¿Has visto a un rey perder su corona?
Los hermanos Kast; millonarios, desquiciados y con una belleza muy atrapante. Son un pecado hecho persona, pero la sed de poder que alberca en ellos podría acabar con la tranquila vida que llevan.
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Vino, copas, trajes elegantes, vestidos ceñidos y personas con falsas sonrisas. Eso es lo que mas destaca en las fiestas de este pueblo, todos los conocidos más millonarios de mi padre se juntaban una vez al año, para conmemorar sus exitosas vidas.
- Puedes dejar de temblar, derramarás tu copa de vino sobre mi - hablé hastiado del comportamiento tan nervioso de Edith - ¿Que te pasa? Llevas más de un mes con ese comportamiento, no paras de mirar a todos lados como venado alarmado, las ojeras que cargas se notan aún con maquillaje, ¿Qué demonios te pasa Edith? - deje la copa a un lado y la mire detenidamente.
- Tengo que estar alerta - susurro - Si me descuido ella puede tender la trampa, y no puedo dejar que eso ocurra, debo ganarle, debo recuperar a mis chicos - miró de reojo a mis hermanos, Persefone estaba en medio de ellos, la estaban exhibiendo como si fuera su más grande logro, eran como unos niños con algún juguete nuevo.
- Te preocupas demasiado - aparte la mirada de ellos y la fijé en ella - Cuando se aburran de ella volverán a nosotros - le asegure.
- Creo que esta vez no será así. Ella les está dando cosas que yo jamás podré darles - dió un largo suspiro - Tal vez tú no lo veas, pero Persefone hace feliz a tus hermanos, ellos han visto en ella una razón para seguir sin ti - agachó la cabeza - Una parte de mi siente que debería rendirse y dejarlos ir, jamás podré darles lo que desean, no mientras siga enamorada de él, si el no estuviera de por medio, yo les hubiera dado todo lo que deseaban - alzó la mirada hacia mí - Creo que ahora se la forma en la que jugaré mis cartas - dejo la copa a un lado y tomo mi mano - Deberías de saber cómo jugar tus cartas Thiago, si sigues por ese camino todo lo que verás serás oscuridad - dio media vuelta y se apartó de mí.
Maldita loca, que sabía ella sobre jugar, una niñata estúpida como ella no me podrá decir cómo ganar este juego. Llevo demasiado tiempo sabiendo cuál es mi lugar y dos niñas estúpidas como ellas no me lo van a quitar.
- Thiago, hijo ven, te quiero presentar a unas personas — mi madre me agarró del brazo y me llevo hacia un grupo de personas.
- Mira nada más, ya eres todo un hombre — Una señora de aspecto elegante y promiscuo se acercó a mi envolviendo sus brazos en mi cuerpo — Es un placer volver a verte, cariño — beso sonora mente mis mejillas.
- El placer es mío — respondí de manera cortes, saque mi cuerpo de su agarre y saludé a las demás personas del circulo.
- ¿Quien es la bella joven que se encuentra con tus hermanos? — Robert uno de los amigos más cercanos a papá se acercó a mi. Era muy conocido por su extraño crecimiento en las empresas petroleras, paso de ser un don nadie, a manejar más de seis empresas petroleras en el país.
- Es Persefone Weigel. Es nueva en el pueblo, vino de intercambio de Alemania — respondí cortante.
- Una joya tan exótica, diferente en todo aspecto a las demás chicas del pueblo — Miro de forma lasciva a Persefone mientras bebía pausadamente de su copa de vino blanco — Me encantaría conocerla, Deberías presentarme ante ella — dijo en un tono demandante.
