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Una Claudia con un conjunto más
informal se encontraba en mi puerta:
un pantalón de mezclilla azul rey con
una blusa rosa y chaqueta negra. Ese
moño desarreglado en la cabeza le daba un toque juvenil.

 —¿Lista? —preguntó. Solo moví
emocionada mi cabeza dando a
entender que sí.

Salimos de mi edificio. Aprovechando
que era viernes iríamos a comer y
beber uno tragos.

 —No creo ir a un bar sofisticado, ya que
nuestra vestimenta no lo permite, pero
claro que iremos por alcohol  —mencionó
ella alzando las manos como niña
pequeña.

 —Está bien —dije riendo mientras nos
subíamos a un taxi.

30 minutos después nos encontrábamos
en una pizzería. Nuestra comida había
llegado y aun no hacíamos el propósito
principal: hablar de mi jefe y yo.

 —Entonces — comenzó a decir —¿Por qué le
ibas a dar un beso al jefe?

 —¿Prometes no decir nada? —pregunté.
Tenía que asegurarme de que esto no
fuera más grande.

Movió su cabeza en repetidas ocasiones,
dándome a entender que "Si".

 —Soy la novia falsa de jefe  —comencé—  el
necesitaba una novia y yo dinero. Pero
las cosas se han complicado; en dos días
pasaron muchas cosas y estoy segura
de que no me gusta, pero si mueve algo
dentro de mi.

 —Esto es estúpido Elena —dijo ella.

 —¿Qué es estúpido?

-Que en una semana te provoque algo. Admito que el jefe tiene
lo suyo, pero no tiene el mejor historial.
Demasiado coqueto y mujeriego— comentó ella.

 —¿Tú crees qué no sé lo tonto que se oye?
Y lo peor es que me está chantajeando—
dije desesperada.

 —¿Cómo?— preguntó ella confundida.


 —El noviazgo se va a anunciar por la
prensa y si yo no quiero él me va a
hacer la vida imposible—
Su rostro se transformó.

 —¿Se atrevió a decir eso?— preguntó con
los dientes apretados.

Solo asentí mientras le daba una
mordida a mi pizza.


 —¿Así se van a quedar las cosas?— preguntó enojada.

Un gruñido salió por parte de Claudia.

La comida se acabó más rápido de lo
pensado, entre risas y platicas. Claudia
era la única amiga que tenia y me
sentía llena de saberlo.
La cuenta ya había sido pagada y nos
encontrábamos caminando por las
calles.

 —¿Y el alcohol que me prometiste?—
pregunté divertida.


—Tranquila saltamontes, para allá
vamos.

Y efectivamente, 10 minutos después
estábamos dentro de un bar, donde
había pocas personas y mucho alcohol.

El lugar se encontraba algo escondido
de la sociedad, pero por alguna extraña
razón Claudia lo conocía.

 —Puedes pedir lo que quieras, esta noche
yo pago —mencionó Claudia mientras
entrabamos al establecimiento y claro
que le tomaría la palabra.

La música que sonaba ahí era muy
buena. En la pista solo había como
máximo 10 personas y parecían alegres.

Nos acercamos a la barra con algunos
lugares ocupados, fue fácil encontrar
un buen asiento.

Un barman demasiado guapo se acercó
a nosotras, recargándose en la barra
mientras nos miraba seductoramente.
No sabia si era su trabajo, pero lo estaba
haciendo muy bien.

 —Y bien preciosas ¿Qué van a pedir?—
preguntó con una voz ronca.

 —Contigo lo que sea —respondió Claudia.
Una risa salió del barman y de mí. -Dejemos eso para más tarde, mientras

— ¿Qué gustan para beber?—  volvió a
pregunta el sexy hombre.

 —Tequila —fue solo la respuesta de mi
amiga.

Esto se iba a descontrolar.

Si tan solo no hubieras salido....


Final del capitulo


𝗾𝘂𝗲́𝗱𝗮𝘁𝗲,  𝗁𝗈𝗌𝗌𝗅𝖾𝗋Where stories live. Discover now