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- Vuelve a tú lugar antes de que sea demasiado tarde - era la voz de Kurai Yoru, en medio de la gran oscuridad, no podía verle ni sentir en que lugar se encontraba exactamente su presencia, solo podía oirle en ese extraño lugar - todo lo que hicimos fue por tu propio bien, solo queremos lo mejor para ti - habló con la voz de antaño, cuando solía ser un buen amigo.

- No nos guardes rencor - está vez era la voz de Yami, tan tranquila como solía ser antes de corromperse, un espíritu justo y sereno - solo lo hicimos para tratar de obligarte a dejar este mundo, debes irte cuanto antes - se excuso de su manera de actuar conmigo en este mundo.

A pesar de sonar como lo hacían antes de unirse a Vaatu, no les creía, si yo dejara este mundo le diaría pie al tramposo de Vaatu para hacer lo que él quiera y eso no lo permitiría.

- Deja que el espíritu Raava se encargue de la situación ahora - se les sumó la voz de Jinko con preocupación. Su presencia me hizo dudar, ya no estoy segura de que sea un engaño, ya que Jinko sigue siendo un espíritu puro - debes dejar ese mundo antes de que sea demasiado tarde...

- No les hagas caso Hinome - la enojada voz de Tochi resonó en el lugar interrumpiendo a las demás - Solo tú puedes traer de vuelta a Vaatu - explicó molesta la tierra- Quédate en ese mundo, pero no rompas tu promesa - soltó a modo de advertencia

- Dejen de confundirla - la voz de Hoissuru llegó para ponerme orden a las demás - Hinome, la desición de quedarte en ese mundo queda sobre tus manos, pero debes tener dos cosas claras, él Avatar no podrá reestablecer el equilibrio sin ti, y si permites que tú corazón sea tomado por algún ser humano todo estará perdido - esas palabras no eran demasiado alentadoras, pero al menos me daban opciones sobre lo que debo hacer y no órdenes como los demás.

Confusa en medio de toda esa oscuridad guarde silencio, ignorando las voces de los de los espectros, esas voces espirituales parecían solo estar en mi cabeza, trataban de guiarme o mejor dicho de obligarme a seguir un camino que ellos creían era el correcto, uno que tal vez ya no estaba dispuesta a seguir. Recordaban mi promesa, no permitir que mi corazón fuera tomado, sonreí con pena - mi promesa - Susurré con un nudo en la garganta, ya no estaba segura de poder cumplirla o mejor dicho, de querer cumplirla. Pero no importa, aún así tengo una misión y por lo que he aprendido de los humanos aún no entiendo que es el amor, o si alguien me ama a mi, lo cual me parece aún más penoso. Nunca creí verme afligida por este tipo de cosas, jamás creí que este tipo de cosas me agobiarían, siempre pensé que eran cosas mundanas sin importancia, veo que no es algo que se tome a la ligera.

De un momento a otro todas las presencias parecieron desaparecer, ya ni siquiera podía escucharlas en mí mente discutiendo entre ellas, dejandome sola en medio de una aplastante y desolada oscuridad, no encontré nada mejor que acostarme de espaldas en lo que parecía ser el suelo, para luego cerrar los ojos con un nudo en el estómago. Siempre supe que el venir aquí era un riesgo, pero ahora tengo miedo, miedo de no ser lo suficientemente fuerte como para afrontar todo lo que está por venir, miedo de no ser suficiente, de no lograrlo.

- Sabía que te encontraría aquí - una voz masculina me hizo abrir los ojos de golpe, era una grata sorpresa verlo aquí - Ya te he dicho que no puedes sentirte miserable para siempre - con esas palabras se sentó a mi lado para hacerme compañía.

- ¿Entonces qué quieres que haga? - respondí con una voz monótona y la mirada apagada, en verdad me sentía atrapada por la situación. Él formó una llama entre sus manos para iluminar el lugar con la calida luz del fuego, eso hizo que le mirara con más interés - ¿Qué te trae a mis sueños?- interrogué nuevamente con una voz fría, pero con un casi imperceptible brillo en los ojos.

Simplemente FuegoWhere stories live. Discover now