y la capa para luego ponerla sobre mis hombros.

- Señorita acompañeme - intentó guiarme aquel hombre, pero  yo me encontraba estática, en shock mi cuerpo entero perdió fuerza y mis rodillas fallaron - ¿ Señorita? - al ver que no respondía el soldado me cargó hasta la habitación, para dejarme completamente sola.

Simplemente FuegoWhere stories live. Discover now