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Salí despavorida de la oficina de mi
jefe y me senté en mi escritorio viendo
como el Señor Miller entraba a su
oficina. Conocía la manera en la que me miraba aquel joven, pero ese no era mi mayor problema en estos momentos:
Iba a besar a mi jefe  ¿Lo peor? Tengo
tantas ganas de hacerlo.

En cuanto el joven desconocido cerró la puerta a sus espaldas, Claudia se lanzo a mi escritorio.

 —Me vas a decir que pasó ahí dentro.

dijo tomándome por los hombres y
sacudiéndome.

 —Solo hablaba con mi jefe — respondí en
voz baja con una sonrisa inocente.

 —Pues que buena conversación iban a
tener-menciono con sarcasmo— Elena,
es tu primera semana y estaba a punto
de besar al jefe ¿Qué ha pasado?

 —Puedes confiar en mi Elena, te juro
que no diré nada  —prometió ella con un dedo meñique. Una pequeña sonrisa salió de mi por dos razones: Era una acción infantil y porque yo lo hacía con mi hermana.
Uní nuestros meñiques en signo de promesa.

 —¿Qué te parece si hoy tenemos una
cena y te cuento todo?  —pregunté.

Asintió con niña pequeña con una gran
sonrisa.

 —Me voy, ya que aquí no hay otra
recepcionista y el jefe se pondrá como
loco si no hago mi trabajo— y antes de
poder decir otra cosa salió corriendo a su lugar de trabajo.

Claudia me había hecho olvidar el
momento del casi beso. Suspiré y
comencé hacer algunos trabajos en mi
computador hasta que una tos falsa se
hizo presente enfrente de mí.

 —Buenos días nuera — saludaron
falsamente.

— Buenos días suegro — respondí de la
misma manera.

 —¿Esta Jaden?— preguntó serio.
Solo asentí con mi cabeza. Aún seguía
molesta con este señor.


 —Dile que lo quiero ver, ahora —ordenó
el Señor Pablo. Respiré intentando
contener mi enojo.

Llamé al teléfono de su oficina y antes
de que el contestara, la vergüenza me
invadió, haciendo que mis mejillas se
coloraran.

— ¿Que-pasa?—  preguntó serio en cuanto
contesto

— El señor Hossler quiere verlo— dije
en voz baja, debido a la timidez que
sentía en estos momentos. Apenas me
lograba escuchar y mi suegro pareció
darse cuenta.

— Hazlo pasar —y colgó.
No sabía que sentía: enojo, confusión o
vergüenza.

 —Puede pasar señor Hossler—
comenté en voz baja.

 —Ya era hora  —dijo fastidiado sin
mirarme -Por cierto Elena, será mejor
que vayas recogiendo tus cosas-

 —¿Por qué?— pregunté incrédula.

— Porque yo me voy a encargar de que
no vuelvas a ver a mi hijo en tu vida—
respondió mirándome a los ojos de una manera fea, muy fea.

Tenía muchas palabrotas que
decir, pero la puerta del jefa se
abrió, dejándome ver a aquel joven
desconocido salir, permitiendo la
entrada del señor Hossler .

Mientras lo veía entrar, una voz llamó
mi atención.

 —Elena ¿cierto? —preguntó él.

 —Creo que si —respondí encogiéndome de
hombros.

 —Soy Aaron Miller, mejor amigo de tu
querido noviecito —se presentó.

Él sabía que todo esto era una farsa.

 —¿Usted sabe lo que pasa entre
Jaden  y yo?—  pregunté.

 —Obviamente querida— respondió y se
sentó en mi escritorio, interrumpiendo
el trabajo que estaba haciendo.

Este tipo era alguien con demasiada
confianza y alegría en su ser: todo lo
contrario al señor Pablo Hossler .

  —¿Sabes que tienes los ojos más
hermosos que he visto?  —me preguntó
de una manera lenta y demasiado
¿extraña?.

 —Gracias Señor— respondí de una
manera tímida y el color subió a mis
mejillas.

 —Nada de señor, somos casi de la misma
edad. Llámame Aarón.

 —Está bien  —dije simplemente.

-Estas un poco callada; hay que arreglar
esta situación- dijo acomodándose
mejor en mi escritorio.

¿Situación?

 —Te contaré algo que nos pasó a
Jaden y a mí  —habló alegremente.

 —Te escucho —respondí mirándolo, ya
que no podía trabajar debido a que
él estaba sobre los papeles que iba a
hacer.

 —Hace 2 años cuando nos graduamos,
fuimos a un bar muy conocido por aquí.
Bebimos con unos amigos celebrando
que al fin habíamos salido de ese
maldito infierno. Después de unos
tragos todo se estaba poniendo mejor,
hasta que una mujer se acercó a mí
y comenzamos a charlar hasta que
nos besamos; yo no sabía que aquella
mujer era hermana de uno de nuestros
compañeros y terminé con un puño
en mi perfecto rostro. Jaden  como
buen amigo me defendió, aunque
también termino con unos rasguños.
Desde ahí aprendí a preguntar si alguno
de mis amigos conoce a mi conquista —contó él.

Una risa salió de mí.

— ¿Solo tienes historias de mujeres? —  riendome.

— Por lo general, es lo que mejor se me
da. Incluso he acabado con una rodilla
entre mis piernas.

Una carcajada salió de mí. Estaba
a punto de burlarme de él, pero
apareció la presencia de mi jefe.
Automáticamente los dos nos quedamos
callados.

 —Elena, a mi oficina —dijo serio.

Yo asentí con un movimiento de cabeza,
mientras entraba rápidamente a su
oficina.


— Aarón, a trabajar—  escuché que
le ordenaba a su amigo.

 —Como diga jefecito— respondió Aarón
alegre. A pesar de que todo este mal,
creo, que el siempre tendrá una sonrisa
en la cara.

La puerta fue cerrada.

 —Toma asiento Elena —me ordenó mi jefe.

Tenia tanto miedo y verguenza .
Que es lo que me queria decir?...






«Final del capitulo»

 otRo CapituLo dE
regAlo deah .

𝗾𝘂𝗲́𝗱𝗮𝘁𝗲,  𝗁𝗈𝗌𝗌𝗅𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora