Capítulo 9

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NARRA AINOHA:

Todo había dado un giro impresionante hace un rato estaba en el club a punto de morir por una tremenda paliza y ahora estoy en la casa de Lucifer que al saber dónde estaba esto, vi una oportunidad grandísima de salir de ese sitio a lo mejor me metí en un sitio mucho peor, pero por ahora me sentía mejor al estar lejos del jefe, me dolía cada milímetro de mi cuerpo hasta respirar dolía.

Mis pensamientos se esfuman al tener a tremendo dios enfrente de mi quitándose su camiseta que por cierto esta manchada de mi sangre, sin poder controlarlo hablo.

- Que... Que haces - tartamudeo y en este momento quiero que la tierra me trague no puedo ser más tonta.

- ¿El que? - es imposible mantener mis ojos en otro sitio miro sus músculos y su pecho sin poder contenerlo, una risa sale de su garganta y joder que risa la más bonita que había escuchado en mi vida.

- Solo me estoy quitando la camisa, tranquila Tigresa no te haría nada en tu estado - un escalofrió pasa por mi columna y el mote no me molesta cuando sale de su boca, pero que me está pasando este hombre produce cosas en mí que no había sentido en mi vida.

Se termina quitando la camiseta dejando expuesto sus brazos musculosos por inercia me muerdo el labio, se dirige a su armario y coge una camiseta que parece que la usa de pijama, sé que le estoy mirando, pero en estos momentos me da igual es como si la poca vergüenza que tengo se hubiera ido.

- Voy a por el botiquín - cuando sale de la habitación aprovecho para mirar todo lo que hay a mi alrededor, es una habitación normal pero muy ordenada tiene un escritorio donde está el ordenador portátil y unas carpetas muy ordenadas, el armario era bastante grande incluso más que el mío propio, había una estantería en una esquina con unos cuantos libros que me levantaría si no tuviese estos dolores su cama es bastante grande las sabanas huelen a su perfume iba a observar más cuando el entra por la puerta con el botiquín.

- Si te duele mucho me lo dices y paro - asiento y miro cada movimiento suyo se sienta en la cama.

Abre el botiquín está lleno de cosas coge un algodón de color rosa clarito y le pasa alcohol extiende su mano a unas de mis mejillas esta frio, pero cuando hace contacto con una herida arde como el infierno suelto un quejido y rápido aparta el algodón mirándome, acerca su cara y por un momento mi respiración se detiene me sopla con cuidado como si me fuera a romper, me quedo embelesada mirándole el sigue curándome con mucho cuidado cuando acerca el algodón en la zona de mi nariz me aparto rápido.

- Lo siento - se disculpa se levanta y se dirige al escritorio y debajo saca una papelera la acerca a la cama se vuelve a sentar en ella y tira el algodón machado a la basura.

- Porque te preocupaste por mi si apenas me conoces - le solté sin pensármelo dos veces.

- Lo hubiera hecho si hubiese sido otra chica - aunque lo diga lo más calmado siento un pinchazo en mi pecho como si me hubiera dolido su respuesta.

- A sí que tu verdadero nombre es Ainhoa - corta el silencio el después de unos largos minutos que para mí se había convertido en incomodidad.

- Si - me sopla mi nariz y aunque escuece horrible me aguanto los quejidos de dolor.

- Bueno pues esto ya está las heridas irán cerrándose poco a poco mañana igualmente te curare de nuevo - levanto la cabeza cuando él se levanta de la cama y le sigo con la mirada.

- Gracias por todo, me gustaría ver a mi madre - le digo mi voz me falla y mis ojos pican de nuevo.

- Claro voy abajo a por ella - suelto un suspiro cuando sale y me remuevo en su cama colocándome mejor, quejidos salen cada vez que muevo cualquier músculo.

Pasan unos minutos cuando la puerta es abierta de nuevo y por ella entra mi madre que corre a abrazarme, grito de dolor y ella recuerda que estoy herida y se aparta rápido pidiendo disculpas.

- Perdón mi niña perdón por un momento se me había olvidado - acaricio como puedo su pelo.

- Estoy bien tranquila - sus ojos muestran mucha preocupación aparte de tristeza.

- Mi vida hemos cometido un error muy grande de irnos del club él no se quedará con los brazos cruzados - la niego con la cabeza.

- No te preocupes estamos a salvo aquí no creo que él sepa donde vive Lucifer - cuando se trataba del jefe Amelia se preocupaba mucho porque le conoce mucho más que yo ya que ella sabe cada movimiento que hace hasta lo que puede pensar.

- Hasta que no estemos muy lejos de aquí no me quedare tranquila, pero hay un problema que no tenemos dinero - se me escapan algunas lágrimas.

- Te juro que estamos a salvo y no nos pasara nada no has visto toda la seguridad que hay - dos toques en la puerta se escuchan deteniendo nuestra conversación.

- Perdón por molestarlas, el señor me mando a decir a la señora que su habitación esta lista - me defraudo al saber que no es el que esta asomado en la puerta y ni yo sé porque siento eso.

- Ve mama estaré bien mañana hablaremos más tranquilas - la digo al ver que no tiene intenciones de levantarse.

- Está bien estaré cerca de ti si pasa algo no dudes en gritar - ruedo los ojos sin poder controlarlo por su preocupación lo agradezco que se preocupe, pero ya le dije que estaremos mejor en este sitio.

Me da un beso tierno y un abrazo corto, pero con mucho cuidado, cuando sale detrás de la mujer, yo espero pensando que Lucifer vendría por lo menos a decir las buenas noches pero ya ha pasado un buen rato y no apareció, miro la mesita pequeña que hay a mi lado echo un vistazo al reloj son las dos y veinte de la madrugada suelto un gran suspiro y me tapo mejor con las sabanas apoyando la cabeza en la almohada y no tardo mucho cuando caigo en los brazos de Morfeo hoy fue un día tan duro que solo espero que mañana sea un día mejor al estar fuera de aquel infierno.

Gracias por los votos =)

Maratón 1/3 💞

Prostituta Por ObligaciónWhere stories live. Discover now