18

56 12 0
                                    

- Olviden el bisonte - gritó el extraño líder a los demás areneros que le acompañaban - nos llevaremos a la chica - apuntó en mi dirección, sentí deseos de corre ante toda esa situación, pero esa no era una opción.

Guarde silencio ante aquellas palabras, mientras entras que los areneros comenzaban a rodearme lanzando cuerdas para atramprarme, pero estas se prendían en llamas al entrar contacto con mi cuerpo. Al notar esto, los areneros comenzaron a atacarme directamente, me lanzaron una bomba de humo y se dispusieron a atraparme, apenas podía ver cuándo intentaban acercase a mi, pero lograba esquivar o devolver los ataques, aunque respirar en medio de todo ese humo se estaba convirtiendo en una díficil tarea, lo que volvió mis reacciones más lentas y torpes. En medio de toda esa conmoción a penas logré esquivar un ataque con una daga, la cual dejo un leve corte en mi mejilla, en ese instante una gota de sangre rodó por mi rostro, en ese momento sentí una presencia corrupta detrás de mí, rodeo mi cintura con una especie de cinturón con dos piedras en el y lo apretó fuertemente al rededor de mi cuerpo, bloqueando mi energía, eso me paralizó por unos instantes, él aprovecho mi desventaja para pasar su brazo al rededor de mi cuello y comenzar a asfixiarme, cuando volví a tener el control sobre mi cuerpo era demasiado tarde, la falta de oxígeno ya era demasiada y mi cuerpo estaba comenzando a rendirse, era una sensación desesperante y aterradora, era de lo más desagradable - me alegra verte sufrir - susurró mi captor en mi oído, sus palabras terminaron de helar mi sangre al reconocerle, acabé perdiendo el conocimiento después de eso.

Mi cuerpo estaba inconciente, pero mi mente no, podía sentir como arrastraron mi cuerpo sobre la arena del desierto y como me lanzaron en un suelo de madera. Estaba segura el líder de los areneros tenía algo que ver con un espíritu oscuro, ese destello me lo había dicho todo, definitivamente no era humano. Al cabo de unos instantes sentí que nos estamos alejando de la biblioteca, lo que provocó que dejara de escuchar lo que sucedía en aquel lugar, me estaba alejando del poder del otro mundo, estaba volviendo a ser completamente mortal, otra vez, vaya que fastidio pensé con pesadez.

No sé cuánto tiempo había transcurrido ni dónde estaba cuando volví a despertar, actuando abrí los ojos e intenté estirarme note que tenía ambas manos amarradas detrás de la espalda, intenté quemar las cuerdas pero ni siquiera una chispa salió, intenté sentarme sobre el piso pero sentí un dolor punzante en mi espalda, tenía dos cuerdas amarradas al rededor de mi cuerpo presionando a la altura de mi cintura y espalda baja, interrumpiendo el flujo de energía en mi cuerpo.

- Al fin despiertas querida - habló lo que parecía ser un el líder de los areneros, aunque se veía algo extraño en él, se veía vacío - nos darán una buena recompensa por un espíritu - se paseó por la el lugar haciendo movimientos poco naturales, pesados y torpes, un pude percibir el olor a podredumbre proveniente de su cuerpo por unos cortos segundos, eso me hizo sonreír de manera burlesca, me parecía patética.

- Yami no me digas que eres tú - me levante del piso y comencé a reír histérica - diría que esto esto es muy bajo para ti - chasquie la lengua de manera irreverente - pero no, te queda muy bien manejar un cuerpo muerto, la vida no va bien contigo- hablé con aires de superioridad - ni siquiera eres capaz de manejar un cuerpo vivo, que patética.

- Cállate maldita - respondió con enojo- no soy como el imbécil de Kurai Yoru - se acercó lentamente hacia mí de una manera torpe - No vengo a intentar convencerte de cambiar de bando ni mucho menos tengo entre mis planes tener piedad contigo - voz denotaba una gran irá hacia mí, intentó poner sus manos al rededor de mi cuello, solo di un paso hacia el lado y ella ni siquiera me tocó, era tan lenta que hasta daba risa.

- No me hagas reír - hablé tratando de provocarle - jamás podrás haceme daño con un cuerpo como ese  - dije burlandome nuevamente, de verla de esa manera tan baja - ese cuerpo ya está descomponiendose, que lamentable - añadí ladeando la cabeza, haciendo que mi cabello tapara parte de mi cara.

Simplemente FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora