Los Reyes Del Abismo

83. Todo por amor

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- ¿Piensas hacer algo contra David?, ¿O tu amenaza solo fue un intento para asustarlo y que cediera a tus peticiones? - Pregunte socarronamente.

Ni siquiera se inmutó cuando pregunté aquello. Nada de lo que estaba pasando a nuestro alrededor parecía afectarla. Perséfone siempre estaba serena y con una sonrisa de superioridad en su rostro.

Nos visitaba y pasaba tiempo con nosotros, sin importarle que David estuviera aquí, ella parecía ignorar todo lo referente a él o a la amenaza que semanas antes se habían hecho. Aunque David se mostraba nervioso cada vez que Per venia a nuestra casa, no lo demostraba ante ella, pero el temblor en sus manos y el sudor en su frente daban a entender lo asustado que se sentía con la presencia de ella a nuestro alrededor. Temía por su vida o por su estabilidad como la cabeza de la familia.

- ¿Crees que gaste tanta saliva en mi discurso para sentarme a ver como tu tío se regocijaba con mis logros? - Inquirió dejando la colilla de cigarrillo en el cenicero.

- Pensé que tu amenaza nos incluía a todos, ya sabes; Todos pensamos que dejarías de venir a vernos o que lo que sea que tenemos se acabaría.

Se acerco de forma cautelosa, Gateo por la cama sin apartar la mirada su mirada de mis ojos. Como una bestia en busca de su querida presa.

- Jamás acabaría con lo nuestro - Se sentó a horcadas sobre mi - Lo que tenemos es especial, nunca lo echaría a perder por una amenaza como esa - Su aliento golpeo mi mejilla y su voz en mi oreja hizo que mi piel se erizara.

- ¿Por que todo lo que sale de tu boca parece ser una dulce mentira? - No pude evitar preguntárselo. La necesidad de saber por que todo lo que tenemos y que la involucra a ella parece ser un sueño, nada parece ser real es como si todo lo que hemos construido junto a Perséfone girara en torno a una mentira que ella nos ha hecho creer.

Ella me mira con una sonrisa y la oscuridad en su mirada causa estragos en mi mente y cuerpo, la crueldad que irradia cuando inclina el rostro causa una extraña sensación de vacío en mi

- Mis mentiras no suelen ser dulces, nunca lo serán, son tan reales que la simple impresión de saber que estoy mintiendo te calara hasta los huesos y te dejara helado del susto - Se inclino al punto en el que nuestros labios se rozaron y nuestras respiraciones se mezclaron -Mis mentiras jamás serán dulces, por que yo miento con tanta crueldad y sutileza que las presas ingenuas nunca sabrán cuando y como fue que cayeron en una de ellas.

- ¿Cómo te las ingenias para que simples palabras como esas causen estragos en mi?

- La justicia es una virtud, Thiago.

- Pero también puede ser un castigo - Objete con mucha seguridad.

- No hay pecado mas dulce que el castigo - Susurra, desliza su lengua por sus labios rozando los míos y me besa.