26. Sale el Sol

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FABIANA

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FABIANA

02 de enero del 2017

El frio es sorprendente desde esta altura, pero maldita sea, vale la pena estar congelándome hasta los huesos por esta vista maravillosa. Estamos en un mirador desde donde tenemos una vista de toda la ciudad. Incluso se puede ver un pequeño lago cerca de aquí, cuyas aguas se ven maravillosas. En definitiva, debo visitar ese lago pronto.

- Desde muy pequeño he venido a escribir canciones aquí. De hecho, este es el lugar que vio nacer el álbum que produciré – dice él, envolviendo una pequeña manta alrededor de mis hombros. Asiento en agradecimiento -. Ven, sentémonos en esta roca, es perfecta.

- Esta vista es perfecta – miro al cielo, a la ciudad, al lago y, por último, a él. En definitiva, todo lo que puedo ver es perfección. Sonrío -. Gracias por traerme aquí.

Él se encoge de hombros y me rodea con uno de sus brazos. Dejo que mi cuerpo se relaje y disfruto del momento. Estamos en silencio, pero no es uno incómodo, es de esos silencios que te hacen saber que con esa persona puedes estar en paz y no tienes la necesidad de estar hablando todo el tiempo para sentirse bien.

Desde aquí puedo ver todas las estrellas que la polución de la ciudad me ha impedido ver por años. Incluso la luna se ve mucho más resplandeciente y enorme. Imagino que desde el lago debe verse similar.

Siento a Sebastián suspirar y lo miro.

- ¿Ya estás enamorado de mí o a qué se debe ese suspiro? – le digo a manera de burla y él sonríe un poco.

- Es que estás totalmente recargada en mí y pesas muchísimo – finge hacer una fuerza exagerada y luego desistir. Río y me enderezo, pero él vuelve a pegarme a su cuerpo -. Hey, no dije que te movieras.

- Te pones contradictorio en la madrugada, querido – me río y vuelvo a fijar mi vista en el cielo - ¿Estás viendo lo mismo que yo?

- ¿Algo maravilloso? – asiento y le señalo al cielo. Es la primera vez que veo una estrella fugaz.

Doy brinquitos en mi lugar y cierro los ojos, cruzo los dedos y pido un deseo. No es mucho, sólo quiero que mi abuela viva para siempre. Lo sé, debo verme infantil, pero es la primera que veo. Abro los ojos y lo miro con una sonrisa en mi rostro. Sus ojos están sobre mí, mirándome con ternura.

- ¿Pediste un deseo? – le pregunto. Siento mis mejillas un poco calientes debido a que ya puedo ser consciente de mi efusividad y me da un poco de vergüenza.

- Todo lo que pude haber deseado ya lo tengo – se encoge de hombros y retira un mechón de cabello de mi rostro -. ¿Qué pediste tú?

- No te puedo decir, sino no se va a cumplir – sonrío con malicia y él rueda los ojos.

- Vamos, dime – me acerca a él, tanto que siento su respiración chocar contra mis labios -. Prometo que la estrella va a perdonar que me lo digas a mí.

ADICTION  (#1 Adictos) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora