55. Te atrapé

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El bosque se mostraba tan solitario y perdido, el padre de la chica corría por todo el lugar dando alaridos desesperados, su rostro se contraía mostrando su  cansancio.

Miraba hacia todos lados, tal vez  buscando una salida o intentando no ser atrapado.

- Vaya padre, aún corres, veo que la edad aún no te ha afectado — escuchar la voz de sus hijastra hizo que su cuerpo se estremeciera, se sentía desprotegido sin nadie a quien acudir.

- ¡Esto es muy divertido! — exclamó Persefone con mucho entusiasmo — es como jugar al gato y al ratón, ¿No crees padre? ¿Acaso no te estás divirtiendo como yo? — Perséfone caminaba sin prisa, su expresión despreocupada y su andar demostraban su seguridad, ella no le tenía temor a nada.

Aquel hombre siguió corriendo, se sentía atrapado, llevaba mucho tiempo corriendo en aquel espeso bosque y la cercanía de su hijastra, le aseguraba que no se había alejado mucho.

- Tic,tac,tic,tac, el tiempo corre padre y no sabes lo ansiosa que estoy por ver tú sangre en mis manos — Persefone soltó una risa estruendosa — Mi hacha desea impactar en tu piel, anhela ver tú sangre en ella, tus gritos y súplicas serán música para mis oídos, ¿Aún quieres jugar? — preguntó con burla la joven.

- ¡Por favor! ¡Para! — grito el hombre con desesperación — yo no quería hacerlo, ese día no pensé las consecuencias y simplemente lo hice, ¡Por favor! Déjame ir — suplicó entre llanto.

- ¿No crees que es algo tarde para sentirse culpable? — inquirio la joven alzando más la voz.

La distancia en la que se encontraban ambos hacia que ellos hablaran más alto de lo normal.

- El día en que debiste parar y sentir culpa fue hace cinco años, cuando entre llantos te decíamos que te detuvieras, cuando cada noche después de cada golpiza te suplicabamos un descanso, cuando nuestros cuerpos estaban tan heridos y frágiles ese era el momento de parar y sentirte culpable — Perséfone hizo una pausa y miro hacia el cielo soltando un suspiro — Hoy hace cinco años debías de haberte detenido, si tú no hubieras llevado a tus amigos y no hubieras tomado esa hacha no estaríamos aquí, Aleska y yo viviríamos felices juntas y tú estarías en otro lugar que no fuera este bosque, pero.....

- ¿Pero que? — grito el hombre.

- Pero tú no no paraste, seguiste con todo, jamás te pusiste a pensar en las consecuencias de todo esto, si  hubieras pensado en primer lugar, no te hubieras metido con mi mamá, pero como ya sabemos, todos caen ante una mujer sexy y seductora y ahora estás aquí listo para sufrir un fatídico final, listo para mí — masculló orgullosa.

- Te lo pido, déjame ir, prometo que no volveré a hacer nada, me arrepentiré y recordare por siempre lo que hice este día, solo déjame ir — su llanto era escuchado en todo el bosque, sus sollozos eran cada vez más fuertes, se sentía perdido.

- No puedo hacer eso — Murmuró Persefone con fingida tristeza.

- ¿Por qué no puedes hacerlo? — pregunto confundido.

- Por qué ya te atrapé — Persefone se puso detrás del hombre y toco su hombro con sutileza, este se giro con una expresión de completo borro en su rostro — No sabes cuánto espere por este momento — ella levantó el hacha con mucha agilidad y la estampó en el hombro de su padre, el grito descomunal y lleno de dolor que soltó aquel hombro dejo complacida a Persefone quien sacó el hacha con facilidad para ver la sangre brotar de la herida.

Su padre llevo su mano derecha a su hombro para tratar de parar la sangre, se arrastro lo mas lejos que pudo de aquella chica.

Quería gritar y pedir ayuda, pero las palabras salían de sus labios con menos intensidad, se sentía adolorido.

Los Reyes Del AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora