40. El Último Adiós

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"En memoria de Edwin Fleman"

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"En memoria de Edwin Fleman"

Esa corta frase estaba plasmada en un cuadro junto con la foto de el, debería de decir "En memoria a un maldito bastardo" pero está claro que uno vez muertos, todos sonor buenas personas, todos buscan recordar lo mejor de ti, aunque algunos no tenga ni un gramo de cosas buenas en ellos, la gente siempre buscará presentarte ante los demás como una gran persona.

¿Debería incendiar este cuadro o su ataúd? Darle algo más de clase a este funeral, convertirlo en un funeral vikingo o algo así — pensé viendo su ataúd.

- ¿Es algo trágico no? — murmuró alguien a mis espaldas.

- Eliminar plagas no debe ser algo trágico, debe ser algo necesario en este mundo — le contesté.

- Es la primera persona que escucho hablar de esa forma de un difunto, todos piensan en ellos como grandes personas — confesó.

- El no era una buena persona, es la basura más grande que alguna vez conocí — le afirmé mientras giraba para mirar a la persona que me hablaba.

Frente a mí se encontraba el gran Gerald Kast, uno de los fundadores de este pequeño y excéntrico pueblo.

- Es un gusto conocerla señorita Perséfone Weigel — me sonrió con amabilidad — Soy Gerald Kast — se presentó extendiendo su mano.

- El placer es mío Señor Kast — le saludé de forma cordial.

-Lamento que nos hayamos conocido en estás circunstancias — se disculpó — Pero gracias a eso pude escuchar las hermosas melodías que tocó en el piano, debo confesarle que escucharla tocar me recordó a mi amada esposa — murmuró con tristeza.

- Muchas gracias, me alegra que alguien apreciará la pieza que acabo de tocar — le agradecí — lamento mucho lo de su esposa — susurré.

- No hay por qué lamentarlo, eso fue hace mucho, pero debo admitir que si ella estuviera aquí le hubiera encantado tenerte como su aprendiz — masculló con orgullo.

- Me hubiera encantado conocerla y poder aprender de ella — exclamé

Iba a seguir hablando, pero se vio interrumpido por la llegada de los demás integrantes de su familia.

- Es bueno volver a verla señorita Weigel —manifesto con alegría Theodore Kast.

- Lo mismo digo — respondí estrechando su mano.

- Veo que ya conociste a nuestro abuelo — habló Dalan.

- Efectivamente, la señorita Perséfone y yo estábamos hablando sobre su presentación y su talento con el piano — le contesto Gerald a su nieto.

- Fue una presentación muy linda — exclamó Bruno con una sonrisa.

Me límite a asentir en respuesta, me resultaba incómodo estar frente a todos ellos aparentando tener una conversación.

Los Reyes Del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora