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Maraton ( 2/5 👾)




Emprendimos camino a aquella
empresa, que, aunque no se parecía en nada a la de Jaden, era popular
en el pueblo. Se dedicaba a la venta
de medicamentos e instrumentos de
hospital.

Yo iba para el puesto de secretaria, que
era uno de los más altos como empleado
nuevo, y esperaba que funcionara la
carta de recomendación que había
hecho Aarón.

-¿Te espero?-

-Por favor- pedí en cuanto llegamos al
edificio.

No era muy alto, ni siquiera
impresionaba, pero era bonito.
Ventanas grandes y detalles negros.

-Buenas tardes, estoy aquí por
la entrevista de trabajo- saludé
cordialmente a la chica que se
encontraba ahí sentada.

-Último piso- comentó señalando unas
escaleras.

Agradecí con un movimiento de
cabeza. Caminé hacia donde me había
señalado, y era una puerta que daba a
unas escaleras que subían. Retrocedí
y busqué con la mirada un ascensor o
algo por el estilo, pero no había nada.

Genial.

Comencé a subir, lo bueno era que solo eran 5 pisos. Podía haber sido peor.
Llegando al último, sentía que iba a
morir. El aire me faltaba, me sentía
mareada y me pesaban las piernas.
Definitivamente tenia que hacer más
ejercicio.

Me quede parada ahi, sin moverme.
Revisé mi reloj y mi entrevista era en
3 minutos y yo no sabia que hacer. Tal
vez si tocaba a la puerta más bonita,
alguien me atendería. Caminé hacia
una de esas puertas y antes de tocarla,
la abrieron.

Salió una chica demasiado joven, a mi
parecer.

-¿Puedo ayudarla en algo?- me
preguntó.

-Si- respondí -Tengo una entrevista de
trabajo, pero no sé a dónde ir-

-Es la puerta de la derecha- dijo
señalando.

-Muchas gracias- agradecí y me
encaminé hacia ella. La chica se fue,
bajando por las escaleras.

Tomé aire y toqué decida.

Esperé unos segundos.

-Adelante- respondieron del otro lado.
Tomé la perilla y la giré. Ya no tenía
miedo, pues me sentía un poco más
preparada.

El hombre que estaba ahí, no era nada
a comparación de Jaden. Tenía
lo suyo, pero no me había transmitido
lo mismo que él. Un hombre común y
corriente.

-Justo a tiempo-dijo señalando su reloj.

-Lo siento, surgieron unos imprevistos-
respondí en forma de disculpa.

El solo me vio sin expresión alguna.

-Sus imprevistos no me importan,
estaba a 1 minuto de no ser atendida-
comentó sin importarle mis disculpas.
Al parecer tenía un carácter similar al
de mi ex jefe.

No dije nada y solo tomé asiento en
las sillas que se encontraban enfrente
de su escritorio. Le tendí mis papeles
y comenzó a leerlos. Los miraba como
si fueran de otro mundo, y no emitía
ninguno sonido.

-Al parecer sólo ha tenido un trabajo-

-Si- respondí -Fui secretaria de
presidencia

-¿Y por qué lo dejo?- preguntó con una
ceja en alto.

𝗾𝘂𝗲́𝗱𝗮𝘁𝗲,  𝗁𝗈𝗌𝗌𝗅𝖾𝗋Where stories live. Discover now