63. Truco o trampa

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Llamada tras llamada, todos los días desde el incidente en la cafetería eran lo mismo

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Llamada tras llamada, todos los días desde el incidente en la cafetería eran lo mismo.

Estába por volverme loca, no sabía que hacer. Nadie me daba las respuestas que quería, todos me creían una maldita loca, nadie en su sano juicio intenta apuñalar a alguien frente a muchas personas.

Marque una vez más su número, sabía que el estaría para mí, todo este tiempo ahí había estado junto a mi.

- ¿Esperaste mucho tiempo por mi llamada? - le pregunté una vez que atendió el teléfono.

- La verdad no, sabía que en tus momentos de delirios me volverías a llamar - contestó con altanería.

Resople atraves del altavoz. El siempre acertaba, siempre sabía que mis llamadas eran más frecuentes cuando me encontraba alucinando o delirando sobre algo relacionado a Meli.

- ¿Te sigue atormentando su recuerdo? - me preguntó.

- Es que todo se está volviendo tan real, sus llamadas, sus mensajes, sueño con ese día, todo se está a volviendo a repetir Iván - conteste en un susurro.

- Ella ya no está Ed, tienes que dejarla ir, ella se fue hace mucho, nosotros fuimos parte de su final - hablo con tanta seguridad que hizo que mi piel se erizará.

- ¿Cómo estás tan seguro de eso? ¿Cómo puedes asegurarme que ella no volverá jamás? - le pregunté con la voz temblorosa.

- ¡JODER ED! - grito a través del teléfono - Nosotros hicimos todo lo posible por sacarla de nuestro camino, así que deja de traerla de vuelta, si sigues por ese camino tu sola te ahogaras en el pozo de sus recuerdos - dió un largo suspiro - Solo déjala ir pequeña, recuerda que tú eres mi única pequeña ahora y siempre lo serás, ya no hay más piedras en nuestro camino, así que sigue como lo has hecho hasta ahora que pronto podremos estar juntos sin nadie en medio de nosotros - hablo un poco más tranquilo.

- Tienes razón, gracias por ayudarme a entrar en razón, olvidaré todo una vez más y volveré a ser yo - le asegure - Te amo Iván - le dije en forma de despedida.

- Te amo más hermanita - se despidió y colgó la llamada.

Guarde el teléfono en el bolsillo de mi falda y trate de acomodar mi cabello utilizando la deteriorada ventana que estaba a mi lado.

- Eres una sucia y maldita arpía - Esas palabras me descolocaron por completo. Me gire y mire a la persona que hablo.

- ¿Nunca te cansas de ser una maldita doble cara? - me preguntó con sorna.

Mis manos empezaron a temblar, ¡Por dios!, Por qué de todas las personas en el mundo, Perséfone tenía que ser la que escuchara mi conversación.

- No se de qué hablas - Intenté defenderme.

- ¿Ah no? - inquirió con diversión - ¿No sabes acaso que las relaciones entre parientes están prohibidas? ¿O que ser cómplice de asesinato es un crimen que se paga caro?.

Los Reyes Del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora