106. Truco

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- ¿Por qué luces tan sorprendida? — inquirio tomando asiento frente a mi — ¿Acaso viste un fantasma?

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- ¿Por qué luces tan sorprendida? — inquirio tomando asiento frente a mi — ¿Acaso viste un fantasma?

- ¿Que haces aquí? — le pregunté perpleja.

- ¿Esperabas a alguien más? — rebatio con cinismo.

Es obvio, acaso mi rostro de completa confusión no te ha dado la respuesta, imbécil.

- ¿Dónde está Melissa?

- ¿Dónde está quien? — se cruzó de brazos y me miró con expresión de absoluta diversión.

- ¡No te hagas el idiota! — exclame — ¿Dónde está Melissa? — repetí sintiéndome más molesta que nunca.

- Lo siento, no creo que ella aparezca — hizo un puchero — tendrás que conformarte con mi presencia.

Pase las manos por mi cabello sintiéndome estafada. Si creía que la muy maldita aparecería estaba siendo demasiado ingenua. Meli no me facilitaria  mi trabajo. Ella no se expondría. Estaba siendo una ilusa soñadora al creer que en algún momento ella daría la cara. La asquerosa perra es astuta y en lugar de exponer su integridad puso a alguien más a ocupar su lugar.

- Vayamos al grano — murmuró.

- Mejor vayamos a la parte en la que me dices, ¿Por que carajos volviste?

- Es fácil — chasqueo la lengua — tú tienes información que ella necesita y como el fiel y buen informante que soy estoy aquí para tomar esa vital información y llevarla hacia ellos.

- ¿Siempre estuviste de su lado? — me atreví a preguntarle.

- Mis primeras memorias fueron a su lado — sonrió — todo recuerdo que guarda mi mente es junto a ella. Así que si, podría decirse que desde que tengo uso de razón y memoria estoy de su lado.

¿Por que todos hablan de Melissa cómo si fuera la octava maravilla del mundo? Todo el que mantiene un mínimo contacto con ella cree amarla fervientemente. No hay hombre en este pueblo que no crea que esa maldita rata es inolvidable, cuando nadie mira más allá de  su linda cara y buen cuerpo. Nadie ve la sucia arpía que se oculta detrás de todo ese maquillaje, ningún hombre conoce la naturaleza retorcida y podrida de esa estúpida sonrisa. Melissa no es más que una chiquilla necesitada de atención, una copia en busca de deseo y poder.

- Entonces, ¿Por que te hiciste pasar por su amigo?, ¿Por que jugaste con los sentimientos de ella de esa forma? — inquirí — eres lo más cercano a un hermano...

- ¡Anda Edith!, ¿Enserio creíste que mi fidelidad siempre estuvo con ella? — chasqueo la lengua —¡Vaya que eres idiota! — exclamó  al ver la expresión de desconcierto en mi rostro — como cualquier buen soldado jugué a los dos bandos y por órdenes del altísimo me vi obligado a fingir ser su amigo.

- Eres su mejor amigo un hermano para ella — repetí sin poder creer la traición que estaban presenciando mis ojos — depósito toda su confianza y amor en ti. Ella en verdad quería lo mejor para tu futuro, lo mejor para los dos — la opresión en mi pecho creció — te salvo de convertirte en un convicto, salvo al asesino que se oculta detrás de esa estúpida y miserable sonrisa.

Los Reyes Del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora