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Era sábado y me encontraba muy
cansada. Jaden ayer me había
dicho que hoy nos veíamos, pero nunca pregunté dónde y a qué hora, pues mi cuerpo estaba atontado por aquel magnifico beso.


Eran las 9 de la mañana y mi cuerpo
se encontraba aun en la cama. Llevaba despierta un buen rato, pero mi mente solo daba vueltas en un tema:
Jaden
Me gustaban muchos sus ojos, pero
más que eso, era la manera en la que
me miraban. Su rostro era tan perfecto, que jamás iba a encontrar a alguien tan guapo. Pero no solo era lo físico, sino, era como me hacía sentir, como me sentía cuando estaba a su lado.

Mi teléfono sonó, y me sacó de mis
pensamientos. Una llamada de
Jaden . Sonreí automáticamente.

-Buenos días preciosa- saludó.

-Buenos días - respondí.

-Prepárate, paso por ti a las 2-

-¿Puedo saber a dónde vamos?-
pregunté.

-A comer con mis papás-

Y la sonrisa se borró de mi rostro. No
tenía ningún problema con su madre y sus hermanas, el problema era su papá, que se esforzaba en hacerme sentir
mal.

-¿Sigues ahí?- habló Jaden.

-Si, aquí estoy-

-Sé que no es el mejor plan, pero mi
mamá quiere preparar contigo la boda,
además tengo asuntos con mi padre-
mencionó. Suspiré resignada.

-Está bien. Aquí te voy a esperar-

-Muchas gracias- dijo y colgó.

El papá de Jaden no me
intimidaba, solo temía que en algún
punto el supiera la verdad de todo.


(**)


Faltaban 2 minutos para las 2, y sabía
que Jaden llegaría en cualquier
momento, pues no solo era un
maníaco del orden, sonó también de la puntualidad. Todo lo contrario a mí.
Respiré e intenté tranquilizarme.


El timbre sono. Miré mi reloj.

Justo a tiempo.

-¿A quién busca?- pregunté abriendo la puerta.

-A la mujer más hermosa de el mundo- respondió sonriendo.

-Lugar equivocado-

-Pero si la estoy viendo enfrente de mi- se acercó y me besó.

Disfrutaba tanto a este nuevo
Jaden: tan libre y relajado, pero
sabía que no duraría para siempre.

-Es hora de irnos-dijo con una sonrisa.


(**)


Estábamos frente a la puerta de los
Hossler y no entrabamos. Jaden
solo se había quedado parado afuera,
no avanzaba ni tocaba.

-¿Todo bien?- pregunté

-Por favor no te enojes- pidió.

-¿Qué está pasando?- pregunté con
miedo.
El solo resopló.

-Esto no es solo una comida, ¿recuerdas
por qué iniciamos todo esto? -
mencionó.

-Si, porque tu abuelo necesitaba un
nieto casado para darle la empresa-
respondí sin entender nada.

-¿Y recuerdas quien era el otro nieto?-

-Tu primo- respondí temerosa.

-Vas a conocer a toda la familia-
Y antes de poder reclamar, él tocó la
puerta.

-¿Qué?- sólo pude decir.





«Final del capítulo»

𝗾𝘂𝗲́𝗱𝗮𝘁𝗲,  𝗁𝗈𝗌𝗌𝗅𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora