1. Te Quiero

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NICOLÁS

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NICOLÁS

11 de agosto, 2017

Acomodo mi mochila sobre mi hombro y camino a la salida de la universidad. Estoy tan cansado que daría todo por cinco minutos en una suave cama, pero, como casi siempre en mi maldita vida, mis deseos no serán cumplidos, o, al menos, no de una manera tan inmediata. Para mi mala suerte soy de esa gran parte de la población que debe trabajar y estudiar al mismo tiempo, así que apenas salgo de estudiar debo dirigirme rápidamente a mi empleo.

Atravieso rápidamente a la multitud reunida frente a la universidad. Algunos de mis compañeros de facultad me saludan y logro distinguir a una hermosa rubia de enfermería que me podría hacer feliz una noche, así que le guiño un ojo antes de seguir con mi camino lo más rápido que puedo al bar en el que trabajo. Cualquiera creería que trabajar en un bar es una maravilla y que soy muy afortunado de tener un trabajo tan genial, pero se equivocan. No niego que estar rodeado del ambiente de fiesta puede ser beneficioso, y más cuando se estudia una carrera tan estresante como lo es la medicina, pero como en todo, hay cosas malas.

Los borrachos no siempre son personas que buscan consuelo en el cantinero, o se quedan plácidamente dormidos en una esquina, algunos arman líos, destruyen mesas, botellas, golpean a otros clientes y debes acabar la fiesta antes de que alguno mate al otro. Y eso sin mencionar el vómito y otros fluidos que pueden quedar luego de una noche llena de alcohol y una que otra sustancia alucinógena.

Cuando llego veo a mi jefa, Lola, batallando para abrir la pesada puerta metálica, así que acelero el paso y la ayudo a levantarla.

- Sabía que contratar a un muchacho fuerte era la mejor decisión que había tomado en mi vida – palmea mi pecho con diversión y yo río -. ¿Qué tal la semana, universitario?

- Ni preguntes – suspiro, entrando al bar y descolgando mi mochila para recargarme en la barra a descansar -. Nadie me dijo que esto iba a ser tan difícil.

- No mientas, cuando una persona entra a estudiar medicina todo el mundo casi que le hace una despedida de soltero. Todos te advirtieron, sólo que a ti te valió verga y decidiste estudiarla de todos modos – no lo niego y eso la hace reír.

- Soy malo tomando decisiones, deberías tomar el mando de mi vida y ordenarme qué hacer, oh sabia patrona de los desamparados – junto las palmas de mis manos y le hago un puchero, a lo que ella rueda los ojos pero se ríe.

- Te ordeno, oh, joven miserable, que te pongas tu uniforme y vengas a limpiar la barra y a acomodar las mesas. No tardan en llegar clientes, sabes como son los universitarios.

- Como ordene – hago un saludo militar y corro a los vestidores a ponerme mi uniforme.

A Lola le pareció buena idea hacernos usar uniforme porque, según su criterio, atraía a la clientela femenina; no estaba del todo equivocada. Desde que mis compañeros y yo comenzamos a usarlos las mujeres que venían aumentaron en número y mi agenda personal logró llenarse de muchos de los contactos de dichas señoritas. Mis noches libres nunca habían estado tan movidas antes, así que le agradezco a Lola, por haber tomado esa decisión. Mientras me cambio varios de los chicos con los que trabajo comienzan a llegar y a cambiarse junto a mí. Algunos, como yo, sólo trabajamos los fines de semana, ya que son los días con más demanda y porque tenemos que estudiar, o, en el caso de algunos, tienen otros empleos además de este.

ADICTION  (#1 Adictos) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora