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Narra Jaden


6:30 am


Estaba sumamente nervioso, porque no sabía que decisión tomaría Elena. No podía estar seguro de lo que haría: se quedaría o se iría conmigo.

Obviamente yo la esperaba con los
brazos abiertos, pero si ella no quería,
no la obligaría y me marcharía para
seguir con mi vida.

Decidí arreglarme para emprender mi
camino al aeropuerto y esperar una
respuesta.



7:22 am



Mi chófer y yo, íbamos de camino al jet, porque necesitaba llegar rápido para preparar todo para la reunión con mi padre. Fuera cual fuera la decisión de Elena, yo renunciaría a la empresa.
Tenía el suficiente dinero propio para
empezar yo solo.

Además de que mi padre no la
aceptaba, y yo quería lo mejor para ella.


7:39 am



Le di las gracias al amable joven que se encargó de llevarme y traerme durante estos días.

-Será mejor que se apresure señor. No
tardará en llover- comentó.

-Muchas gracias- dije -Puedes irte-
Avance a la entrada y me preparé
mentalmente para lo que pasaría.




7:55 am




Ya había arreglado todo el papeleo y lo de la maleta.

El piloto me acaba de decir que mi
jet estaba listo y que en cualquier
momento me podría ir.

Me quedé parado en un punto donde
ella pudiera verme o yo a ella. Tenía
la esperanza de que vendría y que
seriamos felices juntos, pero fue
muriendo conforme pasaban los
minutos.

De verdad la quería a mi lado, pero
respetaría su decisión.



8:04 am



Sabía que la puntualidad no era el
fuerte de Elena, pero esta situación no
se trababa de impuntualidad, sino de
abandono.

Los ojos se me llenaron de lágrimas y el pecho comenzó a doler.

Ella ya no vendría.

Tomé mi maleta y con la frente en alto, salí de ahí. Mi piloto me esperaba en la puerta para llevarme al jet, y en cuanto me vio, me guio a mi destino.

No quería mirar hacia atrás, pero lo
hice. Comprobé que Elena no venía
detrás de mi corriendo y aceptando mi amor.

No iban a salir las lágrimas, o no por
ahora.



8:15 am



El jet acaba de despegar, pues pedí
que esperaran unos minutos, y que me avisaran si alguien preguntaba por mí, pero nadie lo hizo.

Me resigne a que ella no vendría,
entonces di la orden de irnos.

Lamentablemente cuando empezó
el viaje, comenzó a llover a cantaros,
haciendo más lento y peligroso el viaje.

Dejé que mis lagrimas salieran. Lloraba en silencio.

Había perdido a la mujer que me había
amado de verdad. Y todo había sido mi culpa, yo había tenido miedo y la había alejado de mi para siempre.



8:35 am



En unos minutos llegaríamos, pues el
viaje se había complicado por el clima.
La buena noticia es que aquí no llovía,
por ende, podía llegar a mi casa a
tiempo para arreglarme.



𝗾𝘂𝗲́𝗱𝗮𝘁𝗲,  𝗁𝗈𝗌𝗌𝗅𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora