Capítulo 34

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- ¡LUCIFER! - grite, lagrimas comenzaron a salir de mis ojos constándome ver bien a causa de las lágrimas.

- Lucifer reacciona por dios – agite su cuerpo, pero no abría los ojos.

Me pegué a su pecho metiéndome en la bañera sentía su latido muy despacio, me di cuenta de la herida en el brazo era un agujero de un puto disparo, lloraba en su pecho sin saber que hacer.

- Lucifer por favor despierta no me puedes abandonar – sujete su cara entre mis manos que las tenía llenas de su sangre, unas pinzas y muchas sagas en el lavamanos había.

- Lucifer tu eres fuerte no me puedes dejar después de todo lo que hemos tenido que pasar por favor abre los ojos te amo, joder te amo tanto que me duele el corazón que tenga que pasar esta situación para decírtelo, tú me salvaste de allí te necesito conmigo – abrace su pecho con fuerza su camiseta estaba mojada pero no me importaba, sentí un dedo suyo como se movía, pero sus ojos seguían sin abrirse.

Le bese, sujetando su cara quería que sintiese el amor que le tenía, en tan poco tiempo me había enamorado de él, aunque tuviera un corazón de hielo, manche su cara a causa de las lágrimas me separe despacio de sus labios que estaban fríos por la pérdida de sangre.

- Lucifer no me puedes dejar ahora todavía esta batalla sigue te necesito más que nunca te quiero – un apretón en mi mano sentí rápidamente miré a esa dirección sintiendo sus acaricias.

- Tranquila tigresa solo me hacia el muerto para que confesases de una vez – su voz era débil y ronca constándole decir esas palabras me reí por lo estúpido que era hasta en esa situación.

- Me asustaste – le golpe suave su pecho, él sonrió, pero era una sonrisa débil.

- Aun llorando estas preciosa – tose volviendo a cerrar los ojos le acaricio.

- No cierres los ojos Lucifer te voy a ayudar vamos a salir de esta – le digo apoyando mi frente en la suya notando el sudor.

- Lo siento Tigresa por todo lo que has tenido que pasar – niego rápido absorbiendo y retirando mis lágrimas.

- No te disculpes tú me salvaste ahora me toca a mí – una respiración fuerte hace poniendo su cabeza de lado.

- Lucifer – le susurro al no ver ningún movimiento.

- Lucifer – le vuelvo a hablar más asustada.

- Sigo vivo Tigresa es difícil acabar conmigo – le golpearía en estos momentos si estuviera bien por ser tan estúpido.

- As perdido mucha sangre dime que tengo que hacer – le digo mirando todo alrededor lleno de sangre.

- En el armario de afuera hay una botella tráetela en el segundo cajón hay una navaja – sus palabras son claras pero su voz cada vez más débil.

Asiento levantándome rápido saliendo del baño dirección a por las dos cosas que me pidió, vuelvo donde el sentándome con cuidado encima de él.

- En mi pantalón hay un Prof – abre los ojos para verme al ver mi rostro de confusión vuelve a hablar.

- Un mechero – rápido lo saco.

- Cuidado donde tocas tigresa aun estando apunto de palmarla tengo ganas de follarte – me rio llorando.

- Está bien – me dice al ver mi cara seria después de reír.

- Dame la botella, empieza quemando la punta de la navaja confía en mi – le doy la botella dudosa, quita el tapón con sus dientes comenzando a beber.

Quemo la punta de la navaja empiezo a notar hasta el calor que desprende de la navaja, Lucifer deja de beber y como puede hecha el contenido de la botella en su brazo aprieta su mandíbula reteniendo el dolor.

- Preciosa tienes que hacer todo lo que te diga – asiento llorando más fuerte al ver el dolor en sus ojos sigo quemando la navaja.

- No llores – extiende su mano con la botella apartando mis lágrimas.

- Te necesito fuerte para lo que tienes que hacer ahora – asiento mordiendo mi lengua para retener las lágrimas, pero ni eso sirve.

- Tienes que sacarme la bala Ainhoa está dentro – vuelve a echar el contenido sobre el brazo mirándome.

- No sé si podre Lucifer – le digo con miedo.

- Tú puedes confió en ti – dejo de quemar la navaja.

- Está bien vamos a ello – le digo temblando.

- Ainhoa tranquilízate tú puedes, estoy cansado amor – me susurra al estar más cerca de él acariciando mi muslo como puede.

- Aguanta no te puedes dormir Lucifer - acaricio su mejilla.

- Busca la bala y sácala – meto la punta de la navaja escuchando un grito desgarrador de Lucifer cuando comienzo a moverla buscando la bala.

Lucifer cuando puede bebe de la botella, encuentro la bala tocándola con la punta de la navaja.

- Lo siento Lucifer – lloro sin parar cuando vuelve a gritar de dolor, estoy a punto de sacar la bala cuando siento que Lucifer no se mueve y sus ojos están cerrados de nuevo.

- Lucifer eh mi amor – le agito con mi mano libre pero no reacciona.

- Lucifer no me hagas esto – saco la bala por fin tiro la navaja fuera de la ducha dando pequeños golpes en su mejilla, pero no reacciona.

- ¡LUCIFERRRRRRRR! - grito cuando no siento su corazón.

Escucho correr a alguien hasta entrar al baño yo estoy sollozando en el pecho de Lucifer esta frio no escucho su corazón.

- AINOHA QUE A PASADO – su mejor amigo me grita con una mirada de horror.

- Le dispararon y no reacciona le saque la bala como el me pidió – su amigo le agita, pero el sigue sin responder.

- No siento su corazón – me aparto de su lado juntando mis piernas asustada.

- Lucifer eh amigo despierta – toca su cuello para ver si siente pulso.

- No tiene pulso a perdido demasiada sangre me tienes que ayudar tenemos que sacarle de aquí - me levanto rápido tirando de, el sacándole cómo podemos de la bañera.

- Tronco tienes que despertar me escuchas – le sacamos como podemos del baño y la habitación.

- AYUDAA EL JEFE ESTA HERIDO – grita llamando la atención de todos.

- Lucifer – sollozo cayendo de rodillas al suelo.

Amelia aparece poniéndose a mi altura abrazándome mientras vemos como se lo llevan.

- Te juro que hice todo lo que me pidió – la abrazo diciéndola.

- Tranquila, cariño se pondrá bien – me aparto un poco intentando respirar me dolía el pecho.

- No reacciona su corazón no le sentía – Amelia me aparta las lágrimas.

- Él es fuerte

- No puede ser que este muerto mama le amo

- Lo se cariño lo se

- ¡LUCIFERRRRRRRRRR! - grito dejando toda mi voz en esa palabra recordando cada momento que había pasado en la bañera, recordando lo que me había dicho.

Él no puede estar muerto...

Prostituta Por ObligaciónWhere stories live. Discover now