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- Debiste ver tu cara - dijo aún riéndose de mi, al mismo tiempo que me servía una taza de té - Ten, algo cálido de hará bien - me extendió su mano sosteniendo la taza - cuidado con quemarte - dio una pequeña risa y me guiñó un ojo.

- Gracias por tu hospitalidad Iroh - reí con algo de sarcasmo - aunque casi me matas de un infarto - añadí entre dientes.

- Hinome debes aprender a reírte de la vida - habló tranquilo bebiendo de su taza de té - solo te di ese susto por qué sabía que eras tú.

Iroh era un sujeto agradable, me sorprendía mucho su manera de actuar para ser un humano común y corriente, entendía muy bien la importancia del equilibrio y tenía una filosofía de vida admirable, parecía comprender este mundo mejor que cualquiera que yo conociera, incluso que la mismísima Raava. Estuvimos hablando de trivialidades hasta que cayó el sol y yo decidí preguntar por qué ya no es encontraba viajando con Zuko.

- El se fue esta mañana a buscar su propio camino - su voz sonaba temerosa - me preocupa que Vaatu lo encuentre - confesó con pena.

- Estará bien - respondí relajada - él posee la sombra de Raava que lo protege, es una de las pocas ventajas que tiene ser el bisnieto del Avatar - me encogí de hombros tranquila.

Luego de eso guardamos silencio por un tiempo, me quedé en la entrada de la cueva viendo cómo de oscurecía el bosque, algo en el me inquietaba, era como si algo me observara desde la oscuridad de la noche. Un extraño y desagradable escalofrío recorrió mi  cuerpo completamente, algo me estaba siguiendo y se estaba acercando.

- ¿Por qué no entras? - me llamo desde dentro de la cueva - Ya está helando pequeña - añadió con cariño.

Me alejé de la entrada y fui a abrir mi bolsa de dormir para luego meterme dentro de ella.

- Buenas noches Iroh - dije con una mirada vacía, él me observó con compasión.

- ¿Qué es lo que te atormenta pequeña? - quiso saber al darse cuenta de mi expresión.

- Siendo sincera - dije pasandome las manos por la cara - todo, no haber tomado las desiciones correctas, lo extraño que se siente ser humano - comencé a desahogarme - en este mundo he sentido más que dudas, sufrimiento y soledad - otra vez comencé a llorar - Ya no sé si quiero esperar a que llegue el cometa, solo quiero ir a casa, es como si en este mundo olvidara todo lo que me caracterizaba en el otro. Tengo que ser firme, valiente, feroz y defensora de los débiles - sequé mis lágrimas con enojo - pero en lugar de eso, estoy asustada, no he podido hacer nada para defender a quiénes me necesitan, incluso liberé a Vaatu sin querer - hablé con frustración y enojo - Soy un total fracaso, como se supone que ayudaré a traer el equilibrio si ni siquiera tengo equilibrio dentro de mi misma, mi mente es un caos.

- Tal vez deberías permitirte sentir algo más que eso - interrumpió mi monólogo - quizá así puedas tener algo de paz en tu interior - habló sabiamente. Puede que tenga razón, el bien y el mal, el Ying y el yang, empujar y tirar. Ya he experimentado la maldad y la depravación humana, quizá sea momento de averiguar si toda esa oscuridad tiene su contra parte en la luz - después de todo ahora eres tienes un corazón humano, deberías permitirte explorarlo en varios aspectos - de dio una simpática sonrisa y yo le miré confundida - Sé que sabes a lo que me refiero - mis mejillas se tiñeron de rojo -  Una última cosa, no es malo compartir parte de tus responsabilidades, deben ser una carga difícil de llevar para ti sola, no estaría malo que te apoyarás en alguien de ves en cuando.

- Muchas gracias por tus consejos, hablar contigo realmente me hace sentir mejor - le regalé una cálida sonrisa.

- Siempre es un gusto ayudarte - se acomodó sobre la improvisada cama que tenía - ahora si no te molesta voy a dormir, buenas noches pequeña.

Simplemente FuegoWhere stories live. Discover now