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Me acerqué a él pensado en que ya no estaba ahí, que era demasiado tarde, no podía sentir su luz desde la puerta, mi corazón se detuvo junto con el suyo por el miedo, pero cuando estuve arrodillada frente a su cuerpo logré percibir su débil llama, intenté avivarla usando mi poder pero parecía un intento totalmente inútil, su luz se negaba a crecer ante mi poder.

- Por favor no te vayas - dije en un hilo de voz al borde de las lágrimas, aún me encontraba en shock, no lograba entender  qué era lo que estaba sucediendo, solo sabía que sentía un terror en lo más profundo de mis huesos, no quería perderlo y mucho menos por mi culpa . Él no respondía, respiraba débil mente y tenía una mirada vacía - Yato por favor resiste un poco más, no me dejes - lloriquee suplicante pegando mi frente contra la suya, mientras intentaba detener el sangrado del lateral de su pecho con mis manos. Al parecer no era demasiado abundante y eso me asustaba aún más, el lugar donde se encontraba el corte debería estar sangrando a borbotones ¿ A caso lo hirieron en otra habitación? Esa era la única explicación medio racional que pude articular en ese momento, de otro modo no me podía explicar su estado y débil sangrado.

- JA ni en mis mejores fantasías sexuales imaginé algo tan exquisito como esto - escuché sus burlas detrás de mi, ni siquiera me digné a voltear, sabía perfectamente de quien se trataba y no era momento para caer en sus sucias trampas, darle demasiada importancia a sus sucias palabras - Vamos Hinome querida, ten algo de sentido del humor. ¿ Dónde está aquel espíritu imponente que le daban asco los humanos? -  cuestionó aun riendo de manera arrogante.

Hice caso omiso de sus palabras y su presencia, este no era momento para morder el anzuelo y pelear contra el idiota de Vaatu, Yato se encontraba demasiado débil como para que yo lo descuidara. Continúe haciendo presión en su herida, demonios necesitaba un par de manos extra, no podía descubrir su pecho sin quitar mis manos de aquel delicado lugar. Me acomodé al lado de él, para con una de mis rodilla hacer presión en la herida al mismo tiempo que rasgaba sus ropas y poder ocuparlas como torniquete, mientras hacía todo eso sería la penetrante vista de Vaatu sobre mi hombro, expectante, ansioso por verme fracasar. Le seguí ignorando, pero su presencia empeoraba el estado de mi amigo, cada vez que Vaatu se acercaba a nosotros Yato apretaba los ojos con fuerza y temblaba levemente, incluso en el momento que él estuvo junto a nosotros la nariz y oidos de Yato comenzaron a sangrar, aumentando mi desesperación. Rápidamente noté que la temperatura comenzó a bajar afectando la frágil vida de Yato, Vaatu ahora tenía mucha más poder sobre este mundo y sus habitantes, se está alimentando del caos y destrucción de la guerra que se estaba librando fuera de el palacio. 

- Te estas volviendo tan mal educada como ellos, ya ni si quiera te molestas en responder - quebró el silencio nuevamente, con esos estúpidos comentarios que no quería ni necesitaba escuchar - Sabes, yo podría ayudarte con eso - no le hagas caso Hinome, cerré los ojos con fuerza y negué con la cabeza, él no puede ayudarle nadie puede -  ¿Quieres salvarlo o no? - volvió a insistir haciéndome dudar, maldita bolsa de carne, me maldije a mi misma por tener un corazón tan vulnerable - A mí no puedes engañarme - empezó a decir con superioridad - yo sé lo que verdaderamente hay en tu corazón, tus deseos más profundos, también tus culpas - Mientras Vaatu hablaba la herida comenzó a sangrar nuevamente, esta vez con mucha mayor intensidad, un pesado olor metálico me golpeó e inundó la habitación, formando una expresión de dolor en su rostro ¿ A caso su vida estaba sujeta a la voluntad de Vaatu? Esto definitivamente tenía que ser una jodida pesadilla - Ese chico está apunto de morir por tu culpa nuevamente - ¿ Por qué su voz sonaba tan severa? - ¿ A caso deseas que las matanzas sin sentido continúen? - Negué con la cabeza al mismo tiempo que mis lágrimas rodaban por mis mejillas. De un segundo a otro me desplomé sobre el frío pecho de mi amigo, gimoteando de miedo y pena, como podía ser tan egoísta y centrarme en mi propio dolor. Había demasiadas cosas por las cuales preocuparse, yo no hacia nada más que perder el maldito tiempo llorando como una tonta.

Simplemente FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora