Capítulo 3

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- Ainhoa despierta por favor - escucho la voz Mario.

- Por favor - se le nota desesperado.

Abro los ojos poco a poco encontrándome con la cara de Mario una sonrisa aparece cuando ve que me he despertado, acaricia mi mejilla suavemente apoyando después su frente contra la mía.

- Menos mal que despiertas - en su voz noto preocupación.

- ¿Qué me paso? - me alzo colocándome en el cabecero de mi cama estoy en mi habitación.

- Te desmayaste en el pasillo, ¿Qué te hizo? - me toco la cabeza al notar un cierto pinchazo.

- Puedes traerme agua tengo la garganta seca - asiente y sale de la habitación yo aprovecho para levantarme e ir al baño.

Me miro en el espejo y hago una mueca de horror al ver mi cara tengo una marca en la mejilla derecha y una pequeña raja en el labio inferior. ¡Hijo de puta del jefe!

- Ya te traigo el agua - salgo del baño y vuelvo a la cama bebiendo del vaso.

- Gracias, ¿Dónde está Yolanda? - le pregunto mientras él se sienta a mi lado.

- Tuvo que irse tenía un cliente - hago una mueca.

- ¿Qué hora es? - tan pronto no tenían clientes.

- Las nueve de la tarde - pongo cara de sorpresa.

- Tanto estuve durmiendo dios mío - aparta mi pelo dejándolo el mechón detrás de la oreja.

- Ahora tienes que descansar - se acerca un poco más.

- Deberías de estar vigilando la puerta del jefe - no entiendo este acercamiento hacia semanas que apenas nos dirigíamos una palabra.

- El jefe me dio un tiempo libre - noto su aliento roza sus labios con los míos.

- No deberías de perder tu tiempo conmigo - le contesto un poco más entre cortada por la cercanía.

No me contesta porque ataca mis labios sin darme tiempo a reaccionar le sigo el beso pasando mi mano por su nuca haciendo que se pegue más a mí, la verdad que besaba bastante bien y me trato muy bien el día que perdí mi cosa más apreciada pero solo siento eso atracción y me gusta, pero no para algo mas además de que mi trabajo me impide toda relación y porque el jefe nos lo prohibió rotundamente, no entiendo porque el castigo que me hizo yo solo hice mi trabajo no hice nada malo ni me salte ninguna norma.

- Espera - le empujo suave con mi mano en su pecho.

- ¿Te hice daño? - me mira de arriba abajo.

- No no es eso solo que no entiendo el acercamiento hemos estado semanas largas sin hablarnos apenas - hace una mueca y se coloca mejor en la cama.

- Lo siento sé que estuve distante, pero es porque me gustas y pensaba que alejándome de ti iba a dejar de sentir - le miro con ternura es como un oso de peluche es un amor, pero no puedo decirle lo mismo porque no lo siento hay algo que no termina de encajar.

- Sabes que no podemos tener nada y como nos pille el jefe estamos muertos - vuelve a poner esa cara de preocupación.

- Dime que te hizo - bajo la mirada y el coge suavemente mi barbilla y hace que le mire a los ojos.

- Me pego con un collar con una cadena y con ella me pego, no sé a quién trajo, pero puff - unas lágrimas sin previo aviso salen veo como Mario aprieta la mandíbula.

- Es mejor que no sepas lo demás - termino de decirle después de a ver cogido aire para atreverme a decirlo.

- Es un hijo de puta - le asiento porque es verdad y eso lo sabemos todos.

- MI NIÑA OH DIOS MÍO - entra Amelia gritando con el pelo despeinado.

- Tranquila mamá - me levanto para tranquilizarla pero me siento de nuevo quejándome cuando las sabanas me rozan mi culo.

- Que te hizo ese salvaje - Mario se levanta para intentar tranquilizarla a mamá me pongo de lado porque me arde mucho.

- Amelia tranquilizase no es bueno que se altere así - toma una larga respiración y lo suelta, me mira y se acerca cogiendo mi cara.

- Lo siento tanto mi niña me gustaría hacer algo - me da la vuelta para mirarme mis nalgas pone una cara de horror al verlas.

- Te traeré una pomada - llaman a la puerta y aparece asomándose el jefe rápido me encojo y empiezo a temblar.

- Solo vengo a decir que Ainhoa dentro de una hora trabaja - mamá iba a contestarle pero la agarro del brazo en señal que es mejor que se calle.

- No entiendo como puede mandarte a trabajar después de como te dejó - contesta Mario serio veo como a mi mamá se la desliza una lágrima y aunque me duela el cuerpo y las nalgas me levanto para darla un abrazo.

Comienza a llorar en mi hombro se me parte el alma verla así en este estado es la que me cuido y me saco para adelante sin importarla las consecuencias la consideró como a mi madre, la susurro que todo va a estar bien que no se preocupase cuando esta algo más calmada decide ir a por la pomada quedándome a solas con Mario de nuevo.

-¿Te duele mucho? - desliza su mano por mi muslo acariciándolo.

-Si, espero que la pomada me sirva voy a cambiarme - me levanto aguantando las muecas de dolor y me dirijo a mi armario.

Pasan dos minutos mirando la ropa siento la mirada de Mario en mi espalda pero me da igual me giro mirando mis nalgas y veo que están rojas, decido ponerme una falda para tapar un poco las heridas, me dirijo al baño a cambiarme escucho la puerta y pienso que es Amelia pero al no recibir ningún llamado es Mario que se fue se lo agradezco, empiezo maquillándome y por supuesto como puedo me tapó la raja del labio intentando taparlo todo lo que pudiese al salir entra mamá con la pomada decide ella ponérmela.

-Esta fría - me quejó cuando sus dedos pasan.

-Aguanta esto te hará que no te escueza tanto y se te cure más rápido - asiento se despide y sale.

Cojo unos tacones me los pongo después de unos minutos y salgo me dirijo a la zona de las barras y están las chicas, rápidamente se me acercan y me preguntan como estoy yo solo las digo que estoy mejor que no se preocupasen, lo único bueno que tengo aquí son mi mamá y ellas.

-BIENVENIDOS OTRO DÍA MÁS CABALLEROS - escucho como saluda el jefe, hacia semanas y semanas que no recibía ningún castigo suyo hasta ayer.

Presenta a las chicas por sus motes espero a que me nombre mientras me bajo un poco más la falda, miro hacia las barras y la del medio como ayer esta vacía así que me toca de nuevo en ese sitio escucho mi mote y salgo poniendo la mejor sonrisa que puedo por su puesto es falsa.

La música comienza a sonar y yo empiezo a moverme miro en la zona de los hombres y ni rastro del chico de ayer me agachó contra la barra mordiéndome el labio para aguantar las ganas de no quejarme me dolía el cuerpo sabía que el castigo seguía porque eso el jefe quería trabajase sabe que me duele todo, no se porque me siento como defraudada de no ver al chico de ayer pero también estoy rayada al no entender mi castigo de ayer.

Llevo un rato bailando como mis compañeras noto el cansancio en mi cuerpo y los dolores son más fuertes, cuando pienso que la noche esta siendo aburrida veo aparecer al chico de ayer hablando con el jefe nuestras miradas se cruzan por unos pequeños segundos y no entiendo porque una sonrisa aparece en mi cara.

Prostituta Por ObligaciónWhere stories live. Discover now