32

61 10 0
                                    

Que asco, mi cabeza me está matando, da mil vueltas ¿Qué carajos me pasó? Pensé frunciendo el ceño  aun sin abrir los ojos, me senté sobre donde sea que me encuentre y llevé una de mis manos hasta mi cabeza, definitivamente no estoy muerta, este dolor de los diez mil infiernos no lo tendría si me encontrara en el mundo de los espíritus, ósea muerta. Comencé a abrir los ojos lentamente, el brillo de este lugar estaba dejándome ciega y no ayudaba con mi malestar general.

- ¿ Qué me ven? - cuestioné cuando abrí los ojos completamente, y ver que todos en ese lugar me miraban extrañados -¿  Acaso tengo monos en la cara? - añadí al ver que ninguno me contestaba. Luego de mis comentarios nadie respondió, no se cuanto tiempo pasó, pero para mi pareció ser demasiado - No me miren así, no es divertido - me quejé arrugando la nariz - Vamos no les comeré la lengua - esto se estaba tornando raro, todos ahí me miraban sin saber que decir.

- ¿Cómo rayos hiciste eso?- preguntó Zuko apuntando a un montón de huesos que estaban al lado mío, no pude evitar dar un pequeño brinco lejos de ellos, aún me causan rechazo.

- Yo... no lo sé - en ese momento intenté ponerme en pie y recordar algo de lo que había pasado en el último día, pero fracasé en ambas tareas- Lo último que recuerdo es estar corriendo por los pasillos del palacio del fuego, buscando a... - Abrí mis ojos de golpe - Yato - susurré, Aang y Katara intercambiaron miradas extrañas - DIGAME QUE PASÓ, SÉ QUE LO SABEN -grité cuando todos callaron y bajaron la mirada al piso, vi que Sokka dio una fugaz mirada a mi ropa, estaba cubierta se sangre seca, mis ojos se llenaron de lágrimas y entonces lo recordé, se ha ido - Eso no pasó - negué sacudiendo la cabeza - no... él no- empujé a Zuko y me levante tambaleando, aun así salí corriendo como pude de ese lugar.

- Hinome detente - dijo Zuko tratando de alcanzarme pero de nada sirvió, sé que nada de esto es su culpa pero aun así no quería escucharle.  No necesitaba escuchar sus palabras de consuelo, debía sentirme fatal, después de todo Yato estaba muerto por mi culpa, soy una maldita egoísta.

Corrí sin rumbo aparente, maravilloso Hinome ahora no sabes donde demonios estas, me regañe internamente. Me senté al borde de una pileta frente a la estatua de alguna Avatar anterior  y de un momento a otro sentí que perdía la fuerza, me desmaye de un momento a otro, aún no me había recuperado del todo de la pelea con Vaatu y el recibir mi propio rayo.

Te dije que lo mejor para ti era volver a casa, volver a hacerme compañía y dejar que los humanos resuelvan ellos solos sus asuntos. Quizá deberías de abandónalos, nunca te había visto tan apagada como ahora, así como vas tú y tu luz se irán para siempre

Sin duda alguna esa tenía que ser  la voz del idiota de Kurai yoru, me esta  regañando e irónicamente tiene toda la razón, pero hace mucho tiempo perdí la oportunidad de dar marcha atrás. Lo que tenga que ser será, eso es todo lo que me queda ahora. No importa si eso implica mi desaparición.

El santo se sacrificó...
Y en la confusión su vida terminó...

Que aterradoras palabras.

- Hinome, despierta - alguien ponía un paño húmedo sobre mi frente, al mismo tiempo que me sacudía suavemente un hombro - se que me estas escuchando, abre los ojos por favor - añadió con tranquilidad.

- Déjame en paz ,quieres - respondí sentándome y quitándome el paño de la frente - Estoy bien, en serio.

- Te ves fatal - me regaño Zuko cruzándose de brazos - vuelve a recostarte ahora - me ordenó de manera autoritaria.

- No quiero - respondí de mala gana tratando de ponerme en pie con dificultad.

- Él tiene razón - le apoyó Katara - deberías de seguir descansando, tienes heridas internas causadas por electricidad y son bastante delicadas- vaya, supongo que no puedo tener secretos pensé con algo de gracia.

Simplemente FuegoWhere stories live. Discover now