90. Del amor a la traición

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- Hola cariño, ¿Me extrañaste? — el cuerpo de Dalan se encontraba tenso y su mirada fija en mi, podía escuchar el bombeo acelerado de su corazón y su entrecortada respiración

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- Hola cariño, ¿Me extrañaste? — el cuerpo de Dalan se encontraba tenso y su mirada fija en mi, podía escuchar el bombeo acelerado de su corazón y su entrecortada respiración. Una imagen asustadiza de el era un completo deleite para mis ojos — ¿Te comió la lengua el miedo, cariño? — una sonrisa burlona se poso en mis labios. 

- Yoo... yo.. — tartamudeo sin saber que decir.

- Le ha conmocionado demasiado verte, ¿Verdad Dali? — la mención de ese mote cariñoso trajo a Dalan de regreso a la realidad.

Una sensación de molestia invadió mi cuerpo, que Meli tuviera tanto poder sobre Dalan me ponía de muy mal humor, no pensaba que el recuerdo de ella estuviera tan plasmado en el es como si su presencia no lo abandonara nunca. 

- Gracias por tan grata introducción, Roger — se puso en pie — hiciste un gran trabajo sin duda fue bueno contar con tu apoyo pero es momento de que Dalan y yo tengamos una pequeña charla de pareja, necesitamos aclarar muchas cosas — bese su mejilla como gesto de despedida. 

- Si Dali se llega a poner agresivo, no dudes en llamarnos  — acaricio mi mejilla y  le dirigió una ultima mirada a Dalan antes de salir de la sala.

- Ya estamos solos, Dali — forzó una pequeña sonrisa — debes estar muy asombrado, no necesito de una adivina para saber lo que estas pensando, por el tono pálido que adopto tu rostro creo que no esperabas verme; Tal vez, esperabas que mi bella presencia se desapareciera de este pueblucho con el pasar del tiempo, ¿Verdad? — aquella sonrisa se transformo en una mueca llena disgusto  — ¡Demonios!, tendría que haber hecho una entrada más triunfal; ya sabes, una con muchas luces, una pequeña alfombra, música lenta al estilo fúnebre y el toque final, yo con un lindo y ceñido vestido color sangre —  chasquee la lengua —  pero no negare que fue de mi absoluto deleite verte perder el control de esa forma, disfrute mucho el pequeño espectáculo que protagonizaste, ¡Me encanto ver tu lado salvaje!, tu sabes lo mucho que amo ese lado animal que escondes, ese lado sádico que tanto te esfuerzas en reprimir pero que yo he explorado demasiado.

Su postura rígida cambio por una mucho mas relajada.

- Me alegra saber que mi pequeño arrebato de ira ha saciado tus excéntricos gustos, Perséfone — espeto con amargura.

Su mascara de macho dominante había vuelto a entrar a escena, ¡Ja!, esto iba a ser mas divertido de lo que pensé. 

- ¿Ya no soy tu cariño? que falta de amor la que tienes hacia mi, pequeño Dali, haces que mi inexistente corazón se sienta mal —  toque mi pecho con una fingida mueca de dolor — si tan solo me permitiera sentir algo mas que no fuera odio te aseguro que me tendrías de rodillas suplicando por volver a ser tu chica, es una lastima que yo no sea la clase de chica que a ti te gustan.

- ¿Qué clase de chicas me gustan? — pregunto sin titubear.

- Las que juegan un papel de victima aquellas  que lloran sangre a cambio de obtener un poco de amor de hombres como tu. 

Los Reyes Del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora