Capítulo 10

8K 443 18
                                    

NARRA AINOHA:

Me despierto por los golpes que escucho en la puerta estiro mis brazos sin recordar que me duele el cuerpo como si me hubiera pasado un camión encima, los golpes no cesan haciendo que frunza el ceño molesta, me levanto a regañadientes quejándome por cada paso.

- Ya va ya va por dios vais a tirar la puerta – abro de malas ganas deseando gritar a la persona que tanto insistía.

- Señora lo siento, pero el desayuno está listo y el señor la quiere ver abajo – odio que me llame señora, aunque sea por respeto no soy tan vieja y anda que con el otro quien se cree para mandar tanto.

- Está bien en diez minutos estoy abajo – asiente y me tiende una ropa.

- Es para ti de parte del señor pruébeselo a ver como la queda estaré aquí afuera para lo que necesite – la hago un gesto y ella me entiende.

- Me llamo Matilda

- A mi llámame Ainhoa no señora - ella ríe tapándose la boca.

- Perdón seño... perdón de nuevo Ainhoa es la costumbre – me despido de ella.

Cierro la puerta y pongo la ropa en la cama para mirarla es una camiseta ceñida de color blanca con botones adelante y un pantalón de color azul clarito es una ropa normal a la cual no estoy acostumbrada a ponerme porque el jefe nos obligaba a ponernos ropa que nos dejaba el cuerpo más expuesto, me dirijo al baño cuando cojo de nuevo las prendas voy a darme una ducha es imposible cuando entro no mirarme al espejo mi cara es horrible tengo una mejilla un poco hinchada y un gran moratón en la parte de debajo de mi nariz comienzo a llorar sin poder controlarlo por la impotencia que siento.

Me quito la ropa que llevo puesta sin quitar la mirada del espejo me echo las manos a la boca cuando veo moratones horribles en mi cuerpo por debajo de los pechos, agacho la mirada para ver mis piernas que también tiene otros moratones agradezco que con la ropa que Lucifer ofreció tape mi cuerpo, no pierdo más tiempo y me meto en la ducha, aunque las imágenes de todo lo sucedido de ayer vuelven a mi cabeza sin poder sacarlas, cojo una esponja nueva que hay con el plástico para después echar gel y restregarme fuerte por cada parte de mi cuerpo me lavo el pelo salgo corriendo para vestirme, miro por los cajones para ver si hay maquillaje pero me golpeo internamente al pensar que estoy en la puta habitación de Lucifer y es un tío está claro que no tendría maquillaje, me coloco mis zapatos de tacón aunque me maten los pies no voy a ir descalza, abro la puerta encontrándome con Matilda.

- Ehh... Matilda – ella rápido se acerca.

- No tendrás maquillaje es que mi cara se ve horrible y me da vergüenza salir así – observa mi cara poniendo una mueca.

- Ainhoa creo que es mejor que no se eche maquillaje las heridas están aún muy recientes y se podría infectar – me apoyo en la puerta y relajo los hombros.

- Tienes razón, pero me da cosa que Lucifer me vea así – ella se ríe y yo la miro molesta.

- A él no le importa tenlo por seguro eres muy bella – finjo quitarme una lagrima consiguiendo que ella ría a carcajadas.

- Vamos el señor nos espera – tira de mi brazo con delicadeza.

Pasamos por un pasillo bastante largo que no me percate ayer, una alfombra muy bonita esta sobre las escaleras miro todo a mi alrededor se siente muy acogedora pasamos por un salón con un montón de detalles que no me da tiempo observar.

- Señor... os dejo solos que disfrutéis del desayuno – miro a la dirección que siento una silueta esta de espaldas mirando al enorme jardín que tenemos enfrente.

- Hola Ainhoa siéntate te espera el desayuno – se da la vuelta mirándome fijamente, me siento rápido veo una sonrisa por parte de él.

Observo todo lo que hay en la mesa, hay un montón de fruta de todo tipo cojo unas fresas de un bol pequeño siento su mirada penetrante haciendo que suba la mirada encontrándome con esos ojos tan cautivadores.

- Espero que sea todo de tu agrado – tierra trágame por dios suspiro cogiendo el zumo.

- Gracias por todo de nuevo – mira la Tablet que tiene para luego prestarme atención.

- Quiero que seas sincera conmigo con las preguntas que voy hacerte – paro de comer.

- Siempre lo he sido – mentira cochina no has sido sincera muchas veces o por no hacer daño a alguien o por no meterte en más líos, mi subconsciente me delata.

- ¿Como acabaste en el club? – pues aquí llego la pregunta más incómoda, si me lo hubiera preguntado otra persona no me sentiría así, pero con él es todo diferente.

- Mis padres verdaderos me abandonaron en la puerta del club – lo digo lo más seria posible lo que menos quiero es que note debilidad aun no le conozco de nada y hay personas que luego lo usan en tu contra para herirte.

- Creía que Amelia era tu madre por... - le corto antes de que termine.

- Si, por la relación tan unida, ella fue la que me recogió y me cuido desde entonces – apoya su brazo en la mesa tocándose la barbilla.

- Las apariencias engañan - le miro raro.

- ¿Perdón? - ve lo incomodo que se volvió esta conversación.

- No, digo que cuando te vi por primera vez me imagine otra cosa – no sé qué es peor si lo que dijo lo primero o lo de ahora.

- No juzgues a un libro por su portada – le miro seriamente y va a volver a hablar cuando Amelia entra.

- Buenos días perdón por la tardanza – se sienta a mi lado la miro viendo que esta algo más tranquila como si algo la hubiera echo cambiar de opinión.

- ¿Todo bien? - la digo cogiendo su mano acariciándola.

- Si mi niña - la conozco y sé que algo me está ocultando.

- Tengo que ir a trabajar espero que disfrutéis el día llegare por la noche – se levanta colocándose el traje mejor, pero por dios este hombre siempre viste así.

Cuando entra a la casa salgo detrás de él y le detengo antes de que avance más.

- Se que querías referirte a otra cosa – no veo duda en su mirada al revés me mira con cara de travieso.

- Eres muy curiosa – sonríe mostrándome sus dientes tan blancos y perfectos.

- Es una cosa que no puedo controlar – mira a su alrededor antes de acercarse a mí.

- Sabes una cosa – me susurra en mi oído consiguiendo que mi vello se ponga de punta.

- Que - le susurro que no entiendo porque me salió así si no estamos escondiéndonos de nada.

- La curiosidad mato al gato – se aparta de mi, mirándome por última vez saliendo de la sala dejándome aún más confusa que antes.

Puto lucifer tan sexi que me deja aún más confusa que antes y mil preguntas que decirle jode que te dejen con la palabra en la boca sin duda.

Gracias por votar mis amores =)

Maratón 2/3

Prostituta Por ObligaciónOnde histórias criam vida. Descubra agora