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Entré en desesperación.

Me levanté y tiré todo lo que estaba a
mi alrededor.

Nadie me iba a quitar lo que era mío,
pero tampoco me iba a atar a una
persona.

Me senté bruscamente en mi silla
nuevamente y respiré varias veces. Ya
no tenía nada bajo control y eso me
enojaba mucho.

Aún podía decirle a mi padre que mi
compromiso fue falso y tal vez el me
ayudaría a sacar a Tyler del camino,
pero si lo hacía, no me dejaría la
empresa.

¿Qué había que hacer?

Para empezar, me tenía que calmar
y pensar en soluciones, porque no
resolvería nada si solo me quejaba.

La noche empezaba a caer. Las labores
de la empresa habían terminado
hace dos horas, pero yo seguía aquí,
esperando una idea.

Aarón me había venido a ver en la
tarde, pero no lo escuché. Yo sabía que
él buscaba lo mejor para mí, pero no
me gustaba que intentará decirme que
hacer.

Sinceramente, me había hecho tan
adicto al trabajo que ya no tenía nada
que hacer, y solo lo tomaba como
excusa y distracción para sacar a esa
mujer de mi cabeza.

Me abrumaba estar aquí, ya estaba
harto de estar encerrado.

Tomé mis cosas y salí de mi oficina. El
lugar de Elena se veía tan vacío y triste.
No había dejado que nadie moviera las cosas de ese escritorio, pues sentía que algún día al llegar a la empresa, ahí estaría sentada ella con esa perfecta sonrisa y ese hermoso cuerpo.

No tenía ganas de salir de fiesta,
tampoco quería ir a casa de mis padres,
ya no tenía opciones.

Entonces recordé un pequeño parque
alejado de la ciudad. Cuando era
pequeño, mis padres me llevaban
ahí, tiempo después, llevaban a mis
hermanas. Me gustaba mucho ese lugar,
pero era extraño, porque tenía años que no iba y que no pensaba en ese lugar.

Después de manejar un buen tiempo,
llegué ahí. Era justo como lo recordaba.
No se veía nadie, y era obvio. Eran casi
las 9 de la noche, ninguna persona iría a un parque alejado de la ciudad a esa hora.

Solo era alumbrado por algunas
lámparas. No hacia frío, no corría aire,
no había ningún auto, era un lugar
perfecto para pensar.

Me senté en las bancas y suspiré.
Me daba miedo buscar a Elena y atarme
a ella, no me sentía listo. Pero tampoco
quería perder todo lo que había
construido con esfuerzo en los últimos 3
años.

No quería perder de mi vida a Elena, ni
a mi empresa, pero no sabía que debía
hacer o quien debería elegir.
Probablemente lo mejor sería luchar
por mi empresa y con el tiempo, olvidar
a Elena. No sabía si me arrepentiría,
pero necesitaba una solución rápido.
En este momento necesitaba que me
cayera un milagro del cielo.

Después de unos minutos ahí, ya había
tomado una decisión, entonces me puse de pie y me preparé para irme de ahí, pero un sonido me hice detenerme.

Se escuchaban pasos, como si alguien
caminará cerca de ahí. Miré el lugar de
donde provenía el ruido y lograba ver
una silueta. Se me hacía muy raro que
una persona caminara hacia mí, pues
antes no estaba, ni siquiera la había
visto llegar.

Cuando por fin logré ver y distinguir
bien, me di cuenta que era una mujer.
Llevaba ropa deportiva y parecía que
acaba de hacer ejercicio. Sus ojos me
enfocaron y me sonrió. No como me
sonreían las mujeres normalmente,
sino como si nos conociéramos desde
hace mucho, su sonrisa inspiraba
confianza.

Por alguna razón, no me moví. Me
quedé ahí, esperando que llegara a mi
lugar.

Algo en ella me llamó la atención, pero no sabía que era.

Me senté junto a ella y por alguna
extraña razón, me dieron ganas de
contarle mi historia. Tal vez necesitaba
que alguien me escuchara y me
aconsejara.

Comencé a contarle todo. Desde que
conocí a Elena, hasta lo que mi padre
me había dicho hoy. Se lo dije todo,
incluso que estaba enamorado. Ella me
escuchó, no me interrumpió en ningún
momento, solo me prestó atención.
Me sorprendí yo mismo cuando acabé
de decirle todo. Pues no iba por la
vida, confiando en personas que me
encontraba por la calle. Para mí era
nuevo hablar con alguien desconocido.

-Por eso me encuentro aquí- terminé de
hablar.

Ella seguía callada, pensaba en que
decirme.

-¿De verdad te gusta Elena?- me
preguntó.

-Me gusta mucho- afirmé.

-¿Y la amas?-

Me quede en silencio.
¿La amaba? Aceptaba que me gustaba
y me volvía loco, pero no sabía si la
amaba.

-Si, con todo el alma- respondí.

-¿Y por qué no vas por ella?-

-¿Acaso no escuchaste toda la historia?
No es tan fácil- dije algo ofendido.

-Tú lo hiciste difícil- comentó -Es obvio
que te causa miedo estar con ella, pero complicaste mucho las cosas-

-¿Y cómo lo resuelvo?- pregunté
mirándola.

Ella soltó una risa.

¿Se estaba burlando de mí?

-¡Es muy fácil!- exclamó -Si eliges tu
orgullo, vas a estar sólo, y si eliges a
Elena, escoges el amor de una persona.
Cualquier cosa que elijas te va a dejar
sin empresa. El dinero va y viene,
pero el amor no. Elena no se enamoró
de lo que tienes o de tu trabajo, ella
se enamoró de quien eres y de lo que
vales. ¿Cuándo volverás a encontrar
a alguien así? Pero lo peor es que si te
tardas demasiado, ella encontrará a
alguien más-

-Pero, ¿Qué tal si ella no me acepta en
su vida? La lastimé y ahora me odia-
dije desesperado.

Ella se levantó algo molesta y me tomó de la camisa. Me agitaba bruscamente,
como si quisiera hacerme entender.



«Final del capítulo»



We me gusta dejaros
con la intriga 😈.



𝗾𝘂𝗲́𝗱𝗮𝘁𝗲,  𝗁𝗈𝗌𝗌𝗅𝖾𝗋Where stories live. Discover now