¿Has visto a un rey perder su corona?
Los hermanos Kast; millonarios, desquiciados y con una belleza muy atrapante. Son un pecado hecho persona, pero la sed de poder que alberca en ellos podría acabar con la tranquila vida que llevan.
Contiene esce...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Agradezco a todos los presentes esta noche, el que haya tenido el tiempo de acompañarnos en esta cena, me alegra volver a estar en casa - exclamó mi padre viendo a todos en la mesa.
Habían pasado dos días desde el incidente con Perséfone, ella y sus amigos no habían vuelto a aparecer cerca de nosotros, se habían mantenido al margen. Espero que sigan así una vez que vuelvan al Instituto.
Mis madres habían organizado una cena, para festejar su regreso al pueblo, habían estado fuera cuatro meses por cuestiones de trabajo en la empresa de papá.
- Nosotros estamos más que contentos de estar aquí con toda la familia Kast- musitó Selene levantando su copa de vino.
- Si, es como en los viejos tiempos - respondio Minerva con una nuca en sus labios.
A ninguna de nuestras madres le había agradado Selene, desde que se integro a nuestro círculo, nuestras madres fueron indiferentes con ella. Según ellas es que no les da buena espina.
- Estamos contentos de que estén de vuelta padre - expresó Dalan.
- Si, hace mucho no teníamos una cena familiar -confeso Camille otra de nuestras madres
Mi padre nos miro y nos dió una sonrisa forzada, sobre todos a mi. Dirigió su mirada a la persona que estaba junto a mi. Edith le sonrió de manera amable, ella quería agradarle a nuestro padre, pero a él no le parecía correcto que Edith viniera a este tipo de cena, pero si queríamos que nuestra relación fuera creíble, teníamos que invitarla a nuestros eventos para hacer todo más creíble.
- Si, está es una cena familiar completa - replicó moviendo su copa de vino, para luego beber de ella - Pero ya basta de tanta charla, hay que comer, antes de que nuestra comida se enfríe - dijo alegré.
Empezamos a comer en silencio.
- ¿Quienes eran los chicos que vinieron aquella vez a la casa? - preguntó Minerva.
- Son los chicos de intercambio, Leo y Perséfone llegaron hace un mes y medio al pueblo- respondio Dev.
- El otro chico es Roth, ¿Verdad? ¿El hijastro de Margo? - inquirió Ailey. Ella era la más joven de toda nuestras madres.
David se tenso ante esa pregunta, el y su hermana Margo, no tenían una buena relación desde hace mucho.
- Si, es el hijastro de Margo - respondí con hastío, estaba cansado de hablar de ellos, últimamente nuestras conversaciones giraban en torno a esos tres.
No me gusta el modo en el que todos les estaban dando demasiada atención a esos recién llegados, y al hijastro de Margo, Roth no fue nadie importante hasta que llegaron Leo y Perséfone. Todos muestran tanto interés y tanto entusiasmos por conocerlos, en cambio a mí me parecen personas irrelevantes y llenas de problemas.
- Thiago, Veo que ellos no son de tus agrado, ¿Se puede saber la razón hijo? - indagó mi padre.
- Nunca he dicho que no sean de mi agrado - espete.
