26

8.2K 434 44
                                    

Mis ojos estaban hinchados de llorar,
mi cuerpo estaba cansado de sufrir y mi mente estaba harta de ser atormentada.
Tenía que salir de este agujero que me
estaba consumiendo.

¿Por qué tenia tan mala suerte con los
hombres?

Mi almohada era mi única compañía.
Las lágrimas ya se habían acabado y
todo ya estaba "bien". Jaden se
había largado hace 4 horas, por lo que
la luna había caído. Mi departamento
estaba en la penumbra, pues mi último
problema eran las malditas luces.

Con todo el pesar, me levanté hacia
el baño. Miré mi reflejo y lo que veía
era una persona totalmente diferente.
Sabía que no había tenido la mejor
historia de vida, pero siempre intentaba dar lo mejor de mí y darle una sonrisa a la vida, entonces, ¿Qué demonios me estaba pasando? Probablemente esta situación va se había descontrolado.

Cada vez que lograba equilibrar mi
vida, Jaden r la sacudía como si
fuera un globo de nieve. Y siempre
volvía la misma pregunta que me hacía
desde los 17 años:

¿Realmente quería vivir así?

La respuesta también era la misma:
No. Pero si yo no hacía nada para
cambiarlo, no tenía por qué quejarme.
Entonces caí en cuenta: Si yo no tomaba las riendas, todo seguiría igual.
Tenía que cambiar por mí, no dejarme
pisotear y salir adelante.

Seguiría con el estúpido plan de
Jaden , pero ahora sería a mi
manera. Ya no podía lamentarme por
las cosas, pues ya habían pasado, solo
me quedaba aprender y seguir. Tenía la esperanza de que todo mejoraría.

En cuanto sus ojos me miraron se
abrieron tanto que creí que se saldrían.

Y no lo culpaba, aquel vestido era tan
corto que si me agachaba todo se me
vería. Un escote un poco pronunciado
y tan ajustado que sentía que algo se
saldría en cualquier momento.

—Aquí tiene el resumen — dije, ya
que él no hablaba, solo miraba. Deje los
papeles en la mesa, inclinándome un
poco más de lo normal.

 —Recuerde que hoy tienen una reunión con los socios a las 12 — le recordé. Di la media vuelta y comencé a caminar hacia la salida, pero su varonil voz me detuvo.

 — ¿A qué estás jugando Elena?—
preguntó.

Una pequeña sonrisa vacía se asomó.
Estaba molesta. Molesta con él, con
la vida y conmigo misma por ser tan
sumisa. Volteé para mirarlo.

 — No sé a qué te refieres. Solo estoy
haciendo mi trabajo — respondí de la
manera más distraída posible.

 —¿Sabes que nada hará que te deje ir?
 
 —Lo tengo más que claro —dije con los
dientes apretados.

Salí hecha una furia de ahí. Él sabía
que yo no podía hacer nada y toda vía
me provocaba. Pero, ¿qué podía hacer?
A pesar de que mi familia me había
tratado mal, no podía permitir que mi
madre perdiera la vida por mi culpa.

Me relajé y comencé a trabajar en
algunos contratos para Jaden.
Estaba tan concentrada escribiendo,
que no noté cuando cierta persona se
encontraba frente a mi escritorio.
Pablo Hossler.
Mi día no se podía poner peor.

 —¿Está mi hijo? — preguntó sin saludar.

 —Buenos días para usted también
suegro — El no ayudaba a mi humor.

 —No estoy jugando, ¿está Jaden? —
respondió tan amargado como siempre.

 —Si — fue toda mi respuesta. Y al
parecer él no necesitaba nada más, pues solo dio la vuelta y entró.

Intenté despejar mi mente, y recordé
que en un mes cumpliría mis 22 años.
No habría fiesta, pues las detestaba.
Una pizza, helado y netflix era más que
suficiente. Me deprimía un poco pasar
otro cumpleaños sin mamá, papá y mis
hermanos, pero la vida sigue.

Un sonido me desconcentró: El
intercomunicador, y no era sorpresa
quien llamaba.

 — ¿Qué pasa? — pregunté sin ganas de estar aquí.

 —¿Puedes venir un momento? 

No contesté, solo corte y fui a su oficina.
Ahí estaba él, tan guapo y odioso como
siempre.

 —¿Me necesitaban?— pregunté parándome junto a su padre.

 — Vamos a dar nuestra primera
conferencia como pareja — avisó Jaden.

Algo dentro de mi se paralizo.
¿Conferencia? Estaba tan asustada por
dentro, pero intenté que no se notara.

 —A menos de que tú no quieras
Elena — mencionó el señor Hossler
mirándome fijamente.

 — Está bien — fue toda mi respuesta. Mi mente se había quedado en blanco.

 —Me retiró, y no olviden la conferencia hoy a las 2 — recordó su padre mientras me miraba con esa mirada de desaprobación.

¿A LAS 2? Eso es muy pronto.

Cuando su padre ya estaba fuera,
Jaden se levantó y se paró frente
a mí. Su cercanía me ponía nerviosa,
ya que todo de él intimidaba: su olor,
su cuerpo, pero lo que más me gustaba:
aquel carácter de los mil demonios.
pesar de que se había portado como un
patán idiota, no podía negar lo mucho
que me gustaba aquel carácter.

 — Vete a casa, tienes que prepararte —
dijo él.

 —¿Preparme? Estoy vestida y arreglada, con eso basta — respondí sin entender.

 — Tú no te vas a presentar con ese
vestido  — dijo el.

 —¿Por qué no? Es muy bonito —
respondí fastidiándolo.

 — Pero no para esta ocasión. Otro vestido, que muestre menos —  dijo antes de darse la vuelta y seguir trabajando.

Está loco si cree que voy a cambiarme
por él.


«Final del capitulo»

𝗾𝘂𝗲́𝗱𝗮𝘁𝗲,  𝗁𝗈𝗌𝗌𝗅𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora