61. Lo siento

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- Creo que ella no está aquí o a lo mejor ya está en la cafetería — Roth soltó un fuerte resoplido y me miró — La puedes llamar y pedirle si pueden hablar

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- Creo que ella no está aquí o a lo mejor ya está en la cafetería — Roth soltó un fuerte resoplido y me miró — La puedes llamar y pedirle si pueden hablar.

- ¿Crees que no lo he hecho? — enarque una ceja y lo mire con fastidio — llevo toda la semana llamándola y escribiéndole y nada, siempre se va a buzón — le  respondí molesto.

He intentado por semanas hablar con ella y nada, no contesta ninguna de mis llamadas y en el instituto parece que fuera un fantasma, no se le mira por ningún lado.

- Tal vez no quiere saber nada de nosotros, yo también he intentado llamarla y nada — hablo encogiéndose de hombros.

- Puede que tengas razón, pero enserio necesito hablar con ella — exclamé con desesperación.

- Bueno al parecer estás de suerte , por qué ahí viene ella — me informo Roth viendo hacia la entrada de la cafetería.

Suspiré aliviado y corrí para alcanzarla.

- Tenemos que hablar — solté de golpe mientras la sostenía del antebrazo.

- ¡Por todos los cielos! — exclamó exasperada — ¿Acaso estamos en el mes de preguntarle cosas a Perséfone? — pregunto molesta.

- Es algo urgente — proseguir hablando cuando ví que tenía intenciones de soltarse de mi agarre.

- Puede que para ti lo sea, pero yo no le veo la importancia — resopló con evidente cansancio.

- ¡Por favor!, Necesito que me escuches — le di mi mejor mirada de súplica.

- Está bien, habla de una buena vez.

Sonreí y la jale hacia uno de los salones que estaba cerca.

Permanecimos unos cinco minutos en silencio. Llevábamos mucho tiempo sin dirigirnos la palabra, desde el incidente Roth y yo habíamos cortado toda comunicación con ella.

- Y bien, ¿Hablaras o te quedarás como imbécil viéndome toda la hora? — inquirió a la vez que rodaba los ojos.

- ¿Cuánto tiempo lleva el aquí? ¿Hace cuánto que llegó de Alemania? — solté de golpe.

Perséfone me miró con diversión mientras chasqueaba la lengua.

- Sabía que preguntarás por eso, te habías tardado un poco en preguntar por el — dijo con sorna — Las respuestas a tus preguntas son: Desde que inició el campeonato y alrededor de un mes — respondió con simpleza.

- ¿Sabías que el vendría?

- No, lo mire al igual que tú el día del primer partido — respondió viéndome a los ojos.

- ¿A qué vino? — le pregunté esperando que ella tuviera la respuesta.

- ¿Esperas que yo responda eso? — rebatió con otra pregunta.

Los Reyes Del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora