31

7.9K 448 56
                                    

Maraton ( 3/5🍷)




Todos teníamos derecho a ser
felices, y esta probablemente era mi
oportunidad.


 —Creo que mereces saber algo—
mencioné temerosa, pues era la
primera vez que contaba a alguien mi
historia.

 —Soy todo oídos  —respondió .


 —Todo comenzó cuando tenía 16 años—
empecé —Conocí a un chico, del cual me
enamoré en cuanto lo vi. Su nombre
era Dylan . Nos hicimos grandes
amigos, y tiempo después me hice
su novia. Al principio todo era color
rosa. Yo confiaba plenamente en él y
creía que todo era mutuo- lagrimas
comenzaron a salir.

 —No tienes que seguir si no quieres— dijo
Jaden acercándose a mí.

 —Quiero que lo sepas— dije, y continúe
con la historia  —Compartí un año de
mi vida con él, compartí mis sueños,
mis ilusiones, mis metas, y al final
no recibí nada. Había pasado un año
con él y esas últimas semanas habían
sido malas. Discusiones por cualquier
cosa, gritos y sobretodo: mentiras.
Creí que salir de fiesta esa noche, nos
relajaría, y era una gran oportunidad
para arreglar las cosas. En la fiesta
estuvimos juntos, bailando, riendo,
jugando, y por un momento pensé
que podíamos ser felices otra vez.
Que tonta fui. Se levantó para ir al
baño. Se tardó demasiado y creí que
lo mejor era ir a buscarlo, pues me
preocupaba por él. Lo busqué por todos
lados, y era imposible encontrarlo, al
parecer la tierra se lo había tragado.
Algunos minutos después de buscarlo,
lo encontré. Estaba en una de las
habitaciones de aquella casa. Me alegré
tanto cuando lo vi, pero todo se esfumo cuando divisé a aquella mujer. Ella lo besaba y él parecía disfrutarlo. No
notaban que yo estaba ahí atrás con
un corazón roto, mi mundo se estaba
cayendo, pero aun no llegaba lo peor.
Ni siquiera llamé su atención, pues no
lo creí necesario-

Jaden me miraba con tanta
atención. Parecía que quería saber más.

 —Salí corriendo de la fiesta, no me
importó nada. Era un mar de lágrimas
y lo peor era que él no sabía cómo
me estaba lastimando. Llegué a un
callejón triste y obscuro, y harta de
todo, me eche a llorar ahí. Gritaba de
dolor, pues mi corazón estaba hecho
trizas. Perdí la noción del tiempo, y más tranquila, me levanté y quise salir de ahí. Dos hombres se interpusieron en mi camino, evitando mi paso. Te haré el cuento corto y sin complicaciones:
Aquellos hombres abusaron de mí, se
aprovecharon de mi debilidad y mi
despecho. Grité para pedir ayuda, pero nadie me oyó-

 —Mierda— grito Jaden enojo como susurro.

— ¿Sabes qué me dolió más? Lo que pasó después de todo eso— comenté

— Mi familia es una familia tradicional,
cerrada de mente y un poco egoísta.
Cuando les conté todo, me culparon,
dijeron que había sido mi culpa,
que yo era la responsable de mi
dolor. Admito que mis hermanos me
ayudaron a sobrellevar la situación,
pero eso no era suficiente. Cuando
cumplí 18 años, decidí estudiar una
carrera universitaria, pero ellos no
lo permitieron. Decían que yo ya no
servía, que mi deber era quedarme en
casa para atender a mi familia si es que llegaba a tener una. No acepté, entonces
ellos dijeron que no me pagarían
nada, si quería irme que me fuera. No
quería dejar a mi familia, pero ellos me
obligaron. Si yo quería salir de aquel
hoyo, tenía que decidir, y lo hice-

 —Te fuiste de tu casa — mencionó.

 —Me corrieron de mi casa— corregi — No
aceptaron que yo quería ser feliz,
entonces me sacaron y me dejaron a mi
suerte-

 —¿Y qué paso con Dylan? — preguntó
Jaden.

 —Me hizo a un lado, como la mayoría de
personas lo hizo —dije con una sonrisa
triste.

Se quedó en silencio. Entonces un
temor inexplicable me invadió.

Él se alejaría como todos los demás.

 —Lo siento tanto— mencionó tomándome
de las mejillas y limpiando aquellas
tristes lágrimas.

 —No fue tu culpa— respondí.

 —Pero tampoco tuya —comentó.

Esas palabras me transmitieron una
inmensa paz. Nadie jamás me lo había
dicho en 5 años, y él venía y me lo hacía
creer.

No hubo más palabras, el silencio
se apoderó de aquel solitario
apartamento. Creí todo esto había sido
ridículo, pero la idea se borró en cuanto
sentí a Jaden abrazándome. Su
cuerpo transmitía aquel calor que tanto
me gustaba, me daba paz y seguridad.
Cuando se separo miraba mis labios mientras yo miraba sus ojos.
Estaba tan cerca mio.

 —Será mejor que descanses —dijo
separándose de mí, avergonzado.Me aterraba quedarme sola, pues no quería que los fantasmas regresaran.

 —Quédate   pedí.

 —¿Qué? —preguntó sorprendido.

 —No te vayas, no me dejes sola por favor

 —Está bien— aceptó con una sonrisa.

Lo lleve a mi cuarto me puse mi pijama y dormimos, y otra vez me sentía protegida.









«Final del capítulo»


𝗾𝘂𝗲́𝗱𝗮𝘁𝗲,  𝗁𝗈𝗌𝗌𝗅𝖾𝗋Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ