Las palabras son pocas cuando el momento de la confrontación llega. Un accidente, un coma, una herida sin sanar, no son más que ingredientes en el coctel letal en el que se ha convertido mi vida.
La muerte no es otra cosa que un recordatorio constan...
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NICOLÁS
01 de octubre del 2017
Cuando llego a casa siento mi cuerpo más pesado. Eso de fingir es complicado y deja agotado. Nunca en mi vida me había sentido de esta manera. Siempre había sido el chico que dejaba en la friendzone, por el que sus amigas y parejas ocasionales se desvivían. Me la pasaba de mujer en mujer, nada serio, estábamos de acuerdo, pero ahora, no sé qué me asa que siento que no puedo vivir sin Fabi.
Desde que conocí a Fabiana todo ha dado la vuelta; ella no se desvive por mí, hay alguien más en su camino que no le permite entregarse como yo lo desearía, y hasta ahora me doy cuenta de ello. Además, me he alejado de Santiago y de Carol, porque me da demasiada vergüenza que me vean cómo estoy ahora, la manera por la que he caído por una mujer, sabiendo la famita que me cargaba en la universidad. Me avergüenza eso y el hecho de que ahora me esté drogando después de haber jurado que jamás lo iba a hacer.
Los únicos que siguen siendo mis amigos incondicionales son Felipe y Mafe, pero ella nunca fue una amiga que le gustara ser monopolizada, así que no puedo contar con ella todo el tiempo que quisiera. Y Felipe, no sé, es raro esto de llorar en el hombro de otro hombre, porque sí, a pesar de todo, sigo conservando machismo dentro de mí.
Miro la sala vacía y comprendo que así me siento yo: vacío, solo y un poco desamparado. Me he aferrado en tan poco tiempo a la chica de los ojos azules que me ahoga esta sensación. Me estoy sumergiendo tan profundo en este mar que ya no puedo nadar a la superficie y el aire ya me está faltando.
El dolor de la traición me pesa, no quiero ni subir las escaleras hasta mi cuarto. No sé si hay alguien en casa o no, y sinceramente hoy no me importa; estoy cansado de ser el que se preocupa por los demás, el que lo da todo y termina solo. Es mi puto cumpleaños y estoy solo, pensando en cómo reparar este dolor que siento en el pecho.
Me dejo caer sobre el sofá y cierro los ojos suspirando con cansancio y resignación. Quiero dormir y dejar de sentirme como una mierda por un momento; sé que cuando despierte será igual, pero al menos tendré unas horas en las que fingiré que no me estoy muriendo por dentro.
****
Me despierto con un mensaje de Felipe, justo la persona en la que estaba pensando hace un momento.
Bro: ¿Todo bien? Anoche estabas muy loco.
Yo: Tranqui, bro, todo bien ¿Qué tal tú?
Bro: Ya tú sabes, despertando hasta ahora con una resaca de muerte jajajaja.
Me río, viendo que son las tres de la tarde. Al parecer no fui el único en excederme anoche, así que me siento un poco más tranquilo por ese lado. Por el otro lado... no sé qué hacer con la información que tengo de los verdaderos sentimientos de Sebastián.
Yo: No me estoy sintiendo muy bien, bro...
Bro: ¿Nos vemos? En el local de mi tía, en una hora.
