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Antes de poder quitar la dichosa cadena de mis manos, comenzé a perder fuerza y el aire, mi cuerpo dejó de responder, era como si mi vida intentara abandonar mi cuerpo, se sentía realmente doloroso sentir como cada parte de mi cuerpo se acalambraba, además de aterrador. Mi vista entera se nublo y caí de cara al piso desplomada, ni siquiera pude poner mis manos para amortiguar mi caida, me sentí verdaderamente indigna y humillada, incluso en ese momento la luz de las antorchas de aquel túnel comenzaron a atenuarse de manera preocupante, realmente estaba muriendo y las antorchas daban fe de eso, quizá es el momento de renovar al espíritu del fuego, tal vez debería dejar esta existencia para formar parte del olvido, ya estoy cansada de este mundo y el otro, estoy arta de pelear.

Me quedé en el piso, nadie se acercaba a mi, ya que con mis últimas fuerzas había hecho un tenue pero  peligroso círculo de fuego al rededor mio, si iba a morir al menos no lo haría bajo el poder de algún ser corrupto, pensé con mis últimas fuerzas. Mientras respiraba cada vez más lento y me ponía cada vez más fría, puede sentir que alguien atravesó mi fuego como si nada, al mismo tiempo que me levantó en sus cálidos brazos con delicadeza, no entendía por qué, estaba demasiado aturdida y confusa tan siquiera como para articular palabra alguna. Intenté abrir los ojos, pero justo en ese preciso instante sentí unos cálidos labios contra los míos, fue un beso suave, lleno de ternura, al mismo tiempo que el espíritu de la noche me besaba sentía como parte de mi energía volvía a mi cuerpo, como me devolvía parte de mi esencia y poder, me sentía más viva, más cálida. Pasó sus manos por mi cintura de manera hábil, traté de alejarme inmediatamente de él al notar sus verdaderas intenciones, pero fue inútil, nuevamente amarró la cuerda a mi alrededor de mi ser, apretando fuertemente al rededor de mi cuerpo de manera dolorosa. Se separó de mi con la misma suavidad con la que se había acercado y me dejó en el piso con cuidado, aún sosteniendome por la cintura.

- Te dije que no hicieras nada estúpido - susurró con sus labios pegados a mi oído solo para nosotros dos- casi te matas - volvió a  susurrar, pero esta vez molesto y apenado, era asi como un reproche.

- Maldito - dije con una voz dura, le miré directamente a los ojos con odio, me había salvado solo para entregarme como prisionera - En lo que a mí concierne tú estás muerto, has desaparecido- escupi esas palabras cargadas de resentimiento, con una mirada llena de frialdad, no había hecho más que herirme, solo me había utilizado, era un traidor.

Mis palabras parecieron arderle en lo más profundo de su ser y se lo merecía. Sus ojos grises se tornaron completamente negros, ni siquiera un mínimo brillo había en ellos, se encontraban completamente opacos, además estaban llenos de oscuridad y caos. Me levantó de tirón en medio silencio sepulcral que se había formado después de mis palabras, volvimos a donde se encontraban los demás, ni siquiera volvió a dirijime la mirada, solo me jalaba con rapidez y pesadez, tanto que me costaba seguirle el paso. Me entrego de un empujón hasta mi nuevo captor, no podía evitar pensar que él actuaba de una manera infantil.

- Ahí tienes - dijo con una voz llena de hastío a Feng, aunque algo en el dejaba ver un pequeño arrepentimiento, solo yo lo conocía tan bien como para notarlo - has lo que quieras con ella, a mi no me interesa, solo dame mi paga para poder largarme de este mugroso sitio de una buena vez - yo le sonreí de medio lado de manera irónica y burlesca, él había sido quién me ha había traicionado, pero aún así, él parecía estar más molesto con toda la situación que yo,  está manera de actuar también me parecía patética y vulnerable.

- Bien, has cumplido con tu parte del trato - le contesto el sujeto que ahora tomaba mis cadenas con una sonrisa indiferente a toda la situación - al salir les darán su pago.

Kurai Yoru junto a  Yami me miraban a los ojos, aunque cada uno con expresiones diferentes, él como arrepentimiento y rabia, ella con superioridad y satisfacción, estaban esperando que suplicara para que no me dejaran ahí, que me uniría a ellos y me ayudaban a huir, pero en lugar de eso les di una cálida sonrisa y me despedí ladeando la cabeza, no les daría el placer de verme pedir como si yo fuera cualquier cosa, seré humana, pero mi voluntad aún es firme, tengo dignidad. Ellos me dedicaron una últma mirada y se dieron media vuelta, para dirigirse envueltos en un frío silencio a la salida, por otra parte yo me quedé ahí al lado de aquel sujeto de ropas elegantes y gran porte, esa era mi única opción, de momento.

Simplemente FuegoWhere stories live. Discover now