𝖮2

13.9K 558 63
                                    


Eso solo me hizo avergonzarme. Jamás
había tenido nervios cuando alguien
estaba cerca, mucho menos un hombre.
Yo los despreciaba y evitaba a toda
costa.

Probablemente solo eran nervios de
que esta era mi primera entrevista.

Seguramente.

 —Aquí dice que no tienes experiencia
laboral ¿Por qué?—  preguntó mirándome
a los ojos

Tranquila, tranquila...

 —Me gradué hace algunos meses, y esta
es mi primera entrevista —respondí un
poco más tranquila

-¿Crees que estás más capacitada que
todas las demás?-

Y pensé mi respuesta.

 —Solo sé de lo que yo soy capaz —

Su respuesta solo fue silencio.

Me miró y dio una mirada extraña, sus ojos hermosos ya no eran de un color claro, solo de uno obscuro y brillante.


Se levantó y me tendió la mano.

 —Felicidades señorita Smith, está
contratada —

Me levanté asombrada y tome su mano.
Sentí como una corriente eléctrica
corrió por mi mano. Lo solté de
inmediato desconociendo la sensación que había sentido.

Y fue cuando caí en la cuenta.

Yo era su secretaria...

(**)

¡Gracias !

Saqué los tacones de mis pies al llegar a mi sofá. Estaba tan cansada.
No había pasado nada del otro mundo
después de la entrevista, solo llamó
a un trabajador (gracias a Dios no
era rubio) para que me guiara por
la empresa, y noté que la mayoría
de mujeres que trabajaban ahí eran
de un pelo rubio natural, demasiado
hermosas, lo que me hizo pensar:
¿Mi jefe tendría algún trauma con las
cabezas amarillas? No lo sé.

Mañana mi jornada empezaría a las
8 de mañana y estaba algo nerviosa/
emocionada, aunque no entendía
porque mi cabeza castaña fue aceptada
entre tanta mancha amarilla; pero
sinceramente no importaba. ¡Tenía el
trabajo!

Cumplí una de las cosas que mi madre
juro que no haría, que mi pasado me
perseguiría y nadie se me acercaría;
y pesar de que todavía me atormenta,
me encargue de borrar ante la sociedad
alguna cosa de aquel día.

Decidí que
saldría al centro comercial
para comprar algo de comida y algunas
cosas que faltaban para la casa. 

Corrí
a mi habitación y me cambié por algo
más usual y cómodo: un pantalón de
mezclilla negro roto, con una playera
básica gris, mi chaqueta negra y tenis
blancos.

Tome mi cartera y baje al primer piso
caminando al centro comercial más
cercano.


Cargaba unas pocas bolsas cuando a lo lejos divisé una tienda con un maniquí que vestía un vestido largo color verde oscuro y una ola de recuerdos
atacaron a mi mente.

Había salido para despejar mi mente.
Esto no podía pasar, yo lo amaba, pero al parecer, él no me amaba a mí.
Caminé sin rumbo hasta toparme con un callejón donde llore sin consuelo, hasta escuchar voces.


Gritos
Suplicas
Él vestido había sido arrancado de
forma brusca de mi cuerpo


Tenía que salir de aquí. Tanto me
costaba olvidar ese día y era muy fácil
de recordar. Tomé las bolsas y corri
rápidamente. No voy a llorar, es hora
de empezar a sanar esa herida, pero
era difícil cuando nadie te saca de ese
agujero tan profundo. Saldría yo sola de ahí, como siempre lo he hecho.

Llegué a mi departamento y organizar
las pocas cosas que había comprado.
Tome mi pijama, hice mi rutina
nocturna que consistía en lavar mi
cara, dientas, aplicar una crema
"Mágica" que ha sido una buena
inversión.


Estaba tan cansada mental y
físicamente, que no tarde mucho
tiempo en caer dormida.



°°°

Maldita alarma del demonio
Estaba a punto de tirarla contra
la pared, pero recordé que era la
alarma de mi teléfono y no estaba en
condiciones de comprar uno nuevo.
Tomé una ducha rápida y me vestí con lo más formal que tenía: un vestido ajustado color crema con un saco negro,
mis zapatos de tacón del mismo color y unos accesorios.

Me maquillé y tome algo de desayunar,
no era mucho desayuno, pero al menos
me llenaba y me rendía de aquí a mi
almuerzo.

Salí corriendo, ya que solo tenía 20
minutos.
Era lo bueno de caminar: te distraías,
respirabas aire fresco, no contaminabas
y lo más importante: Ahorrabas.

Después de caminar y terminar un
poco cansada, llegué. La misma rubia
plástica de ayer estaba en la recepción.
— ¿Elena Smith? —preguntó sin mirarme,
solo tecleaba algo en su computador.

-Emm,
si soy yo-dije sin saber que
estaba pasando.

Y en respuesta solo me tendió un gafete como el de ayer, con la diferencia que este decía mi nombre, una foto que supongo yo que la sacaron de mi currículo  y una inscripción que decía
"EMPLEADA".

— Ese es tuyo, cuídalo porque no te
daremos otro. Sube al mismo piso de
ayer y ahí te dirán todo lo demás — Dijo
mirándome a los ojos, por fin.

Yo solo asentí y me encamine al
elevador mundano.

Ya adentro espere que dejara a los
demás empleados en su piso, los
nervios empezaron a atacarme; y era
normal, pues era mi primer día de
trabajo con un hombre guapísimo como jefe.

Un sonido me informó que ya
estábamos en el último piso, así que
solo salí y vi a la misma recepcionista
de ayer, ella parecía más sincera, rubia
pero sincera.



«Final del capitulo»


𝗾𝘂𝗲́𝗱𝗮𝘁𝗲,  𝗁𝗈𝗌𝗌𝗅𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora