26

50 11 0
                                    

Al terminar el desayuno salí de él salón como alma llevada por el mismísimo diablo, era bastante incómodo ver a ese par pegados como dos parásitos. ¿Cómo fue capaz de hacerme eso? Creí que sus besos y caricias eran solo para mí, al darme cuenta de que todo eso había sido una farsa me sentir tonta, estaba enojada con él y conmigo, también me sentía muy herida. Por lo que  decidí que no los vería durante el resto del día, al menos eso intentaría hacer, no permitiría que se rieran de mi en frente de mí nariz otra vez. Asi que me dispuse a bajar a la  cubierta para buscar a Yato y tomar al de aire fresco, solo quería encontrar algo de tranquilidad en este barco.

Paseando por el lugar el mar llamó mi atención, así que me asomé por el borde para verlo mejor, el agua se levantaba en pequeñas olas al impacatar con el barco, lo que dejaba un leve rocio sobre mi cara, siendo esa una sensación realmente agradable y rejante, me hacía sentir un poco mejor. En eso estaba cuando Yato me encontró a mi.

- No vayas a caer por la borda - Susurró poniendose detrás de mí de manera protectora,  posando sus manos sobre las mías, apoyado su cabeza entre mi hombro y mi cuello, mientras yo mantenía la mirada fija en el horizonte- mejor te sugetaré - dijo con una voz dulce para luego apegarse aún más a mi cuerpo.

- Puedo cuidarme sola - dije riendo sin muchas ganas- a demás ¿Qué tiene de malo que me lance por la borda? El agua se ve refrescante - añadí con un tono más sincero y algo más animado, volteandome para quedar frente a él.

- No sabía que te gustara el agua - me miraba con una ceja alzadas y una gran sonrisa divertida, este chico definitivamente era una luz, a pesar de todo el mal rato que había  pasado sentía como el me contagiaba su buen humor, era increíble - Con que Itami eh - cambió el tema pero aún parecía relajado- ¿ Cómo se te ocurrió un nombre así ? - preguntó frunciendo el seño y mirándome a los ojos, como si tratara de buscar algo dentro de mí.

- Tiene que ver con como me siento ahora - me encogí de hombros despreocupada, no quería darle demasiada importancia al asunto, hablar de eso me incomodaba un poco, así que decidí cambiar el tema nuevamente - ¿ Cuándo crees que lleguemos a la nación del fuego ? - pregunté mientras me me alejaba de sus brazos y me paraba junto a él - nunca he sido buena para viajar en barco - dije dándole un leve empujoncito en el hombro.

- A esta velocidad llegaremos al atardecer - contesto de manera fría, no parecía contento porque me separé de él - No te des vuelta - dijo con un tono extraño, ahora me daba cuenta que su semblante no había cambiado por mi manera de actuar, si no por algo que estaba sucediendo exactamente de tras de mí. Sin hacerle mucho caso volteé de todos modos y vi lo que había hecho que su humor se aruinara de ese modo - ¿Por qué nunca me haces caso? - añadió con un dejo de fastidio y algo de frustración.

- Voy a vomitar - dije con mala cara ignorando su pequeño reproche. Ver a Zuko y a Mai besándose nuevamente me causó otra vez una mezcla de sentimientos, debo admitir que era un buen mentiroso, en verdad le creí que me quería solo a mí, que asco - será mejor que me vaya de aquí - mis ojos se tornaron rojos, se ha reído de mí en mi cara nuevamente, no sabía si el cambio de color se mis ojos se debía a la tristeza o a la rabia, pero de cualquier modo estos se encontraban rojos.

- Ven, en la cocina hay algunos postres, de seguro te harán sentir mejor - trato de animarme y yo traté de no amargarme demasiado por la situación, de cualquier forma no había nada que yo pudiera hacer, así que decidí acompañar a Yato, no sin antes clavar mis ojos los de Zuko, él me correspondió una de terror y pena, no le entendía, ni quería hacerlo en este momento ¿ Qué demonios quieres de mí?- ¿Quieres que te lleve en mi espalda como caballito? - eso llamo por completo mi atención y me hizo cambiar de humor de manera drástica.

- Shi - dije jugando con mi pelo y sonriendo como si fuera una niña pequeña, Yato me dio la espalda y se agachó para que yo pudiera subirme sobre ella sin problemas - Muchas gracias por apoyarme - sacudí su cabello en cuanto me subí a su espalda - Es muy dulce de tu parte dejarme hacer esto- besé si frente y el dió un pequeño salto para acomodarme sobre él, luego de eso se puso correr en dirección a la cocina - ARRE YATO - grité emocionada, me sentía mucho mejor ahora.

Simplemente FuegoWhere stories live. Discover now