Capítulo 28

4.1K 286 47
                                    

Nuestras respiraciones están aceleradas, tiro de su pelo al sentir como besa mis pechos bajando mi sujetador es tanto el placer que siento que no puedo hablar, pero tengo que pararle esta vez la que juego soy yo, y la venganza todavía no termino por lo menos para mí.

Cuando veo el momento me muevo quedando encima de él, su gesto de la cara demuestra que no se lo esperaba, echo mi pelo a un lado y empiezo a besarle su cuello, el rápido con sus manos me aparta.

- ¡No! - su voz es firme y seca.

- ¿Por qué? ¿Por qué no te dejas tocar? - aprieta su mandíbula.

No me contesta se levanta para besarme el cuello, quiere jugar pues vamos a hacerlo, levanto su camisa tocando su abdomen rápido me aparta y ataca mis labios besándome rudo, pasa de sentir sus labios en los míos a sentirlos en el lóbulo de mi oreja suelto un jadeo.

¡Céntrate acuérdate que se la tienes que devolver!

Sonrió cuando mi subconsciente en el momento menos indicado me habla, empiezo a moverme despacio restregándome notando como su erección crece.

- Ainhoa - sale más como un suspiro de sus labios.

Me baja de la parte de arriba el vestido dejando expuestos mis pechos con el sujetador, rápido pone sus manos por detrás de mi espalda desabrochándolo.

Cuando ya están libres del sujetador ataca cogiendo uno de ellos con su boca consiguiendo que arque para atrás la espalda, es un buen jugador y sabe cómo manejarte, pero esta vez no dejare que se salga con la suya.

Le voy a demostrar que yo también se jugar a esto y muy bien.

Me aparto de el para terminar de quitarme el vestido bajo su atenta mirada, consigo bajarme la cremallera de mi vestido, sus ojos son oscuros y me sonríe en este mismo instante podría decir que parece otro, tiene el pelo revuelto a causa mía.

Dejo caer el vestido al suelo y me acerco de nuevo hasta el, tira de mi brazo haciendo que me vuelva a sentar sobre él.

- No te me vas a escapar Tigresa – muerde mi oreja volviéndome loca.

- ¿Estás seguro? - me atrevo a decirle.

- Si, recuerda mando yo – su voz es ronca por la excitación.

Sus pantalones no tardan mucho en perderse por la habitación, siento más que nunca su miembro duro.

- ¿As visto lo que provocas? - me dice mordiendo mi labio inferior.

Cuando aparta mi tanga y veo que está dispuesto a bajarse sus Bóxer, le detengo con mi mano.

- No me empecé a tomar la píldora todavía – solo con decirle eso sabe a lo que me refiero.

Se estira hasta abrir un cajón y saca un condón, me sorprendo porque no tenía ni idea de que eso estuviera guardado hay.

Cuando lo rompe bajo mi atenta mirada sin apartar la suya de la mía y se lo va a poner me levanto de encima de él causando que me mire sin entender el, lo que estaba haciendo.

- ¿Dónde vas? Ven aquí - me tira de mi brazo, pero me aparto antes de que tirase con una sonrisa.

- Lucifer yo también se jugar – me pongo de rodillas sobre el colchón mientras que le digo con voz juguetona.

Al ver que solo me mira me levanto de la cama y me pongo mi ropa interior, si estoy caliente pero el aún más que yo.

- ¿Te estas quedando conmigo? - su rostro muestra confusión y cabreo, estoy disfrutando de esto.

- Amigo eso se llama venganza por dejarme con las ganas la otra vez, así aprendes que no siempre puedes jugar porque te la acaban devolviendo – le digo mientras que me dirijo al baño cogiendo un albornoz blanco.

- Tigresa, ni se te ocurra a salir por esa puerta – me dice cuando ve que voy a abrir la puerta.

- Qué pena Lucifer que esto tenga que acabar aquí - abro la puerta saliendo, me aseguro que hago un nudo para que no se vea nada, cuando escucho a Lucifer llamarme y sentir su voz cerca corro por el pasillo descalza riéndome sin parar.

Ainhoa 1, Lucifer 0.

Me meto en su habitación corriendo cerrando la puerta y por supuesto poniéndola el seguro, me dirijo a su baño todo está muy bien colocado hago una pequeña mueca cuando me veo al espejo y veo que tengo un poquito hinchado la comisura, decido llenar la bañera con agua caliente consiguiendo que hiciese espuma.

Dejo caer el albornoz al suelo me quito la ropa interior para después poco a poco entrar a la bañera despacio que mi cuerpo se acostumbrase al calor del agua, cuando estoy dentro me tumbo y me relajo dejando que el agua caliente relajase mis músculos, llevo unos minutos solo metida aquí y escucho como la puerta suena al querer ser abierta, me rio al escuchar a Lucifer gruñir fuerte.

- Ainhoa abre la puerta – cierro los ojos.

- Me temo que eso no va a poder ser, estoy disfrutando de un baño relajante – la puerta vuelve a sonar.

- Juro que me pagaras esto – rio fuerte, me encanta verle así de cabreado.

- ¿A si? ¿Y qué harás? - le reto.

- Te voy a castigar – esas palabras hacían estragos en mí.

- Déjame disfrutar de esta batalla que perdiste – la puerta es golpeada fuerte, segundos después solo se escucha silencio.

Cuando veo que llevo bastante tiempo me lavo el pelo, al salir me quito el maquillaje, me tapo con el albornoz dirigiéndome al armario de Lucifer.

Al abrirlo me encuentro con todo tipo de ropa y en cada cajón hay una cosa, cinturones, corbatas, relojes.

Decido por una camiseta blanca que me queda enorme llegándome por las rodillas tapándome lo suficiente, la huelo su colonia desprende, busco el mando hasta encontrarle enciendo la tele y me tumbo en la cama para después de un buen rato de haber visto la tele quedarme dormida con su olor alrededor de mí.


Prostituta Por ObligaciónWhere stories live. Discover now