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- ¿Cómo permites que te hagan algo así? Tú eras el espíritu más respetado del otro mundo- escuché como alguien susurraba con lástima al lado de mi cama - Ya no te reconozco - sentí que apartaba unos cuantos caballos de mi rostro, unos fríos dedos rozaron suavemente la piel de mis mejillas -  ¿A dónde fue la determinación y el poder del fuego? - dijo en un suspiro lastimoso casi inaudible mientras se sentaba en la cama junto a mi.

- Yami - hablé con una voz ronca sin abrir los ojos, ella dio un pequeño sobresalto de sorpresa, al parecer no esperaba que me encontrara despierta y la estuviera escuchando - ¿ Qué haces aquí? - interrogue sentándome en la cama junto a ella- ¿A caso has venido a terminar el trabajo? - añadí con ironía, ella también me había traicionado, era una buena razón para desconfiar ella, incluso para no querer verla.

- No digas tonterías - hizo una mueca mientras hablaba - aunque sería conveniente que que dejaras este mundo - agregó con inocencia, a lo que respondí cruzándome de brazos y alzando ambas cejas  de manera incrédula- Deja de mirarme así, solo he venido porque casi te mueres y es mi trabajo llevarme las almas de los muertos - sonaba ofendida. Con que mi encuentro con Ozai en el pasillo la hizo venir.

- Ajá... esperas que crea eso - me recosté nuevamente en la cama y acomodé mi cabello en las almohadas - Entonces si no vas a llevarme de vuelta - dije aun incrédula - ¿ Qué es lo que en verdad quieres de mi ? dudo que solo vengas a saludar - Esto último lo dije con un tono cínico, pero en verdad quería que fuera directo al grano de una maldita vez, no estaba de humor para pelear con ella ahora, menos ahora.

-  Entiendo que estés enojada - hablo con un hilo de voz - Pero solo lo hice por que es lo mejor para ti - comenzó a subir el tono, aunque se podía escuchar una pequeña pisca de arrepentimiento en su voz, estaba tratando de excusarse, lo que me hizo poner total atención en sus palabras - Además tú debes de admitir que también fuiste muy hiriente conmigo, todo lo que dijiste me dolió en lo profundo del alma - ella iba a seguir hablando, pero fue interrumpida por una amarga carcajada que escapó de mi garganta.

- ¿ Qué demonios estabas esperando? ¿Una bienvenida?- pregunté en un tono frío y seco - Me traicionaste, no me importan tus motivos, te entregaste a la oscuridad y me vendiste a la depravación humana - elevé el tono para luego ponerme en pie y caminar por la habitación con rabia - me golpearon, maltratan y encadenaron - sentí como ponía una de sus manos sobre mi hombro a modo de disculpa, la cual aparté rápidamente con molestia - CASI FUI VIOLADA - le grité con fuerza y unas cuantas lágrimas rodaron por mis mejillas, sin pena, más bien con enojo y amargura - no importa cuanto te disculpes, en lo que a mi concierne no eres mejor que el maldito de Vaatu - escupí esas ultimas palabras cargadas de resentimientos.

- Lo siento... en verdad lo siento - tartamudeo entre sollozos - Jamás creí que te haríamos ese daño - a pesar de que ella era completamente sincera le di la espalda, creo que no soy capaz de perdonarla, al menos no ahora - Solo queríamos  hacerte volver, nunca pensé que preferirías quedarte a pesar de todo eso - se paró frente a mi e intentó tomar mis manos, pero rápidamente las aparté de ella volteándome  - Pero tienes que entender, no puedes quedarte aquí, tú vas a llevarte la vida de este mundo y eso no lo podemos permitir - con que lo estaba haciendo solo con esa intención, sonreí agriamente - por favor escúchame - me sujetó por los hombros de manera desesperada obligándome a verla - Tienes que irte, o sino - se detuvo ella misma mordiendo su labio inferior, acaba de decir algo que no debía revelarse aún.

- ¿O si no que? - alcé una ceja ya cabreada, ella negó con la cabeza y yo exhalé fuego - Escúpelo de una maldita vez - mi ojo que antes era gris ahora brillaba con rabia en medio de la oscuridad, tenía un color anaranjado como las  mismísimas llamas - No puedo creer que fueron tan ingenuos como para creer que con algo así me espantarían - Pasé las manos por mi cabello tratando de calmarme - la vida humana es dura, y por mucho que trates de hacerme cosas horribles para que la deje, nunca llegaras a tener la capacidad de quebrantar a alguien como lo hacen esos seres, es casi como un arte, a pesar de todas las cosas que me hiciste pasar - sonreí sin gracia y de manera áspera- ellos me han hecho cosas aun peores, cosas que no planeo mencionar ahora - añadí con ironía.

Simplemente FuegoWhere stories live. Discover now