4

118 17 2
                                    

- General Iroh, príncipe Zuko - dije entrando la habitación - ha pasado mucho tiempo - inmediatamente el me miró de pies a cabeza, con resentimiento, mientras que su tío trato de no cruzar miradas conmigo.

- Sabía que a Zhao le gusta jugar sucio - me miró con asco - pero enviarte a ti es bajo hasta para él.

- También me alegra verte Zuko - hablé con un tono de decepción, Iroh observaba cuidadosamente como la tensión se formaba entre los dos - Seré directa ¿Dónde está el Avatar?

- Eso no es de tú incumbencia - me dio la espalda - el Avatar es mío, ni tú ni él interferiran en mi búsqueda.

- No tienes idea de a dónde está ¿verdad? - su fachada dura se derrumbó como castillo de naipes - general Iroh, sería tan amable de dejarnos a solas unos instantes - se puso de pie mirándome fijamente para luego dedicarle una mirada a su sobrino, como diciendo no hagan nada estúpido.

- ¿Por qué estás con él? - me preguntó tratando de esconder su desagrado.

- Me saco de la institución mental- me encogí de hombros - con un costo por supuesto - añadí sin importancia y le enseñé mi anillo para provocarlo.

- Se supone que sería yo quien te sacaría de ese lugar - respondió dando un suspiro de fuego y apretado sus puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos.

- No soy una princesa, vi mi oportunidad y la tomé - camine por la habitación para quedar frente a él - no tengo tiempo para esperar que un príncipe azul vaya a rescatarme - mis palabras aunque serenas también sonaban duras.

- Estás jugando conmigo - murmuró entre dientes, levantó su mirada y yo sonreí, sentí como está me atravesó, ambos tuvimos él mismo impulso - ¿Estás molesta por qué no volví por ti? - pasó una mano por mi cintura para apegarme a él - estás tan hermosa como la última vez que te ví - quitó unos cuantos cabellos de mi rostro para poder mirarme mejor a los ojos.

- Esto no está bien - dije sin ninguna intención de detenerme, sin romper la conexión que entre los dos se había formado.

- ¿Acaso importa? - me jaló suavemente, hasta unos de los sillones dejándome de bajo de su cuerpo.

Su mirada estaba llena de deseo, no tardó en besarme, un beso exigente pero lleno de dulzura, es como si su lengua acariciara la mía. Mientras me besaba movió una de sus manos hasta mi trasero y apretó, un escalofrío recorrió mi columna dajendome muy acalorada, enrede mis piernas al rededor de su cadera, él hundió su cabeza en mi cuello para besarlo y mordisquear, un gemido salió de mis labios y él se detuvo.

- Aquí no - dijo separandose de mi, tratando de que su respiración volviera a ser normal - debo ir a prepararme - se levantó derrepente, dejándome confundida y sola en la habitación.

Acomodé mi ropa y salí de aquel lugar tan rápido como pude, tanto que sin querer choque con Iroh.

- ¿Ya terminaron? - me miraba con desaprobación.

- No me veas así, no tienes derecho - dije con algo de fastidiando - si no mal recuerdo tu fuiste quién me traicionó, así que quita esa cara.

Se quedó callado unos segundos, escogiendo sus palabras cuidadosamente - No era mi intención hacerlo.

- Lo sé, conozco las razones - respondí tranquila - Si hubiera sido por cualquier otro motivo esto no sería una simple conversación, aunque no soy un espíritu rencoroso- me encogí de hombros tranquilamente.

- ¿Qué quieres preguntarme? - habló de la nada, este hombre me agradaba, era directo y conciso, me había recordar al mundo de los espíritus.

- ¿Crees que logre entender su lugar en el mundo antes de que llegue el cometa? - pregunté sin vacilación.

Simplemente FuegoWhere stories live. Discover now