6. Habits

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NICOLÁS

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NICOLÁS

09 de Septiembre, 2017

Las palabras no logran dejar mis labios en cuanto llego a casa. Mi madre se encuentra en medio de la sala golpeando fuertemente el televisor con unos zapatos de tacón que había escondido en el armario hace mucho tiempo por el temor de que se hiciera, o le hiciera a alguien más, daño. Los efectos del poco alcohol que consumí desaparecen rápidamente al verla de esa manera tan desquiciada. Como siempre que no estoy, mi hermano olvidó suministrarle los tranquilizantes y se fue a drogar sin prestarle ni la más mínima atención a nuestra progenitora. Si esto sigue así creo que tendré que internarla, como muchos me lo han recomendado.

- Mamá - logro decir, saliendo de mi sorpresa. Ella me mira y deja el zapato a un lado. Sus ojos están inyectados en sangre y veo de ella a la pantalla totalmente rota -. Vamos, mamá, no es hora de estar despierta - trato de decir con suavidad. No quiero alterarla más de lo que ya está.

Ella me mira con recelo. No me reconoce. Se encoge en sí misma, agarrando de nuevo el zapato y amenazándome con este. Verla así me da unas inmensas ganas de llorar, pero me contengo y trato de acercarme. Ella hace el intento de golpearme con el tacón, pero sus movimientos son torpes y su baja energía me permite quitarle el zapato con rapidez. Mi madre grita aterrorizada y oculta su cabeza bajo sus brazos y comienza a suplicarle a Dios que la salve.

- Tranquila, mamá - la intento abrazar, pero ella me araña los brazos. Unas lágrimas se me salen, no por el dolor físico, sino por el dolor emocional que esto me acarrea. A pesar de ello no la suelto - soy Nicolás, tu hijo. Soy yo, mamá.

- ¡Mis hijos están muertos! - grita ella e intenta liberarse pero no lo permito, me aferro a ella como un pequeño asustado - ¡Suéltame! ¡Ayuda! ¡Me quieren matar!

- ¿Qué pasa aquí? - dice mi hermano bajando las escaleras luciendo más cansado de lo usual. Abre los ojos con impacto al ver la escena, mira de nuestra progenitora a mí, quedando en shock. Lo veo, sus ojos no proyectan que se haya metido nada. Debió ser un día duro en el taller y llegó a dormir, pensando que yo estaba en casa, sin revisar a mamá - ¿Mamá?

- Ayúdame, por favor - mi petición sale de mis labios casi como una súplica. No soy tan fuerte, no puedo con esto yo solo. Las lágrimas me nublan la vista y el nudo en mi garganta amenaza con asfixiarme.

- Yo la sostengo, tú ve por el calmante - dice quitándomela de los brazos. Yo salgo corriendo cono puedo y cuando vuelvo veo cómo mi hermano le canta al oído mientras la mece como si fuese un bebé. Desde que mi hermano nació ellos han tenido una canción especial, así que, cuando mamá está en una de sus crisis él se la canta al oído, como ella solía hacerlo cuando él era un niño asustado. Nunca fue así conmigo.

- Sostenla fuerte, por favor - le digo y luego inyecto a mi madre, quien llora en los brazos de Juan Diego, hasta que se queda dormida.

- No podemos seguir así, Nicolás - me dice mi hermano levantando a mi madre del suelo y caminando hacia las escaleras. Ella está tan delgada, que se ve muy pequeña en sus brazos, lo cual refuerza la preocupación.

ADICTION  (#1 Adictos) ✔️Where stories live. Discover now